La pandemia logró ganarle varias batallas al deporte. Juegos Olímpicos postergados, torneos que no tendrán campeón esta temporada, Mundial de Clubes de fútbol también aplazado, estadios y autódromos con tribunas vacías forman parte de la lista de derrotas.
Mirando el panorama con optimismo, especialmente para el deportista, hay algo que ningún virus podrá eliminar. Si al atleta le está faltando motivación para encarar la competencia a puertas cerradas, el escenario, campo, pista o cancha, puede transformarse en ese estímulo. Algo así es lo que pasará en febrero cuando Argentina vuelva a ser local en Buenos Aires Lawn Tennis para recibir a Kazajistán por la Billie Jean King Cup (ex Fed Cup). Las jugadoras que serán convocadas por Mercedes Paz podrán aferrarse al hecho de jugar en “La Catedral del tenis”, para reemplazar, al menos un poco, la probable ausencia del público.
Competir en los escenarios emblemáticos, especialmente en deportes individuales, será un buen estímulo en la “nueva normalidad”.
Diseños particulares y glamour en los cuadriláteros
Pasaron 30 años de aquella noche californiana en la que Pedro Décima peleó en el Forum de Inglewood, en Los Ángeles. El imponente edificio tiene un diseño que recuerda al Foro Romano, pero con la influencia de la modernidad desde que fue creado en 1965. “No sentía la diferencia”, afirmó Décima sobre ese escenario. Radicado en Buenos Aires, el nacido en Benjamín Aráoz (a casi 60 kilómetros de la capital tucumana), identifica que su sensación es, por lo menos, un tanto particular. “No sé muy bien por qué. Siempre estaba enfocado en la pelea, en sólo en subir al ring”, explicó Décima, que el 5 de noviembre de 1990 le quitó la corona al estadounidense Paul Banke, campeón supergallo del Consejo Mundial de Boxeo.
Vivió en Las Vegas un año y medio y se subió varias veces al ring del Caesars Palace, otro escenario emblemático del box. El pabellón del lujoso hotel tuvo su primera función de boxeo en 1976 con George Foreman y Ron Lyle. Décima confirma lo que se ve en las grandes pantallas. “Las Vegas es tal cual se muestra en las películas. Es todo muy lindo. En una de mis peleas estaba Sylvester Stallone y Chuck Norris”, comentó Décima.
Horacio Saldaño, la “Pantera Tucumana”, convocaba a miles cuando combatía en el Luna Park, otra de las catedrales del deporte argentino, que lo tenía de protagonista. Peleas como las que protagonizó ante Abel Cachazú y Eduardo “Tito” Yanni quedaron en la historia. Saldaño también combatió en el Palacio de los Deportes de México. El recinto tiene una particular estructura por la cual es apodado como “Domo de Cobre”. “La Pantera” tiene un recuerdo no muy grato de ese combate que perdió ante el cubano-mexicano, José Nápoles. “La caminata hasta llegar al ring fue larga y fui llorando. Sabía que no tenía posibilidades”, reconoció en una nota con LA GACETA. Durante los entrenamientos, Saldaño se lesionó el hombro derecho.
El tenis vuelve a “La Catedral”
“Jugar en Buenos Aires Lawn Tennis tiene lo suyo porque la historia del tenis argentino pasó por ese estadio”, comentó Mercedes Paz. La ex tenista tucumana, actual capitana del equipo, tiene tiempo todavía para pensar quiénes serán las jugadoras que enfrentarán a Kazajistán entre el 5 y el 7 de febrero. La serie será válida por los playoffs 2021 de la competencia por equipos.
“Es un sueño que la Billie Jean King (ex Fed Cup) se juegue en un marco tan lindo. Ojalá se dispute con público en las tribunas”, anheló Paz. Conocedora de todos los complejos en los que se juegan los cuatro Grand Slam del circuito, “Mecha” cree que, en mayor o menor medida, volver a jugar una serie luego de 17 años en “La Catedral del tenis argentino” influirá.
“Un jugador es una persona, ante todo. Competir en un ambiente lindo, seguro, con buenas canchas, siempre inspira. Pero depende de cada una; algunas les dan más trascendencia que otras”, explicó.
Variantes muy desafiantes
“La sensación previa es lo que te moviliza del Gálvez”, reconoció Lucas Mohamed. Incluso antes de los 20 premios de F-1 que se corrieron, el autódromo “Oscar y Juan Gálvez” ya movilizaba sentimientos porque Juan Manuel Fangio estuvo entre los pilotos que pusieron fuerza para que Buenos Aires y el país tuvieran un trazado de clase mundial. Es por eso que Mohamed, como otros comprovincianos, sienten que, aunque el dibujo del circuito no sea totalmente de su agrado, correr en “La Catedral del Automovilismo Argentino” o el “Coliseo Porteño” es especial. “Es la sensación de que vas a competir con los porteños al fondo de su casa. Realmente es fuerte. Transitar ese circuito te llena de orgullo”, afirmó el subcampeón del Turismo Nacional Clase 2 en 2014. Los 4.259 metros de extensión del autódromo brindan nueve opciones de circuitos, lo que lo hace atractivo para los corredores, pero desafiante. “Uno va tratando de tener más que los sentidos puestos y estar atento. Si se puede mirar cómo gira el resto, es lo ideal para que la cabeza se adapte más rápido”, comentó.
El hogar del golf en Escocia
“En mi circuito actual el campo más emblemático es Saint Andrews”, destacó César Monasterio. Rápido, aclaró: “pero el que es muy especial para mí es el Jockey de Tucumán”. Vale resaltar su sentimiento, porque es donde nació. Monasterio sabe que la historia de Saint Andrews supera a la de cualquier otro escenario tanto de su tour, el European Senior, como del PGA. “Es donde nació el golf. Cuando era aspirante y veía que se jugaban ahí los open británicos, pensaba si algún día iba a poder conocerlo. Cómo no me voy a sentir agradecido a este deporte y a la vida que me dio esa posibilidad”, afirmó el ganador del English Senior Open en 2014. “Fui a lugares muy lindos y bellos, de muchísima historia. No me siento influenciado por el lugar, lo que me marca es el torneo. Lo que me motiva para prepararme es el campo, la historia que tiene”, opinó.
El Old Course de Saint Andrews, ciudad escocesa bañada por el mar del Norte, empezó a ser utilizado para jugar al golf en el siglo XV. “Se lo conoce como el hogar del golf y ello se debe a que el golf, tal y como se juega hoy, evolucionó allí”, dice Laurie Rae, curador senior del Museo Británico del Golf. Jugar en el campo escocés, más allá de la posición en que termine el golfista, ya es un triunfo.