Omar Rubino: un pendiente que no quita todo lo que logró

Omar Rubino: un pendiente que no quita todo lo que logró

Además de ganar, siempre quiso igualar a José Alberto Vallejo, el mejor atleta tucumano.

MEDIA VIDA. Desde la adolescencia hasta los 36 años, Rubino dedicó gran parte de su tiempo al deporte de alto rendimiento. MEDIA VIDA. Desde la adolescencia hasta los 36 años, Rubino dedicó gran parte de su tiempo al deporte de alto rendimiento.

Le cuesta dar con el sentimiento exacto de porqué terminó lanzando el martillo. “Sentí algo muy diferente a cuando lanzaba bala o disco”, explicó Omar Rubino. Durante aquellas vacaciones familiares que pasó en Mar del Plata descubrió que en el atletismo, para él, podía haber más placer. Las sensaciones que encontró en la ciudad de la costa eran más gratas aún que en los otros lanzamientos en los que se destacaba. Antes de ese día, en el que por primera vez había tocado un martillo, Rubino ya había sido campeón tucumano y del Noroeste de bala y disco en Infantiles. Pero ya la balanza estaba inclinada hacia otro lado.

Hoy con 51 años hace el análisis y es más preciso en el motivo. “Los cuatro lanzamientos del atletismo, son explosivos. Son disciplinas que duran milésimas de segundos para desprender el elemento del cuerpo y hacerlo llegar lo más lejos posible. La explosividad era mi característica”, reconoció Rubino. “En levantamiento olímpico tenía buenas perfomances y era el complemento ideal para martillo. Todo eso me dio la posibilidad de que mis marcas en martillo, se destacaran por sobre el disco y la bala”, fundamentó el profesor de Educación Física.

“Era medio obsesivo de la actividad física y salía a correr. Me fui hasta el estadio de Mar del Plata y ahí estaba lanzando Gustavo Heger que era campeón Argentino y lo conozco al profesor Fernando Rodríguez Facal”, recordó Rubino. Ellos lo convencieron de lo que hizo a su regreso a la provincia.

Rubino entrenaba con José Chaile en el Centro de Educación Física Nº18 (CEF 18). Chaile fue su iniciador en el atletismo, incentivado por su padre, Guillermo César Rubino también atleta y por varios años presidente de la Federación Tucumana. Chaile escuchó con atención el deseo del joven y fue muy sincero. “Me dijo que no era una disciplina que él dominara mucho, así que me presentó a Ramón Delgado y seguí con José, en bala y en disco”, explicó Rubino. Fue con esa decisión que Omar empezó a marcarse un camino muy exigente porque él lo quiso así. “La marca de José me llevó a mejorar. Si no hubiera existido, no hubiese llegado a lo que llegué”, reconoció.

Cuando Rubino tomó la decisión de especializarse en lanzamiento de martillo, ingresó al terreno del atleta tucumano que, hasta el momento, nadie pudo superar: José Alberto Vallejo. El “Gordo” fue olímpico en Munich 1972 (en México 1968 viajó como invitado), representó al país cuatro veces en los Juegos Panamericanos y fue igual cantidad de veces campeón Sudamericano de la especialidad.

“Es imposible para los que hacemos alguna disciplina del atletismo, no preguntarse quién tiene la mejor marca de esa modalidad que uno hace porque eso lo incentiva. Esa referencia me dio la posibilidad de seguir compitiendo y entrenando hasta tan alta edad”, remarcó. La inspiración que le generó querer superar al máximo referente del atletismo tucumano impulsó cada lanzamiento de martillo que hizo hasta los 36 años. “Quedé a 60 centímetros de su marca. Él llegó a 66,04 y yo a 65,44. Una parte de las ganas de competir, era igualarlo a él, pero una hace el camino para llegar a la mejor marca personal. Si esa marca puede hacer acceder a otro nivel, bienvenido sea. Me quedó como pendiente, pero no quita todo lo que logré”, sostuvo el integrante del Servicio de Prevención y Asistencia de las Adicciones del Hospital Avellaneda.

“Es complicado elegir un solo momento de mí carrera. Quizás el último año de Juveniles, a los 19, en el Sudamericano que salgo subcampeón. Será por la juventud o porque hice mi mejor marca personal y el récord tucumano Juvenil”, contó, pero en el ranking de emociones son otros los aspectos que pone a la cabeza. “Lo mejor fue conocer a mucha gente fuera del país. El atletismo me llevó a elegir ser profesor de Educación Física. Haber podido competir internacionalmente. Son los mejores recuerdos”, enumeró Rubino que compitió en Chile, Uruguay, España, Brasil y Estados Unidos, en la mayoría de los torneos representando al club Ferrocarril Oeste de Buenos Aires.

Cifras

65,44 metros

En lanzamiento de martillo fue lo más lejos que llegó. Fue en 1996.

44,88 metros

Fue lo más lejano que lanzó el disco.

14.53 metros

Fue su mejor marca en lanzamiento de bala.

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