Ser y hacer algo distinto

La motivación, más allá de la sensación de pertenencia que cada uno tenga con su institución, tiene que ver con el juego en sí. Con lo cual es mucho más difícil sostener el interés, sobre todo de los más chicos, que nunca pudieron volver siquiera a entrenarse. Las nuevas restricciones son otro golpe al trabajo que se viene realizando para sostener las plantillas, y eso nos lleva a tener que replantear las cosas y generar espacios para no quedar paralizados ante la angustia de no saber qué pasará. Debemos generar nuevos espacios de diálogo en los que podamos interpelarnos con respecto a los que nos pasa y cómo nos sentimos, para que a partir de ahí se generen nuevas propuestas que nos movilicen a ser y hacer mejores personas.

Tenemos que trabajar sobre estas aristas. De arriba para abajo, porque muchas veces nos ocupamos de los más chicos, pero sacamos el ojo de lo que puede estar pasando con quienes están a cargo de ellos. Que también son personas, que también se angustian y también se sienten desmotivados. Y de ahí el efecto cascada para los demás.

Todo es un poco más difícil hoy, pero no debemos centrarnos en lo que no se puede, sino en lo que está dentro de nuestras posibilidades de controlar.