Los goles valen millones para la TV

Los goles valen millones para la TV

Enarbolo la pipa sobre el labio/ vuelvo a decir que sí de mala gana/ me angustio, resoplo, dramatizo/ a veces nombro a Sartre, a Dios, a Sanfilippo”. Lo escribió Horacio Salas, poeta, historiador, fanático de San Lorenzo, fallecido el mismo viernes que el club de Boedo despidió también a uno de sus más grandes goleadores, Rodolfo “Lobo Fischer”.

La mención a Fischer, muerto a los 76 años, fue un justo recuerdo en el sorteo que marcó el viernes el retorno oficial del fútbol argentino, uno de los últimos en volver en tiempos de pandemia. Hay fecha (30 de octubre), pero televisación incierta, tras la decisión de la AFA de romper unilateralmente el contrato con Fox, una de los dos socios del negocio (el otro es TNT, que sigue firme y hasta agrandaría la relación).

Fue inevitable la mención de Fischer porque uno de los que abrió el sorteo fue justamente Marcelo Tinelli, como presidente de la Liga Profesional, pero también de San Lorenzo. El “Lobo” es tercer goleador histórico del club (141 tantos), solo superado por José Francisco Sanfilippo, el ídolo del poeta Salas (205) y Rinaldo Martino (142). “El gol -decía Fischer- es mi obsesión, más que jugar bien o mal”.

Algunas marcas goleadoras de los viejos tiempos son fáciles de superar hoy con tantas nuevas competencias. En Brasil, por ejemplo, Neymar (por lejos el mejor jugador de la reciente doble fecha eliminatoria) llegó esta última semana a los 64 goles. Superó a Ronaldo (62) y está cada vez más cerca del record de Pelé (77). Lo que esos números no dicen es que 42 de los 64 goles de Neymar fueron en amistosos. Y que Pelé ganó tres Mundiales con Brasil. En Argentina, Lionel Messi lidera con 71 goles. Diego Maradona aparece recién quinto con 34. El gol, claro, cotiza, pero el fútbol no es solo goles.

A Fischer se lo recuerda desde siempre porque sus goles ayudaron además a “Los Matadores”, como se llamó al San Lorenzo campeón invicto del Metropolitano de 1968. Pero también, si bien su fuerte era la potencia, Fischer patentó “la bicicleta”, jugada mítica, que Cristiano Ronaldo hace como nadie. No fue solo fuerza lo que permitió a Fischer ganar duelos individuales a cracks como Roberto Perfumo o Julio Meléndez y ser luego figura histórica del brasileño Botafogo, héroe de un 6-0 inolvidable contra Palmeiras.

Pero, es cierto, lo más importante del “Lobo” Fischer fueron los goles. Anotó inclusive con la Selección argentina (12 en 35 partidos). Los goles enamoran hasta a los poetas, como le sucedió a Salas con su amado Sanfilippo. Pero enamoran más a la TV, que suele pagarlos con millones. Lo sabe hoy el fútbol argentino, que, pese al parate más largo del mundo, al tiempo de sobra que tuvo para planificar mejor, anunció un torneo que a los pocos minutos explotó en diferencias entre sus dos clubes más poderosos y el resto. ¿Hasta dónde llegará la puja de los hoy unidos River y Boca (y otros que eventualmente se sumen) contra la decisión de la AFA de “Chiqui” Tapia de romper contrato de TV alegando “grave incumplimiento” porque Fox, según dice, no avisó con tiempo legal su fusión polémica con ESPN (ya rechazada por un dictamen gubernamental)?

En tiempos del “Lobo” Fischer, a los clubes les interesaba poco y nada la TV. Había inclusive dirigentes que sostenían que los partidos no debían televisarse porque la TV podía restar público a los estadios. Ya no es así. Los goles en la TV globalizada hoy cotizan en oro. Y los clubes grandes saben que sus goles pesan más que los del resto. Hasta cuánto más llega esa diferencia es el debate que se viene.

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