Rareza peronista: sin un único líder y con conducción compartida

Rareza peronista: sin un único líder y con conducción compartida

La vocación de poder hizo que diferentes expresiones del peronismo postergaran sus diferencias y se aliaran para ganar en 2019; el desafío es continuar unidos.

Hace 75 años, el 17 de octubre de 1945, el pueblo trabajador consagró un líder nacional en la plaza de Mayo y con ese líder en el país nació el peronismo. Admirador de Licurgo -a quien consideraba el primer justicialista-, Juan Domingo Perón fue por sobre todo el hábil conductor de una gran colectividad social, que llamó movimiento. Decía que la conducción es un arte de ejecución simple, donde acierta el que gana y desacierta el que pierde. Desde que murió, el peronismo no halló un líder que lo reemplace, sólo aparecieron jefes partidarios o sectoriales que representaban una expresión interna dentro del justicialismo, como Menem o Kirchner; y hoy Cristina Fernández, Alberto Fernández y Sergio Massa, vaya por caso.

A 75 años de aquella expresión multitudinaria de un pueblo que defendía una idea, el peronismo permanece en la búsqueda de un único conductor -por concepción verticalista- y sólo ofrece referentes que se contrapesan, líderes de pequeños espacios, tanto en el ámbito nacional como en el provincial. El año pasado, los principales dirigentes de un peronismo fragmentado, en pugna entre sí, resolvieron unirse para disputarle el poder a Mauricio Macri, y con una suerte de concepción movimientista, integradora y postergando rencores, lo lograron aún con sus desconfianzas a cuestas. Porque ganaron acertaron, diría el General. ¿Quién conduce hoy?, ¿quién conducirá mañana? Al peronismo, nadie, al PJ alguien tal vez. Otras vertientes tienen sus jefes. Cristina tiene a La Cámpora y a sus simpatizantes, Massa cabalga con su Frente Renovador por la ancha avenida del medio, y los gobernadores, el sindicalismo cegetista y sectores de la derecha buscan su jefe: apuestan a Alberto para tener su propio referente. Le ofrecieron la conducción del PJ para darle poder y charreteras y un lugar para terciar frente a Cristina y Massa.

Tres vertientes, tres espacios internos, tres cabezas. Hoy volverán a ratificar la unidad electoral para convertir este 17 de octubre en el primer hito político de cara al 2021, para mostrar que pese a todo siguen juntos, soportándose entre ellos. Sin ocupar la calle, sin la masividad de otrora y sin un líder a quien vitorear. En Tucumán la historia de la búsqueda de ese conductor también lleva años, desde Don Fernando Riera, el último peronista doctrinario por conducta, pasando por Julio Miranda y José Alperovich, quien le debe al justicialismo haber llegado al PE. Hoy hay dos referentes que conducen en tándem luego de que se liberaran del ex gobernador: Juan Manzur y Osvaldo Jaldo. Pueden seguir así y mantener la relación aún más allá del 2023, prolongando una rareza de la conducción peronista: la característica bicéfala, el compartir el poder. O bien distanciarse y que la lucha interna siga el curso natural y que uno emerja como conductor del peronismo pejotista tucumano. Hoy por hoy, al Gobierno sólo la unidad de los diferentes espacios peronistas le puede permitir soñar con un nuevo triunfo. Todo un reto.

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