Semillas fiscalizadas: garantía en favor del rinde y en contra de las enfermedades

Semillas fiscalizadas: garantía en favor del rinde y en contra de las enfermedades

En formato online, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres dictó un taller de capacitación de semillas de soja de alta calidad.

ALERTA. El poco uso de semilla fiscalizada tiene otras implicancias que no se valoran al momento de utilizar semilla ilegal o de desconocer el derecho de la propiedad intelectual; por ejemplo, la aparición de enfermedades y plagas. ALERTA. El poco uso de semilla fiscalizada tiene otras implicancias que no se valoran al momento de utilizar semilla ilegal o de desconocer el derecho de la propiedad intelectual; por ejemplo, la aparición de enfermedades y plagas. TÉLAM.
06 Noviembre 2020

Cualquier semilla es un insumo fundamental para lograr gran parte del éxito de una producción agropecuaria. En este sentido desde la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) trabaja en el mejoramiento y en el desarrollo de variedades de semilla de diverso tipo, para cubrir las necesidades del sector productivo. Así lo indicó Daniel Ploper, director Técnico de la Eeaoc al suplemento Rural de LA GACETA, al finalizar el taller de capacitación de semillas de soja de alta calidad, que se realizó la semana pasada vía online por el canal de YouTube de la Eeaoc y de Brucke Agro.

Ploper precisó que la semilla es un grano que en diversas formas producen las plantas y que al caer o al ser sembrado produce nuevas plantas de esa especie, o es un fragmento de vegetal provisto de yemas, como tubérculos, bulbos, etcétera.

“A simple vista la semilla parece una parte de un vegetal que servirá para reproducir a la especie. Pero no se dimensiona todo el trabajo que se realiza para lograr una buena semilla”, indicó Ploper. Añadió que la semilla sexual contiene el embrión que se transformará en la planta, por lo que una partida de semillas equivale a un cultivo en miniatura. “De esto se desprende la importancia de la semilla como punto de partida de un cultivo exitoso”, dijo.

Hay que destacar que no todas las semillas de una especie originarán plantas y, por tanto, cultivos, con individuos de las mismas características. “Para lograr esto se requiere de la tarea llevada a cabo por el hombre para mejorar las producciones de los cultivos. Originalmente se hacía en forma muy empírica; en la actualidad, con un sólido basamento científico que ha tornado mucho más eficiente y efectivo el mejoramiento varietal”, señaló.

Precisó que mediante el mejoramiento genético se logró obtener variedades con plantas más productivas, más sanas, con mejores características agronómicas, con productos de mejor calidad, entre otros importantes avances. “Un mejoramiento varietal requiere de mucho trabajo, tiempo y esfuerzo intelectual y económico. Necesita de recursos humanos especializados en todos los niveles; de equipos de trabajo interdisciplinarios (genética, mejoramiento, biotecnología, fitopatología, zoología, semillas); de infraestructura (campos de cría y campos para ensayos, galpones, maquinaria, vehículos, laboratorios, instrumental, invernaderos); de germoplasma (colecciones de variedades y líneas que aporten diversidad genética); de programas de capacitación (conectividad con centros especializados); de capacidad de multiplicación de semilla básica y de capacidades biotecnológicas”, enumeró.

Destacó que una semilla constituye la síntesis de una tarea progresiva en el tiempo, que condensa el esfuerzo de muchas personas, instituciones y empresas. “No sólo de aquellos abocados a obtener variedades mejoradas, sino también de aquellos que multiplican y tratan la semilla para que el productor tenga disponible una semilla con identidad y sanidad garantizada; o sea, fiscalizada”, explicó.

En la Argentina, las tareas de mejoramiento genético las realizan el sector privado y el sector público: grandes, medianas y pequeñas empresas, e instituciones estataless de distinta escala. “El gran desafío es cómo sostener todo este esfuerzo cuando estamos hablando de especies autógamas, en las cuales los programas de mejoramiento varietal no reciben el reconocimiento a su tarea, ya que por las características de esta especies, los productores tienen la opción de usar su propia semilla e incluso lucrar con su venta, lo que perjudicó a los obtentores y empresas semilleras que se fundieron y cerraron sus puertas”, dijo Ploper.

Resulta importante destacar que el poco uso de semilla fiscalizada tiene otras implicancias que no se valoran al momento de utilizar semilla ilegal o de desconocer el derecho de la propiedad intelectual, tomando el ejemplo de la aparición de enfermedades y plagas.

“Hace unos años la Argentina sufrió las consecuencias de una epifitia de mancha ojo de rana de la soja, una enfermedad que había sido importante en años anteriores en el norte del país, pero no así en la región pampeana.  El uso de semilla propia y de la denominada semilla ilegal contribuyeron a una efectiva dispersión de la mancha ojo de rana y de otras enfermedades hacia zonas de la región centro del país.  Esta práctica tan generalizada fue determinante para que la mancha ojo de rana en pocos años alcanzara la dispersión exhibida en la campaña 2009/10, cuando se estima que provocó pérdidas de rendimiento a nivel país de un 10%”, graficó Ploper. Y trascartón insistió: “la semilla fue el principal vehículo de dispersión del patógeno, de lo que surge la conveniencia de usar semilla que responda a parámetros de calidad genética y sanitaria”.

Debido a ello resulta fundamental que se tenga en cuenta la necesidad de proteger las creaciones fitogenéticas para que el sector productivo disponga de semillas de última generación, con tecnología que le permita producir como los países más avanzados del mundo.

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