
REALIDAD VIRTUAL. Visitantes de la primera muestra escanean con el celular códigos QR para “crear” las urnas.

Parte del inmenso patrimonio cultural de nuestra centenaria UNT está guardado en el IAM. En realidad, se llama Instituto de Arqueología y Museo de la Facultad de Ciencias Naturales... pero es un poco largo y muy formal. Y esta historia es todo lo contrario, así que usaremos el “nombre corto”. Es la historia de un equipo de gente que cuida y estudia ese patrimonio -que empezó a construirse incluso antes de que la UNT naciera, de la mano, entre otros, de Miguel Lillo-, y que no se resignó a que Tucumán no lo conozca. Así que en 2019 armó una gran movida.
“Una ‘muestra inquieta’, que nos permitiera de alguna manera sacar los objetos de los estantes (donde deben estar, por razones de conservación) y los llevara a los espacios cotidianos”, cuenta la arqueóloga Lorena Cohen, entre otras cosas, docente e investigadora de la UNT en la Facultad de Ciencias Naturales, que está a cargo de las colecciones. “Así fue como, antes de que llegara la pandemia, habíamos logrado una exposición virtual y con herramientas de realidad aumentada, que nos permitía llegar con ese valioso legado a todos los rincones, sobre la base de modelos tridimensionales”, agrega. Y a la pandemia le encontraron la vuelta y la transformaron en oportunidad.
El proyecto
Lo primero fue decidir qué de todo iban a mostrar: el IAM tiene 8.000 piezas arqueológicas y etnológicas en custodia.
“Elegimos acotar la muestra a la cultura Santa María, porque su iconografía es la que mejor identifica la gente en el NOA. En realidad, en todas partes del país la reconocen: el suri, las serpientes bicéfalas, los sapos... -explica Lorena-. Son rasgos identitarios para todos nosotros; las usan mucho los artistas y los artesanos”.
Decidido el qué, hubo que plantear el cómo y encontrar un camino para poder lucir las piezas sin arriesgarlas, porque ya están sufriendo: “la humedad está provocando que se descascaren las pinturas, por las sales que contienen; pero además las estructuras de la cerámica se están debilitando”, cuenta la especialista y agrega: “no queremos arriesgar la colección porque es un bien púbico y de consulta permanente por parte de investigadores”. ¿Cómo poner el patrimonio a disposición de la comunidad?
Con todas estas consideraciones nació el proyecto, que además de interdisciplinario es interinstitucional: Lorena es también técnica de investigación del Conicet, con sede en el Instituto Superior de Estudios Sociales, que así aporta recursos humanos. El equipo lo integran además Carlos Angiorama, Mónica Burgos, Roy Casañas, Javier Díaz, Silena Mamondes, Soledad Marcos, Leyla Nasul, Valeria Olmos, Agustina Ponce y Julieta Zapatiel.
La gran idea
Lo que se habían planteado era todo un desafío, porque casi no cuentan con presupuesto. “La UNT se porta lo mejor que puede, pero no hay asignadas partidas para el instituto”, lamenta Cohen, pero se recompone rápido.
La idea los tenía muy entusiasmados, de modo que se presentaron a la beca de creación Grupal 2018/2019 del Fondo Nacional de las Artes, y la ganaron. Con esa beca pudieron comprar el equipo que les permitió armar toda la fotogrametría digital para construir, a partir de ella, modelos virtuales de las piezas en 3D. “Esto, además de permitirnos avanzar con el proyecto, les da acceso remoto a las piezas a investigadores e interesados de todo el planeta”, señala.
Y lo lograron: el 6 de noviembre, cuando la covid-19 todavía no había producido el primer caso en China, los jardines y las galerías del IAM, en San Martín 1.545, se llenaron de gente que, celulares en mano, disfrutaban de la vitrina virtual y -escaneando códigos QR- de las urnas reproducidas por realidad aumentada de la muestra “Santamariana. Legado Cultural de 1.000 años atrás”.
JUEGO VIRTUAL. Máscaras “aborígenes” creadas en Instagram.
La propuesta incluía exhibiciones en cualquier sitio que se mostrara interesados en la temática, pues su formato posibilita un montaje sencillo y requiere mínima infraestructura... Y, de paso, un audiovisual que da cuenta de lo importante que es el legado santamariano en la actualidad, por medio de entrevistas a ceramistas, muralistas, docentes de escuelas y copleras del Valle de Yocavil (sur del Valle Calchaquí), a las que se suma la mirada de la arqueología.
“Pudimos repetirla en el mismo patio del IAM la primera semana de diciembre en las jornadas de la Facultad de Ciencias Naturales, con otra gente -recuerda-. Y luego, el Thaaui (Centro de Interpretación Arqueológica de Tafí Viejo, que depende de la Municipalidad), nos pidió códigos QR y paneles, que les mandamos virtualmente; ellos los tienen instalados allí y se pudieron visitar hasta marzo...”.
“Fue nuestra primera experiencia de compartir el conocimiento generado (después hubo otra en Tafí del Valle); cedemos todo con un solo requisito: que no haya fines de lucro”, aclara y agrega: “esa posibilidad sigue estando disponible, pero en la actualidad nadie va a montar una muestra presencial”. Es que llegó el coronavirus...
Capacidad de adaptación
La covid-19 puso el mundo patas para arriba y nos exigió empezar a construir una “nueva normalidad”. Escuelas, centros comunitarios, instituciones culturales cerraron las puertas, pero el equipo “Santamariana” no pensó en rendirse: la muestra, que ya circulaba por los caminos de la virtualidad, se subió completa a la web (http://institutoarqueologiaymuseo.org/santamariana-legado-cultural-de-1000-anos-atras) y además creció.
“En el sito dejamos, a disposición de todos, los códigos para realidad aumentada; los modelos tridimensionales en vitrinas virtuales, los paneles (que antes estaban impresos), el audiovisual y sumamos juegos y la posibilidad de crear máscaras inspiradas en motivos santamarianos utilizando los filtros faciales de Instagram”, describe.
Y eso no es todo: se capacitaron como guías y realizan con escuelas recorridos virtuales de la muestra de la mano del GoogleMeet. La primera fue el sábado 8 de agosto: el equipo del IAM “recibió” y acompañó a los chicos de los dos turnos del primer ciclo de la Escuela Municipal Petrona de Adami, de Yerba Buena. Así fue como la Pachamama tuvo (aunque fuera una semana “tarde”) una gran celebración virtual.
Las redes están siendo claves
Los horizontes del proyecto del grupo que encabeza Lorena Cohen se ampliaron por Facebook. “Armamos el ciclo ‘Legados’, que se desprende del título de la muestra; son entrevistas en vivo a personas relacionadas con los legados ancestrales, planteadas desde múltiples miradas: de la cocina y el arte, a la música a la arqueología”, cuenta la experta a cargo de las colecciones del Instituto de Arqueología y Museo (IAM) de la UNT.
“Fueron 10 encuentros transmitidos desde el sitio de Facebook del IAM. Al final de cada uno, al invitado le mostrábamos una pieza y, desde su saber, compartía con todos su percepción. Así, a la mirada científica se sumaron muchas otras”, agrega. Los encuentros quedaron guardados, y se puede acceder a este ciclo a través de https://www.facebook.com/ColeccionIAM, en la pestaña videos.







