15 Septiembre 2020
Viroche ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO
A casi cuatro años de la muerte del padre Juan Viroche, el fiscal Diego López Ávila pidió que la causa sea archivada, ya que consideró que el sacerdote se quitó la vida y descartó de esta manera que haya sido víctima de un homicidio. El investigador tampoco pudo confirmar que alguien lo haya inducido al suicidio.
El cuerpo del cura fue encontrado por empleadas en la parroquia de La Florida, colgando de una cuerda. El mismo día del hallazgo, el fiscal reunió indicios para establecer que el párroco haya decidido quitarse la vida por una cuestión sentimental.
Mientras se analizaba esa hipótesis, los habitantes de La Florida denunciaban que un grupo mafioso que se dedicaba al tráfico de drogas y a la trata de personas con fines sexuales habían sido los autores del hecho, ya que Viroche los había denunciado. Esa versión fue explotada en los medios de Buenos Aires y la provincia quedó en el centro de la escena nacional durante varios días.
Sin embargo, con el correr de los meses, el fiscal López Ávila descubrió que Viroche no había realizado ninguna denuncia formal sobre esa situación. También sumó testimonios para corroborar la versión de que una mujer lo estaba acosando y amenazando por teléfono y en las redes sociales porque no quería continuar con esa relación sentimental y porque tenía otra pareja con la que esperaba un hijo.
Peritos de la Policía y de Gendarmería Nacional coincidieron en señalar que la razón de la muerte del cura había sido el ahorcamiento. También confirmaron que no había ninguna prueba de que haya participado otra persona en su muerte.
Lea mañana en la edición papel de LA GACETA más detalles sobre este polémico caso.
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