Homenajes a Mercedes Sosa, a 11 años de su partida

Homenajes a Mercedes Sosa, a 11 años de su partida

Maby, Coqui, Claudio y Adrián Sosa evocan a su tía, con análisis de su importancia como referente social y artístico y anécdotas familiares

La ausencia física de Mercedes Sosa se siente desde hace 11 años, aunque su canto siga sonando tan fuerte como siempre. En un nuevo aniversario de su fallecimiento, se multiplican los tributos virtuales en todo el país.

Como cantora popular que reivindicaba ser, los homenajes a la Negra no están reservados a los artistas, sino que las convocatorias se abrieron a todos los que quieren recordarla con música, y en toda América Latina (desde Perú, por ejemplo, se difundirá la Primera Antología Pictórica y Literaria Homenaje a Mercedes Sosa). En Tucumán, dos propuestas sobresalen en este universo de las evocaciones: la Municipalidad de San Miguel de Tucumán invitó a que los vecinos le envíen videos con interpretaciones de temas emblemáticos del repertorio de la folclorista, que hoy difundirá por sus redes sociales en “Tucumán le canta a Mercedes Sosa”; y sus sobrinos Coqui y Claudio Sosa organizaron la jornada interactiva de arte y cultura “Cantora del pueblo”, para la cual se recibieron poemas, dibujos y esculturas, aparte de canciones y danzas disponibles en su página de Facebook Los Ñaños (Hermanos).

“A la Tía hay no solo hay que escucharla sino estudiarla y entenderla -asevera Coqui-; no se termina de conocer su verdadero aporte a la música popular: es tan completa, tan amplia, tan versátil que quizas cueste definir por dónde empezar. Tenía una voz única, irrepetible, un registro y una forma de matizarla y de manejarla técnicamente poniéndola al servicio de la interpretación de cada canción y en la que cada recurso, cada respiración tenía un por qué. Y nos enseñó que cada canción tenía un mensaje, una necesidad de ‘decirnos algo’; la desgranaba, la descifraba, la hacía carne en ella. Era una voz que cantaba pensamientos y convicciones”.

El cantante heredó el amor por el folclore, al igual que su hermano y que Adrián Sosa, mientras que otra sobrina de la Negra, Maby Sosa, es periodista cultural. Todos le brindan a LA GACETA sus reflexiones sobre el legado artístico recibido.

Coqui aclara que, si bien considera que muchos tomaron la posta de Mercedes, es muy difícil que alguien lo haya hecho en forma integral: “ ella tenía su historia, su militancia, su tiempo y sus vivencias, pero nosotros no podemos obviar de ninguna manera el sentido del equilibrio que nos mostró al cantar con sentido, buscando la belleza de la canción pero no dejándose seducir por ella ni olvidar la misión del cantante; nunca se sumó a las modas, porque hacía arte y no productos”.

Más que consejos, recuerda que su tía le daba “ejemplos con la acción misma; sí me quedan de horas interminables de charlas, de hablar del respeto al público, de subir a un escenario con seriedad y profesionalidad, sin gritos, arengas ni excesos”. “Una vez me dijo: ‘Coquito, usted no le pida palmas a la gente. Ella debe expresarse libremente, si quiere aplaudir, bailar o cantar debe ser su decisión’”.

En las fiestas familiares, la guitarra pasaba de mano en mano, con la consigna de una sola canción por cada uno. En una reunión de fin de año decidieron obviarla a propósito. “Ella saltó y casi exigiendo sus derechos reclamó su turno, era como Diego Maradona, pedía siempre la pelota”, evoca.

El apellido no le pesa, pero sí admite que “es una enorme e inmensa responsabilidad, es un orgullo para mí ser Sosa, es un maravilloso legado que recibí y que debo llevar con honestidad toda mi vida, con mis limitaciones y escribiendo mi propia historia”.

Enamorada de Charly

Maby fue la Sosa que no cantaba en los encuentros, y además la autora del libro “La Mami”, con el hijo de Mercedes, ya fallecido, Fabián Matus, donde se registra lo que pasaba arriba y abajo del escenario.

