El piano y el violín, nobles de la sonata a la zamba

El piano y el violín, nobles de la sonata a la zamba

El Dúo Isas-Kwiek llega on line al festival tucumano, con el nivel más alto de la música de cámara argentina.

PLENO ENTENDIMIENTO. Cecilia Isas y Alan Kwiek cosechan aplausos cuando llevan su música por el mundo.   PLENO ENTENDIMIENTO. Cecilia Isas y Alan Kwiek cosechan aplausos cuando llevan su música por el mundo.

La música de cámara argentina los ha ungido desde hace tiempo entre sus mejores representantes, en el país y en el mundo. Son el dúo Isas-Kwiek, que integran la tucumana Cecilia Isas en violín y el porteño Alan Kwiek en piano, unidos tanto en la música como en la vida.

Hoy, desde las 21, los músicos formarán parte de la programación del 60° Septiembre Musical, que se verá por Canal 10 y por las redes sociales del Ente Cultural en la despedida del evento. El dúo, que tocó por primera vez en la edición 48 del festival, en 2008, ofrecerá un programa que rendirá homenajes a Ludwig van Beethoven, a Ástor Piazzolla y a Virgilio Carmona.

“Elegimos agasajar a Beethoven en su 250 aniversario con parte de la Sonata para violín y piano N° 8 en Sol mayor, que expresa en el movimiento lento las características más notables del autor, como emociones hondas, ingenio, nobleza, cambios de clima. En contraste el tercero es breve y tiene un clima festivo; está inspirado en una canción popular escocesa, es como si sonaran gaitas y cornos de caza”, explica Kwiek.

En la segunda parte del miniconcierto el dúo se anticipará al centenario de Piazzolla en 2021, nada menos que con “Oblivion”. “La versión para violín y piano está realizada por Cristian Zárate, que acaba de ganar un Grammy con el Quinteto Piazzolla, y que hizo el arreglo en especial para esta ocasión”, resalta.

Para sellar el pacto con la tucumanidad interpretarán la alegre zamba de Carmona, “Al jardín de la República”. “No podía faltar; es el 125° aniversario del autor. Este porteño, con un honroso sentido de tucumanidad -se jacta Kwiek- le pidió al maestro Guillermo Borghi que retocara el arreglo en exclusiva”.

En tanto Isas recuerda que Borghi también hizo el arreglo de la “Chacarera del 55”, de los Hermanos Núñez, que Kwiek interpretó en el CCK junto a Martha Argerich, en un memorable concierto a cuatro pianos. La violinista se refiere al repertorio que estudian: “en nuestros programas de conciertos siempre incluimos compositores argentinos, ademas de los conocidos en el mundo, como Piazzolla o Ginastera. Investigamos en muchos otros compositores poco conocidos. En Europa tocamos la Sonata de Floro Ugarte, que en Argentina no es muy conocida, y les encantó. También, a raíz de un concierto en homenaje a la mujer, indagamos en compositoras. Entre ellas la más conocida es Clara Schumann, pero encontramos también obras maravillosas de creadoras que estaban relegadas simplemente por ser mujeres. En los conciertos siempre tratamos de incluirlas porque fascinan al público”. Una de ellas es la polaca Grazyna Bacewicz, cuyas sonatas interpretan y han llevado a un disco que saldrá este año.

Tocar sin público

“En una sala donde uno está siendo grabado hay muchos técnicos y asistentes, no es la aparente soledad que se ve en pantalla”, señala Kwiek, y se refiere a la reciente grabación de la Sonata N° 7 de Beethoven en el CCK, disponible desde ayer en las redes sociales del centro cultural porteño.

Para el pianista grabar sin público es una experiencia nueva, pero expone sus reparos: “como músico uno no tiene problema en mostrarse. Salir a escena pensando que el público no está para verme sino para escucharme me inquieta, pero asumo ese riesgo. Lo que no me gusta tanto es que en los últimos años la preponderancia del valor de la imagen en un concierto de música está siendo desmedida. La ropa no debería ser tan importante. Sí tiene que ver con la imagen estética que construye a través de mí el compositor, no con mi imagen física. Que la jerarquización del valor de una imagen falsa esté tan por encima del discurso que un señor como Bach, Beethoven o Brahms tienen para dar, es un desequilibrio”.

Volver

Ambos músicos definen qué es Septiembre Musical para ellos. “Para mí como tucumana, es la tierra la que me llama, aunque sea a la distancia. Es emocionante estar y compartir escenario con los músicos tucumanos. Hay que destacar que por la pandemia el festival se podría haber suspendido, pero se han propuesto seguir haciendo música. Lo vengo siguiendo en cada jornada, y me encanta ver paisajes, copleras, violinistos, y lugares históricos y turísticos de la provincia; es una buena manera de mostrar nuestra cultura”, afirma la violinista.

Kwiek dice que volver a esta fiesta es “para nosotros una felicidad porque no es un festival más: es nuestro; es una prueba más de cómo la música tiene el poder de persistir más allá de gobiernos militares y democráticos de todos los colores”. “Hace 60 años que está, en la provincia más chica de la Argentina. Es el más largo y el que más producciones de todo tipo de género ofrece. Y representa mucho para el quehacer musical argentino”, finaliza.

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