Hojeando el Diario: Clotilde Alfonso Doñate, una recordada maestra

Hojeando el Diario: Clotilde Alfonso Doñate, una recordada maestra

La educadora llevó adelante importante cambios pedagógicos en la Escuela Sarmiento.

RECUERDO. La Escuela Sarmiento y su patio fueron la zona de trabajo donde la maestra tucumana desarrolló su actividad. RECUERDO. La Escuela Sarmiento y su patio fueron la zona de trabajo donde la maestra tucumana desarrolló su actividad.

La llegada del mes de noviembre y en especial la segunda quincena atraía la atención de los tucumanos, allá por los años 1920, por la publicación de las fotos de los egresados de colegios, escuelas y en especial de los institutos de enseñanza docente de la provincia. Noviembre era el fin de clases y de los exámenes correspondientes. Nos enfocamos en 1923 donde se presentan las egresadas de la Escuela Normal de Profesoras y donde aparecen las que se recibieron como profesoras de Letras. En aquella oportunidad concluyeron sus estudios de letras seis “destacadas maestras de nuestros centros educacionales”. Ellas fueron: Angélica Bravo, Enriqueta Coffini, Elvira Gómez, María Teresa Bulacio, Blanca Elena Cimentti y Clotilde Alfonso Doñate. De estas profesionales las más destacada fue Alfonso Doñate quien es reconocida por buscar nuevos caminos y renovación en los métodos pedagógicos.

Los recuerdos sobre la señorita Clotilde la muestran como una persona proactiva, como se le dice ahora a alguien dispuesto a enfrentar los desafíos. “Destructora de las rutinas, dispuesta siempre a experimentar y autocriticarse”, según una crónica de nuestro diario. Esa actitud hizo que “la educadora tucumana poco a poco adquirió justificado prestigio en todos los centros del país donde sus conclusiones fueron ávidamente analizadas y reiteradas”. Como vemos tuvo el reconocimiento de sus pares. Sus alumnas de la Escuela Sarmiento también la recordaban con orgullo y mucho cariño y agregaban: “su casa estaba siempre abierta para atender consultas y pedidos, demostrando la autenticidad de un compromiso, vital y sin horarios, con la educación”.

EN 1923. La señorita Clotilde (primera parada izq) junto a sus compañeras y docentes, poco después de recibirse.  EN 1923. La señorita Clotilde (primera parada izq) junto a sus compañeras y docentes, poco después de recibirse.

Sobre el accionar de la profesora y sus colegas quizás las palabras que acompañaron la foto de presentación avalaron una carrera profesional -en su caso corta, ya que murió joven- al decir: “llegan a la terminación de sus estudios rodeadas de los sólidos prestigios por su condición de estudiosas, su clara inteligencia y su contracción al trabajo, después de vencer múltiples obstáculos”.

En la Sarmiento

Volviendo a la tarea de Clotilde, comenzó a trabajar en la Sarmiento y allí en 1932 le encargaron la tarea de llevar a adelante un ciclo basado en los trabajos de pedagogos que animaron a Europa unos 15 años antes, entre ellos estaban Ovidie Decroly y María Montessori. Esas líneas de trabajo que estaban fundadas en los resultados del análisis de la personalidad del niño para lograr su pleno desarrollo fueron claves para la educadora tucumana.

Todos los que la conocieron expresaron que era una persona abierta al debate enriquecedor y a incorporar toda idea que vaya en pos de la mejor educación de los niños.

EDUCADORA. Su tarea se reconoció incluso fuera de la provincia. EDUCADORA. Su tarea se reconoció incluso fuera de la provincia.

“Para Alfonso Doñate la tarea de educar se centraba en la curiosidad propia de la inteligencia y de la creatividad de los niños, alejándose de los encierros dogmáticos y de los métodos autoritarios y memorísticos que priorizaban la pasividad del niño y el silencioso orden de la clase. En su concepción pedagógica, el compromiso activo de los alumnos, la liberación de sus capacidades creativas, el trabajo empeñoso de cada uno era lo que permitiría aprender el funcionamiento del mundo y estimular la confianza en la propia capacidad de hacer para procurar su transformación”, describe Marta Barbieri en “La búsqueda de nuevos caminos educativos: experiencias escolanovistas de Tucumán en la década de 1930”.

En 1940

“Ha sorprendido dolorosamente a nuestra sociedad, la noticia de su fallecimiento ocurrido el día de ayer”. Así se iniciaba la crónica social sobre la muerte de la recordada educadora, ocurrida el 25 de abril de 1940. En ella se recordó el trabajo que venía realizado en la Sarmiento: “una experiencia pedagógica valiosa en el orden de educación primaria. Primero como maestra de grado, organizó seis grados de instrucción primaria en los que se aplican las modernas técnicas pedagógicas, luego como directora de la Escuela Activa que la Universidad había reconocido y valorado la trascendencia de la acción pedagógica”.

Continuaba la crónica: “la muerte la sorprende en un momento de plenitud de su vida y cuando su hermosa obra empezaba a madurar. Ha sido la suya una vida dedicada a la enseñanza, una vida íntegramente consagrada a una tarea: la tarea delicada y compleja que plantea la formación de la personalidad del niño”. La sorpresa fue grande ya que apenas tenía 39 años recién cumplidos, había nacido el tres de abril de 1901 en San Miguel de Tucumán.

La temprana desaparición de la profesora descolocó a muchos de sus compañeros y colegas. Durante sus exequias el profesor José Würshcmidt, en representación de la Universidad expresó palabras de reconocimiento hacia ella al decir: “por su inmejorables antecedentes y por la forma en que desempeñó su magisterio, ha sido el exponente de las finalidades y de los altos ideales, que inspiraron a los fundadores y organizadores de la Escuela Vocacional Sarmiento”, y agregó en referencia a sus condiciones intelectuales y morales: “fue la expresión auténtica del profesor-apóstol que pintara el doctor Juan B. Terán en ocasión solemne”.

Escuela vacía

La profesora María Elena Mena de Gómez habló en representación de sus compañeras y manifestó: “la escuela que tanto amasteis ha quedado vacía y entre sus vetustos muros se cierne un soplo de consternación y tragedia. Es que tu vida, tu muerte, ha tocado tan hondamente las almas, llegando a los más recónditos manantiales de la ternura y de la fe, que todos recogidos sin soberbia, empequeñecidos ante la muerte, venimos a despedirte con lo mejor de nuestros sentimientos, con las más sinceras lágrimas”. Y destacó su trabajo de más de 10 años en el establecimiento educativo universitario.

Las estudiantes que recibieron sus enseñanzas también expresaron su dolor. Susana Lozada Vallejo señaló: “su espíritu que nunca se doblegó ante ningún obstáculo será en los sucesivo el estandarte que nos sirva de emblema y ejemplo para no dejarnos desanimar por las barreras que surjan en nuestro camino”.

Por su parte, Ylda Sfer Romano tuvo recuerdos emocionados y cariñosos para la maestra a quienes sus alumnas “esperaban todos los días en la puerta de la escuela para darle los buenos días”.

Por último, María Esther Saleme expresó la gratitud hacia la educadora: “el templo sublime de su vida ha quedado marcado con fuego en nuestro corazón; su imagen de mujer fuerte nos guiará y nos mantendrá en el deseo ardiente de ser continuadores de su obra”.

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