El anzuelo

“Anzuelo” es la metáfora para deshacer la madeja de la Reforma Judicial que impulsa el oficialismo nacional. La usó Oscar Parrilli para justificar su marcha atrás con la cláusula mordaza según la cual la opinión del periodismo sobre un poder público del Estado, como es la justicia, debía ser considerada una “presión mediática”. Sólo en una afiebrada mente reñida con la división de poderes y la publicidad de los actos, menos prensa puede dar como resultado más república.

Sin embargo, en el “anzuelo” de Parrilli hay un patrón de conducta “K” respecto de esta gran apuesta en la que tanta fe deposita una multitud de personajes penalmente multiprocesados. También Cristina Fernández de Kirchner ha dicho esta semana que el proyecto que ayer hizo avalar en el Senado no es la “verdadera reforma” que el país y los argentinos necesitan.

Entonces, o el oficialismo es un proyecto político cuya agenda se compone de iniciativas que en realidad no le interesan o el verdadero “anzuelo” es hacer creer que todo se reduce a “un proyecto”. La carnada son los discursos henchidos de contradicciones para distraer de las múltiples avanzadas contra la Justicia.

A la par del debate de la iniciativa para licuar a los tribunales de Comodoro Py, que son los que tramitan las causas de corrupción, hay una feroz embestida para destituir al procurador general de la Nación (es Eduardo Casal), que es el jefe de los fiscales que actúan ante los tribunales nacionales. Y en simultáneo, se buscan anular los traslados de jueces concretados en la gestión anterior para cubrir vacantes.

Y está, por supuesto, todo lo que habilita el proyecto de la Reforma Judicial si es convertido en ley, y que hoy trata de disimular como un Caballo de Troya.

Si Diputados lo aprueba, la sanción activará el consejo de 11 asesores (cuatro penalistas, uno de ellos, abogado personal de la Vicepresidenta), habilitado para “sugerir” cambios en el Consejo de la Magistratura, que propone y destituye a los jueces, y para “recomendar” modificaciones en el funcionamiento y, nada menos, en la cantidad de miembros de la Corte Suprema nacional.

“Anzuelo”, en definitiva, es llamarle “Reforma Judicial”.

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