
CON ESTIRPE SANTIAGUEÑA. Marián Farías Gómez disfruta investigando la fusión de géneros musicales.

Canciones, poesías y anécdotas se desgranarán esta noche en la voz de una de las grandes cantoras del folclore argentino. Marián Farías Gómez ofrecerá a las 22 un recital por streaming junto al pianista Leandro Marquesano, que podrá disfrutarse desde el sitio www.loschisperos.com.ar (del centro cultural Los Chisperos de la Capital Federal) mediante el pago de una entrada.
En diálogo con LA GACETA, la artista -dueña de una trayectoria que inició en la época de oro del folclore- anticipó que hará temas de distintos géneros y que leerá un poema de Hamlet Lima Quintana, que fue su amigo. El texto habla de que la muerte es “una gran farsante” y no puede robar la vida, porque “la vida es una antorcha que va de mano en mano/ de hombre a hombre, de semilla en semilla/ una transferencia que no tiene regreso/ un infinito viaje hacia el futuro/ como una luz que aparta/ irremediablemente las tinieblas”.
La folclorista, que el lunes cumplirá 76 años, guarda estricta cuarentena desde marzo. “Creo que salí siete u ocho veces, para ir al médico o al dentista. Me cuido mucho porque estoy grande, y además soy asmática”, dijo. Y comentó que a último momento tuvo que reemplazar a la pianista que siempre la acompaña, Paula Suárez, porque en el edificio donde ella tiene su departamento hay un caso de covid-19.
Marián vive en el barrio porteño de Monserrat. “Un barrio bien ‘de barrio’, como a mí me gusta. En eso se nota mi santiagueñismo. Necesito lugares tranquilos”, afirmó.
Aparte de su género preferido adelantó que va a cantar tango, al que considera “el folclore de la ciudad de Buenos Aires”. “Nos representa en el mundo, y además muchos de los compositores o cantores de tango son provincianos”, justificó. Para sostener su argumento mencionó a los santiagueños Homero Manzi y Argentino Ledesma, y a Virgilio y Homero Espósito, y Nelly Omar, que eran de la provincia de Buenos Aires.
Anticipó también que la canción tendrá lugar en el show, con algunos temas de Fito Páez, de María Elena Wash, de Luis Alberto Spinetta y otros, aunque con arreglos en ritmos folclóricos. “Es para mostrar que nuestro rock también tiene una profunda raíz argentina”, dijo. Y respecto del gusto por fusionar géneros, sello distintivo de su hermano, el Chango Farías Gómez-, reconoció en tono jocoso que “es un mal de familia”.
- No viviste en Santiago del Estero pero tu padre te llevaba muy seguido.
- Sí. Cuando era chica, con mis hermanos y mis padres íbamos siempre a Santiago para el verano, mientras mis amigos se iban a la costa o a Córdoba (ríe). Pero cuando uno es chico no se da cuenta del calor. La pasábamos brutal.
- ¿Tu padre les transmitió a los hijos el santiagueñismo?
- No sólo mi padre. Mi madre era porteña, pero se adaptó muy bien a la vida santiagueña. Milagrosamente, ella y mi abuela paterna se querían mucho. Mi abuelo paterno era árabe y por eso mi abuela había aprendido a cocinar comida árabe, así que se la enseñó a mi madre. La comida árabe es una de mis pasiones y es una de las cosas que más me gustan de Tucumán, porque ahí la hacen mejor que en Santiago.
- ¿Este es tu primer espectáculo por streaming?
- Sí. En este momento tan difícil, los artistas tenemos que encontrar otra vez una forma de resistir. Me puse a pensar que gente como Johann Sebastian Bach o William Shakespeare también resistían, porque no eran bien recibidos cuando presentaban sus obras. Bach tocaba en las plazas. Y a los mecenas de Shakespeare no les gustaban sus obras porque decían que parecían tragedias griegas. Entonces las hacía en la calle. Y en épocas más recientes, en Europa, los artistas tenían que trabajar en los cabarets. Aquí, con la democracia, volvieron los café concert, los centros culturales, y ahora con la pandemia... nos queda el streaming. Odio esa palabra, pero no hay otra. Es una forma de resistir. Siempre vivimos resistiendo.
- ¿Cómo fue la época de los 60 y 70 en la música?
- Fue muy fuerte. Empecé con los Huanca Hua, después me hice solista y de repente estaba en un teatro con Ariel Ramírez, con Jorge Cafrune... Formé parte del Movimiento del Nuevo Cancionero, con Armando Tejada Gómez, Lima Quintana, Oscar Matus, Tito Francia... Fue realmente una época de oro.
- ¿Las nuevas generaciones aman también nuestras raíces?
- Creo que sí. Ustedes tienen unos cantores, en Tucumán, que me gustan muchísimo, por ejemplo, Mica Flores. Y en Córdoba están José Luis Aguirre, el dúo Uyuni... Pero siempre me quejo de que no los difunden aquí, que es la caja de resonancia del país. Y a veces, el temor mío respecto de los artistas jóvenes es que pase lo mismo que sucedió en otro momento en que creíamos que había muchos nuevos valores que prometían ser la continuación de nuestro camino, pero se entregaron a los manejos de productores que los tentaron con ganar más dinero abriendo su repertorio a otras cosas, sin un respeto por la poesía y la música.



