Al maestro, con cariño

Al maestro, con cariño

01 Octubre 2020

Daniel Ferullo

Editor de libros de arte e historietas

Joaquín Salvador Lavado Tejón es conocido mundialmente como Quino. Y cuando digo mundialmente, es literal. Mafalda, su personaje más popular, fue traducido a 30 idiomas (inclusive al español, de España, como le gustaba bromear) hasta el chino o el guaraní.

Su fallecimiento a los 88 años, entristece al mundo entero, especialmente a los amantes del humor gráfico y a generaciones (millones) de lectores que supimos crecer con sus creaciones.

Pero Quino era mucho más que Mafalda, un personaje que quería y del nunca renegó como otros autores (cuando sus creaciones se hacen más populares que ellos mismos). Era un creador completo. Pensaba, guionaba y dibujaba sus propios chistes e ideas, hasta las letras, con su característica y ya reconocida caligrafía. Para muchos era un “periodista que dibuja”. Sus libros recopilatorios tienen tanto éxito como Mafalda.

Tuve la suerte de entrevistarlo personalmente en Barcelona, en 2008, cuando presentaba un libro sobre “Humor gastronómico”, aunque con Quino era inevitable tocar la realidad social, tema de todos sus trabajos hasta los más lúdicos. Considero que algunas respuestas son atemporales y válidas, hoy en día, para recordarlo y darse una idea de su persona y de la magnitud de su obra (ver “Ironías...”).

Se lo podría definir como una persona tímida (lo era), educada, amable y hasta triste, o mejor dicho nostálgico (justo como lo que él no quería parecer). Maestro del humor gráfico, del blanco y negro y de la sátira política y social, siempre logra arrancarnos una sonrisa, muchas veces amarga, pero siempre lúcida e inteligente. “Si miras lo que ocurre por ahí, creo que es como para cabrearse”, decía.

Quino ya no podía dibujar todos los días con lápiz y papel, como a él le gustaba (“Mi objetivo es seguir dibujando mientras pueda, porque es lo único que hecho en mi vida y lo único que sé hacer”), pero sus creaciones, geniales, nos siguen y seguirán acompañando por siempre. Es imborrable el recuerdo de Mafalda, de Manolito, de Guille, de Miguelito, de Libertad y de todos esos entrañables personajes que tuvimos la suerte de leer y descubrir en nuestra niñez y que, hoy, ya adultos, nos siguen acompañando.

Muchos recordamos alguna tira puntual de Mafalda, o algunos de sus “chistes” dibujados con maestría y meticulosidad. Quino no fue sólo un humorista, fue un genio en su trabajo, único. Pero fue, ante todo, un gran Maestro para generaciones de argentinos, por su trabajo y por su ejemplo de vida.

Cuando le pregunté, a modo de despedida de aquel encuentro, por algún momento destacado en sus 67 años de dibujante, respondió: “El mejor momento sigue siendo el día en que publiqué mi primera historieta”.

Ironías y verdades: frases destacadas de una entrevista

“El hambre es una de las barbaridades de este capitalismo a ultranza. Mi libro ‘La aventura de comer’, tiene más que ver con la política que con chistes de cocineros. No sabemos qué estamos comiendo, ni de dónde viene nuestra comida. Pero es que tampoco sabemos quién nos está gobernando. Por ejemplo, nos ofrecen un nuevo gobernante y no sabemos quién lo cocinó”.

“Me gustan todas las películas mudas de Charles Chaplin y de Buster Keaton (pausa)... Es un cine que hoy se ha perdido. El humor ha desaparecido en el cine de manera casi absoluta. Del humor con gags visuales queda muy poco, algo de Woody Allen, alguna comedia francesa y poco más”.

“Mafalda no me persigue, me acompaña. Si no la hubiera creado, sería un dibujante más y no habría tenido tanta difusión ni una relación tan intensa con el público como la que he tenido. Pero no siento ninguna necesidad de volverla a dibujar.. Hoy no sería la misma, mi visión del mundo es diferente a cuando tenía 30 años”.

“Mafalda se preocupa de problemas eternos, de la injusticia, de la desigualdad social. Hoy con la globalización, con este capitalismo salvaje, hay cada vez más pobres y un grupito de ricos, cada vez más ricos”.

“Soy de una familia de inmigrantes andaluces en una provincia de Argentina donde todos eran inmigrantes. Los proveedores de la carnicería, de la panadería, de la verdulería eran todos italianos, siriolibaneses y españoles. Entonces nunca me consideré el argentino típico que le gusta comer carne asada… Uno de los problemas en Argentina es que nadie planifica nada a largo plazo”.

“Los seres humanos somos muy estúpidos. No hay especie animal que destruya su propio nido, excepto la nuestra, que lo hace continuamente. El mundo se comporta como un niño enfermo de cáncer de pulmón que sigue fumando. La ambición, de poder y de dinero es la madre de todas las desgracias que han sucedido y de las que sucederán”.

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