Siete golpes de realidad

Siete golpes de realidad

La covid-19 sacó al deporte profesional y amateur de su lugar de confort. Lo puso frente a situaciones difíciles las cuales, si bien no son todas nuevas, llegaron juntas.

30 Agosto 2020

1- Contagios y aislamiento

Apenas empezaron a reportarse en marzo los contagios masivos, las puertas del deporte empezaron a cerrarse. Algunas más temprano, otras más tarde. Ello no impidió que numerosos deportistas y personas ligadas a la actividad queden afectados. Aun en el presente, con una pandemia en expansión en numerosos países, y acechante en muchos más, el panorama resulta difícil. Estrellas como Paulo Dybala, Kevin Durant, Maximiliano Richeze, “Checo” Pérez, Novak Djokovic; exfiguras como Sergio Goycochea, Patrick Ewing, Kenny Dalglish. Rüstü Recber, Paolo Maldini, se incorporaron a las listas mundiales de personas a las que el virus atrapó. Pero la nómina es interminable y da certera cuenta sobre lo que todos saben: esta enfermedad no discrimina condiciones, y obliga a pensar y repensar los modos y las formas de hacer deportes de aquí en más.

2- Cancelaciones y postergaciones

Dicho de alguna manera, gran parte de las agendas que se programaron para la temporada 2020 debió ser tirada a la basura. Los calendarios se volvieron locos por todos lados. Hubo torneos cancelados por doquier, competencias que se fueron postergando, una notable incertidumbre sobre cualquier programación y búsquedas casi desesperadas por mantener algún tipo de competencia. Quizás el corrimiento de los Juegos Olímpicos de Tokio para el año que viene haya sido lo más impactante. Como lo fue la suspensión del torneo de Wimbledon. Entre muchas cosas, en Argentina, impactaron las cancelaciones de MotoGP en Las Termas, del Rally Mundial en Córdoba, del Súper Rugby que jugaban los Jaguares, de la Copa América de fútbol, de la Copa Davis. Y en Tucumán, se está en vilo por el Rally Trasmontaña de mountain y por el “Batalla de Tucumán” de turf.

3- Pérdida de estado físico

“Por meses no nos sentimos deportistas”. Sebastián Simonet sintetizó en esta frase lo que pasó por la cabeza y el cuerpo de quienes se dedican a la actividad, en los oscuros días del obligado confinamiento. Pese a que la mayoría agudizó el ingenio buscando no perder masa muscular ni energía trabajando en su casa, el efecto de lo sucedido sobre el estado físico fue evidente. Incluso, se multiplicaron los casos de depresión o de malestares orgánicos ante la falta de actividad. Si bien hubo habilitaciones de ciertas prácticas, también se produjeron retrocesos. Y esto no hizo más que complicar cualquier posibilidad de tener un programa lógico de preparación. Lo llamativo del caso es que surgieron fuertes polémicas ante las decisiones tomadas por autoridades sanitarias, que resultaron distintas según el lugar, aunque los cuadros epidemiológicos eran similares.

4- Deserciones y éxodos

Por lo general, la competencia es lo que le da sentido a las horas de entrenamiento de un deportista. Sin la posibilidad más o menos cercana de medirse con otros o de testear el desarrollo de las habilidades, es mucho más difícil sostener la motivación durante la etapa de preparación. Máxime cuando hasta los entrenamientos grupales están vedados o, cuando menos, restringidos. Por eso, en muchas disciplinas temen que la falta de continuidad a causa de tan extenso paréntesis desemboque en una fuerte caída en la población de practicantes. En el caso específico del rugby, el parate provocó también la partida de muchas figuras de Jaguares a Europa.

5- Crisis económica

Es difícil de cuantificar el perjuicio económico global que habrá provocado la pandemia en el deporte: eventos cancelados, sponsors en quiebra, deportistas sin posibilidad de ingresos por competencia, recortes de personal, merchandising sin salida, etcétera. En el plano local, los clubes se vieron en graves dificultades financieras a causa de la falta de pago de las cuotas y de los ingresos por patrocinio mientras estuvieron cerrados, debiendo apelar a la solidaridad de los socios para hacer frente al pago de servicios y sueldos. A su vez, las uniones, asociaciones y federaciones se vieron impedidas de percibir los montos correspondientes a inscripciones anuales y otros importes, por lo que debieron solicitar ayuda estatal para sostenerse.

6- Fallas de comportamiento

Si la trangresión es una constante en buena parte de la sociedad mundial, la pandemia la exacerbó en todos los niveles. Claro, el deporte no fue una excepción. Aquello de ser irresponsable le pasó a figuras mundiales como Nokak Djokovic, que desoyó normas sanitarias y terminó contagiado, y generando contagios. No fue el único, pero su caso resultó todo un paradigma. Le pasó a una buena porción de los deportistas amateurs tucumanos, que pese al pregonar de las autoridades, una vez que fueron habilitadas ciertas prácticas, no respetaron las distancias sociales, ni evitaron el contacto con otros, ni el reunirse en actividades masivas. A ello se le debe agregar la intolerancia y la falta de compromiso con una causa común.

7- Sueños hechos añicos

El deporte es energía, metas individuales y colectivas, es estilo de vida, fin y principio de la condición humana en aquello de superarse. Es recreación, pasatiempo o ejercicio físico. Todo ello fue puesto por un buen tiempo en un freezer por la pandemia. Y aunque gradualmente hubo actividades que volvieron, muchos sueños quedaron truncos. Y nadie sabe cuántos más quedarán en el camino mientras no haya una cura. Los paradigmas están cambiando, las ideas resisten pero buena parte de ellas tienen el límite de enfrentarse a lo invisible y desconocido. El deporte está ante una prueba única, de la que busca salir indemne.

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