Este verano los sistemas de aire acondicionado central no van a funcionar en la Costa Atlántica. Están prohibidos por el gobernador de Buenos Aires porque son considerados vías de propagación del coronavirus. En restaurantes y hoteles sólo se permitirá la ventilación natural o el ventilador. ¿Qué haríamos en Tucumán, con más de 40 grados a la sombra, aún en primavera, si se aprobara un protocolo así?
“El aire acondicionado es un factor de riesgo en la transmisión de virus respiratorios, pues recircula los núcleos infecciosos de Whells, que son aerosoles compuestos por microgotitas o gotículas de secreciones respiratorias humanas menores a 10 micrones, que pueden contener virus viables”, explica licenciado en Química y doctor en Ciencias Juan Carlos Luján, investigador de la Facultad Regional Tucumán de la UTN.
Los aires acondicionados reciclan el aire en un ambiente cerrado. “Las personas exhalan de manera permanente aerosoles que son muy pequeños y vienen de la parte más profunda del sistema respiratorio, de las cuerdas vocales y de la boca; cuanto más cerca de la boca están más grandes son”, dice el médico cardiólogo Martín Lombardero, de la Sociedad Argentina de Cardiología, en un despacho de Télam. “Si son aerosoles de menos de 100 micras (milésima parte de un milímetro) pueden quedar suspendidos en el aire, cuanto menor tamaño tienen más tiempo quedan suspendidos; si son grandes, las macrogotas, pueden llegar hasta dos metros y luego caen”, señala.
Los aires acondicionados no inhiben los virus ni las bacterias sino que los expulsan a mayor distancia. Esto significa que en una oficina grande, donde se realizan gestiones de servicio, en un súper o un salón de ventas, por más que se cumpla con el protocolo del distanciamiento social el riesgo de contagiarse seguiría siendo alto si no hay suficiente ventilación. De ahí lo imprescindible del barbijo.
“El único aire acondicionado seguro es el que usa filtros absolutos HEPA cuyo poro es menor de 0,45 micrones o de 0,2 micrones. Esa tecnología la usan los quirófanos de hospitales muy avanzados y los aviones”, informa Luján. Para este especialista “es muy importante que el aire de las oficinas se renueve con aire exterior con una tasa mínima de una renovación por hora (lo ideal serían tres). Así se podrían usar aires acondicionados siempre sanitizando los filtros diariamente con alcohol 70° (ver “Cómo limpiar el AA” por aparte). De esa manera se lograría bajar en un 80% los riesgos de transmisión”, asegura.
La ventilación de los salones, según Luján, debe ser meticulosa: se debe hacer con una extracción forzada de aire exterior, estratégicamente ubicada. Hasta que se adecuen las estructuras propone colocar un turbo o un ventilador de pie frente a una ventana soplando hacia afuera y buscando otra abertura lo más lejana posible por donde ingrese aire exterior.
Pero todas las medidas serán ineficaces si no se adoptan conductas estrictas de bioseguridad personales, remarca Luján. Se refiere al uso barbijos, anteojos, hablar lo menos posible, lavado de manos, distanciamiento y a no salir a la calle si se tienen síntomas sospechosos de covid-19.
Luján ha trabajado con partículas en 1991 en el hospital Padilla donde logró reducir en un 92% el índice de infecciones respiratorias postquirúrgicas.
Hay que protocolizar
Encendida la alerta sobre los aires acondicionados en lugares públicos, el ingeniero Oscar Julio Graieb, director de la Carrera Higiene y Seguridad en el Trabajo de la UTN, recomienda protocolizar el uso de los AA. “El peligro está presente y el riesgo puede variar según las circunstancias y condiciones”, advierte.
Según el experto lo ideal sería usar los sistemas de control de bacterias y virus como los que se instalan en los quirófanos. De lo contrario sugiere realizar una evaluación de riesgos en toda instalación de AA con protocolo acordado. “El control se realiza combinando tecnología con comportamiento humano y auditoría”, indica. Los protocolos deben ser acordados entre higienistas, médicos, ingenieros ambientales y de Higiene y Seguridad y especialistas en monitoreo ambiental.
Ahora que se liberó el transporte de pasajeros de larga distancia ¿cómo serán los protocolos en los colectivos de ruta? ¿Viajaremos con las ventanillas abiertas?
Cómo limpiar el AA
- En pandemia, al finalizar cada jornada se deben limpiar los AA con mucho cuidado, en cuatro pasos:
- Extracción de los filtros.
- Limpieza de la rejilla intercambiadora de calor.
- Inmersión en agua clorada con 100 ppm de cloro durante 15 minutos.
- Secar y rociar con alcohol 70° fluido y recolocar.