Premio de Medicina: los cazadores del virus de la hepatitis C se llevan el Nobel

Premio de Medicina: los cazadores del virus de la hepatitis C se llevan el Nobel

El Instituto Karolinska premió a Alter, Houghton y Rice por hacer posible la curación de millones de enfermos. La hepatitis C ya se trata en Argentina.

COMPARTIDO. Los tres investigadores premiados con el Nobel de Medicina de este año, en la imagen difundida durante el anuncio del premio. COMPARTIDO. Los tres investigadores premiados con el Nobel de Medicina de este año, en la imagen difundida durante el anuncio del premio.

Los estadounidenses Harvey J. Alter y Charles M. Rice y el británico Michael Houghton ganaron ayer el premio Nobel de Medicina de 2020 por sus sucesivas contribuciones a la identificación del virus de la hepatitis C. A la hora de anunciar quiénes son los nuevos galardonados, el Instituto Karolinska de Estocolmo destacó que los trabajos de estos tres científicos han hecho “posible el desarrollo de análisis de sangre y de medicamentos que han salvado millones de vidas”.

Ocurre que los trabajos de Alter, Rice y Houghton han sido decisivos en la lucha contra la hepatitis transmitida por sangre. El jefe del Servicio de Hepatología del Centro de Salud, Carlos Garrocho, le explicó a LA GACETA que la importancia del descubrimiento del virus de la hepatitis C se debe a que ha permitido la detección temprana de la enfermedad y, por lo tanto, evitado el desarrollo de millones de casos de cirrosis y cáncer de hígado. “Es algo fantástico -consideró-: estamos hablando de una enfermedad que era la principal causa de transplante hepático. Pero hoy, si la detectamos a tiempo, logramos la curación en ocho a 12 semanas y con pastillas que tienen efectos colaterales mínimos”.

En realidad, la historia se remonta a la década del 70, cuando Baruch Blumberg recibió el Nobel por el descubrimiento del virus de la hepatitis B. Mientras tanto, en los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, Alter (Nueva York, 1935) hallaba un gran número de casos de hepatitis por transfusión de sangre que no se debía al virus de Blumberg. En estudios posteriores demostró que la sangre de esos pacientes podía transmitir la patología a los chimpancés y que el agente infeccioso tenía las características de un virus. Así estableció la existencia de la enfermedad, a la que definió como hepatitis no A, no B.

Identificación del virus

A partir de entonces resultaba prioritario descubrir qué virus está detrás de esta forma de hepatitis, pero pasaría más de una década hasta que Houghton (Londres, 1949), que trabajaba para la farmacéutica Chiron, consiguiera aislar su secuencia genética a partir de ácidos nucleicos encontrados en la sangre de un chimpancé infectado. Poco después otros trabajos mostraron que se trataba de un agente infeccioso de la familia Flavivirus y que los pacientes crónicos de hepatitis no A, no B tenían anticuerpos para combatirlo. Fue recien entonces cuando recibió el nombre de virus de la hepatitis C.

Sin embargo, todavía faltaba la pieza central del rompecabezas, porque médicos y científicos desconocían si este virus causa por sí solo la hepatitis. Por eso Rice (Sacramento, 1952) investigaba en la Universidad Washington de Saint Louis si el virus es capaz de autoreplicarse. Lo primero que encontró fue que al final del genoma hay una región previamente no caracterizada por Houghton. Como sospechaba que esa zona era la responsable de la replicación, utilizó ingeniería genética para evitar variaciones inactivadoras e inyectó el virus modificado en el hígado de un chimpancé. Después lo detectó en sangre y encontró cambios patológicos similares a los observados en humanos con hepatitis crónica.

Fueron las pruebas finales de que el virus de la hepatitis C causa por sí solo los casos hasta entonces inexplicables de hepatitis mediada por transfusiones.

Impacto en Argentina

Si bien Houghton logró aislar la secuencia genética del virus en 1989, en Argentina su detección recién fue posible a partir del 92. Garrocho observa que el pronóstico de los pacientes con hepatitis C comenzó a mejorar desde entonces, aunque lo hizo sobre todo a partir de 2013, cuando llegaron al país los fármacos para combatirla. “De las tres enfermedades infecciosas más importantes, solo la hepatitis C tiene cura; las otras dos, el sida y la hepatitis B, se agudizan cuando se suspende el tratamiento. Así se ve, en comparación, la importancia de este descubrimiento”.

Pero en Tucumán aún hay muchos casos avanzados de hepatitis C. Garrocho lo reconoce y advierte que como la enfermedad avanza con lentitud una vez que se contrae (el paciente puede tardar entre 10 a 30 años en desarrollar cirrosis o cáncer de hígado), la prevención requiere que el sistema de salud busque a los infectados que aún son asintomáticos.

Próximas entregas: los laureados recibirán el premio, dotado de cerca de un millón de euros, en su casa

Aunque los Nobel serán anunciados esta semana, la ceremonia presencial de entrega de premios, prevista para el 10 de diciembre en Estocolmo, fue anulada debido a la pandemia de coronavirus. Los laureados, que comparten cerca de un millón de euros, recibirán sus galardones en sus países de residencia.

Hoy se concederá el Nobel de Física; mañana, el de Química y el jueves, el de Literatura. En tanto, el Nobel de la Paz será otorgado el viernes en Oslo, y el premio de Economía, creado en 1968, cerrará la entrega el lunes venidero.

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