¿Sabías que...?: sirenas, multas y estrellas, una relación especial

¿Sabías que...?: sirenas, multas y estrellas, una relación especial

Quizás algunos recibieron las benditas multas por exceso de velocidad en la ruta, esos documentos con foto que dice que nuestro auto superó la velocidad máxima permitida en el lugar. Muchos las protestaron para no pagarlas, otros lo hicieron para evitar problemas y algunos no le habrán dado importancia, pero debemos saber que para su producción existe un bendito aparatito llamado radar con el cual se mide la velocidad gracias a un descubrimiento de la física. Este efecto emparenta al bendito radar con la sirena de la ambulancia o patrullero, que circula para atender una emergencia, que la escuchamos variar de tono al acercarse o alejarse de donde estamos. Ese mismo efecto se usa en medicina para medir el flujo sanguíneo y consiste en emitir una onda sonora que rebota en los glóbulos rojos lo que permite medir su velocidad. Y el más conocido de todos que es en astrofísica que nos permite saber si una estrella se acerca o se aleja de nosotros por su corrimiento de color hacia el rojo o el azul. Y en los últimos años permitió descubrir planetas extrasolares, se descubrieron más de 200, desde los primeros en 1992 y que giran alrededor de un pulsar (estrella variable). ¿Qué efecto será ese?, se preguntará amigo lector. Buenos estamos hablado del efecto doppler que fue propuesto por el físico austríaco Christian Doppler en 1842. Y describe el hecho de que el foco emisor de la onda (sirena o estrella) se mueve con respecto al receptor. Si el foco se aproxima hacia nosotros escucharemos como si las ondas sonoras se “amontonaran” o apretaran y el sonido se hace más alto. Y cuando se aleja las ondas se “separarán” o se distanciarán haciendo que el sonido baje de tono. El efecto tendrá los mismos efectos si el que se mueve es el foco como el receptor. El doppler se manifiesta en el movimiento de las estrellas, ya que sabemos que el espacio está en expansión por ahora gracias al Big Bang, y que los astrónomos lo expresan como “corrimiento al rojo” cuando el astro se aleja y “corrimiento hacia el azul” cuando se acerca. Christian Doppler nació en el seno de una familia austriaca dedicada a la construcción en Salzburgo, el 29 de noviembre de 1803. El próspero negocio familiar permitió edificar una elegante casa en la Hannibal Platz [actualmente Makart Platz] que se conserva en la actualidad. No pudo seguir la tradición familiar debido a problemas de salud. Desde temprano mostró habilidades para las matemáticas y la física. Ingresó al Politécnico de Viena, creado en 1815, en 1822 y se graduó en 1825. Regresó a Salzburgo y, poco después, continuó sus estudios en la Universidad de Viena, mostrando especial interés en materias como astronomía, mecánica y matemáticas avanzadas. Presentó la idea que le inmortalizó en un congreso de ciencias que se celebró en Praga en mayo de 1842. Contaba con 38 años y era profesor de matemáticas y geometría en el Instituto Técnico de Praga. En 1844 su salud no era nada buena. La situación empeoró porque sus estudiantes lo denunciaron por ser demasiado duro y exigente en los exámenes. Se le separó de la enseñanza durante un tiempo hasta 1846. Durante esos mismos años y hasta 1850 hubo varias comprobaciones sobre su propuesta que le dieron fama internacional pero su salud se debilitaba rápidamente. Enfermó de tuberculosis y pronto afectó su laringe. Dada la gravedad marchó seis meses a Venecia para descansar. Murió el 17 de marzo de 1853 a la edad de 50 años.


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