“En una ocasión había ido a visitarla y a ella le costaba mucho cuando alguien de la familia se tenía que ir y quería detener siempre ese momento. Una de esas veces, para que no me vaya, organizó una cena con Charly García, de quien soy intensa fanática. Al finalizar, ya sin Charly, me preguntó si había estado feliz y cometí el error de decir que estaba enamorada de él. Ella lo llamó en ese mismo momento para decírselo a los gritos y del otro lado del teléfono él reía, agradecía y le decía ‘¡estás loca, Mercedes, estás loca!’”, dice.

“Mi tía comprendió con mucha rapidez, tal vez llevada por la urgencia de los tiempos que se vivían al empezar su carrera, que los artistas populares tienen un rol trascendental en el desarrollo del país. Comprendió que la cultura tenía una capacidad transformadora. No es fácil que alguien tome la posta, pero han quedado grandes compositores y cantores que comprenden la música cómo la comprendía Mercedes, que trabajan día a día aún contra los aparatos de producción y difusión de estas épocas. Llevó una carrera con un profesionalismo absoluto, estudiando canto hasta sus últimos días, escuchando cada disco que le llegaba a sus manos para buscar nuevas voces y para explorar nuevas canciones”, destaca.

Coincide en que no era de dar consejos, pero sí enseñanzas durante las charlas de distintas cosas, “como el amor a la libertad, a la independencia, al trabajo, a la responsabilidad con el quehacer que se elige, cuqlquiera sea”. “Escucharla es un abrazo esperanzador, no sólo por una voz que conmueve entrañablemente sino también por la poesía y la sensibilidad que viven en las canciones que interpreta”, añade.

Con plena vigencia plena

“Hay que escuchar a Mercedes porque porque sus canciones cuentan lo que pasa ahora, nunca han perdido vigencia. El canto es transversal, su gran voz lo es y lo importante de su mensaje la hace trascender”, asevera Adrián, quien a la hora de mencionar otros artistas de su misma filosofía distingue dos generaciones: los contemporáneos a ella como Víctor Heredia, Teresa Parodi y León Gieco; y los más jóvenes, como José Luis Aguirre, Raly Barrionuevo y Ramiro González, entre otros.

Las reuniones familiares que recuerda lo llevan a la pileta compartida con su tía y sus primos en la casa de su abuela, donde circulaban consejos como la importante de estudiar siempre.

“Al cantar sigo la línea de su música, lo que es una responsabilidad que no me pesa en absoluto. Todos los Sosa tratamos de decir y hacer lo que pensamos con coherencia, como ella lo pudo lograr; yo estoy en un camino, y solo el tiempo lo dirá si puedo alcanzarla”, señala.

El camino a tomar

“Su obra es como un gran libro que desde su primer disco fue registrando a los autores de época, desde Atahualpa Yupanqui a Charly o Gustavo Cerati, pasando por el Cuchi Leguizamón, el Chivo Valladares, Ariel Ramírez, Raúl Carnota, Parodi, Gieco, Violeta Parra, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Milton Nascimento, Chabuca Granda... Su historia generó un camino a tomar, a elegir desde siempre, ya sea por lo netamente musical, por estilo vocal o por la lucha intelectual desde su pensamiento, Hizo folclore puro, nuevo cancionero, renovación, testimonial, rock nacional, tango, canciones latinoamericanas”, resume Claudio.

A la hora de rescatar una anécdota entre las muchas que tiene atesoradas, se remite a cuando la Negra volvió del exilio. “Fue con todo su grupo musical y de técnicos, incluido León Gieco, a comer un asado en la casa de nosotros en Monteros. Es inolvidable esa caricia y ese momento familiar, ese encuentro que movilizó a todo el pueblo; después, cuando volvían a Tucumán en un colectivo, la gente los acompañó en autos, bicicletas y motos hasta la salida del pueblo”, describe.

“Ella nos hablaba siempre de estudiar, de leer, de pensar y, al subir al escenario, disfrutar y defender la propuesta, además de la solidaridad entre los músicos. Era una persona muy divertida con mucha energía, una excelente anfitriona. Llevar este apellido es una hermosa responsabilidad, porque implica llevar el legado y el recuerdo de ella como una de las artistas más grande de La Argentina. En lo artístico, estamos destinados a siempre dar lo mejor que podamos, para ser consecuente con la calidad que ella le imprimió a la música nacional”, concluye.

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