Lo peor no ha pasado y hay que cuidarse

Lo peor no ha pasado y hay que cuidarse

Tucumán está entrando en el ojo de ese huracán llamado covid-19. Los 307 casos positivos de ayer son una referencia de que la curva de contagios es exponencial, teniendo en cuenta que ese dato corresponde a casi el 40% de los más de 800 resultados de hisopados realizados en los últimos días a personas con síntomas. Lo peor no ha pasado. Y eso lo dice tanto el gobernador Juan Manzur como la ministra de Salud Rossana Chahla. La cuestión no pasa por asustar, sino tomar conciencia de que ese aumento exponencial de contagios no puede ser frenado sino con mayor responsabilidad individual, de cada uno de los tucumanos. Y de sus familias. Los cambios de fase de aislamiento, a estas alturas, tal vez no sean del todo efectivo. La sociedad sigue en la calle haciendo gestiones, comprando y concurriendo a centros asistenciales. El problema pasa por aquellos que aún no entienden que, usando mal un barbijo o no extremando las medidas de bioseguridad, no sólo se paran de frente a la covid-19, sino que exponen a los demás. Hasta antes de este incremento de casos, la tasa de contagios en Tucumán era de 1,9. Ahora uno positivo puede contagiar a tres, a su entorno familiar.

El sistema de salud pública dará abasto en la medida que los enfermos no compliquen su cuadro. Hay otro dato tan preocupante como inquietante: el 80% de los casos detectados en lo que va de la pandemia fue asintomático. Esas personas pueden evitar la concurrencia a un hospital, lo mismo que uno que presenta síntomas leves. Para ellos, el aislamiento (14 días) es la primera acción para salir del proceso de recuperación que demanda esta enfermedad.

El Sistema Provincial de Salud (Siprosa) aún no evidenció estrés en la atención. En sala de los cinco hospitales públicos de referencia hay 99 internados; otros 28 están en Unidades de Terapia Intensiva (UTI) y 13 personas reciben Asistencia Respiratoria Mecánica (ARM), según el registro que manejaba hasta ayer la ministra Chahla. Estos últimos son los más críticos. Estos datos marcan que, en esta parte de la película de la pandemia, no hay problemas. Ningún funcionario del área de Salud se anima a proyectar qué sucederá en el futuro. El propio gobernador admite que habrá más de 300 casos diarios si se sigue hisopando a más parte de la población.

Lo que sí está claro es que, al ritmo de crecimiento de casos que se está dando en estos momentos, el sistema responderá en la medida que sólo el 5% de los contagiados requiera asistencia complementaria en terapia intensiva por enfermedades de base o comorbilidad. Tres meses más en este comportamiento de una curva ascendente de contagios puede ser una seria complicación.

Paralelamente, el sistema público requiere un mayor cuidado de su capital humano. Que un 10% de la cantidad de infectados en la provincia sean agentes de la salud, es un indicador que enciende una luz de alerta. En varios hospitales se ha establecido un sistema de guardias quincenales, formando grupos para evitar contagios masivos. En el interior, no obstante, ese esquema de rotación no es efectivo, porque la dotación de agentes es menor, advierte Sitas. Ese gremio sugirió al Ministerio de Salud Pública que intensifique los hisopados, formando más alianzas con laboratorios privados, de tal manera de llegar a la mayor cantidad posible de asintomáticos para cortar la cadena de contagios y evitar los cuellos de botella para conocer los resultados y que, a veces, llegan hasta cuatro días. Sitas observa que en el personal de la salud se evidencia un cansancio físico y psicológico y que es necesario generar anticuerpos para evitar un mayor estrés. Esas alianzas con el sector privado también deberían abarcar, indica la referente del gremio Adriana Bueno, a profesionales que operen los respiradores, con compensaciones o estímulos que impliquen bajar el pluriempleo, al menos mientras dure la pandemia.

En esta pandemia, los profesionales coinciden en que el remedio más efectivo sigue siendo el aislamiento y que la población se cuide y respete las normas de bioseguridad, mientras se espera una vacuna que neutralice a la covid-19.

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