Vecinos de “El Sifón” piden alcohol en gel, lavandina y barbijos para los niños

Vecinos de “El Sifón” piden alcohol en gel, lavandina y barbijos para los niños

Comenzó un operativo en la barriada, a raíz de los casos positivos. La Policía y del Ejército ayudarán en la búsqueda activa de febriles.

 KITS POR FAMILIA. Los vecinos mostraron los paquetes entregados por los agentes sociosanitarios a cada familia en “El Sifón”. archivo KITS POR FAMILIA. Los vecinos mostraron los paquetes entregados por los agentes sociosanitarios a cada familia en “El Sifón”. archivo

Los casos positivos de coronavirus en el barrio Juan Pablo II (“El Sifón”) -donde inclusive falleció una persona por la enfermedad-, despertaron la preocupación en la barriada. Aunque ayer hubo un operativo del Comité Operativo de Crisis (COE) realizando tareas de prevención, buscando personas con síntomas y repartiendo kits de barbijo, alcohol en gel, jabón y un panfleto informativo, en comedores y merenderos coinciden en que se necesita la provisión urgente -y en cantidad- por parte del Estado de alcohol, lavandina y barbijos para niñas y niños.

Irma Monroy, referente de la organización barrial Los Lapachos -San Miguel al 1.800-, apuntó que su preocupación es por las niñas, niños y adolescentes. “La gente está con miedo porque vio al personal de Salud con una carpa buscando gente con síntomas y de pronto te duele la garganta o la cabeza y uno piensa que es covid-19. Se hace como una psicosis, un temor, una ansiedad que anda por las calles”, describe la mujer. “Mi preocupación son los niños, aunque ellos hacen mejor los deberes que los grandes porque usan el barbijo, al menos uno viejito, y si no, buscan un pañuelo porque faltan barbijos para los niños. Es imposible mantenerlos dentro de cualquier casa, ellos quieren jugar y estar en la calle. Necesitamos alcohol, barbijos. Y en cantidad porque a algunos vecinos les dieron sobrecitos chicos de alcohol en gel”, agregó.

Funcionarios del Ministerio de Salud de la provincia explicaron que extenderán -con el acompañamiento de la Policía y del Ejército- el programa de Búsqueda Activa de Febriles, y que han establecido ayer a más de 30 contactos del caso positivo. Sobre la entrega de insumos, informaron a LA GACETA que realizaron entregas de insumos indispensables pero que serán reforzados durante esta semana, con jabón y alcohol para las familias. La búsqueda de febriles es una tarea específica para detectar casos sospechosos de covid-19 en barriadas vulneradas, para reducir los contagios y poder trasladar a personas con síntomas a centros de aislamiento porque no cuentan con viviendas acondicionadas para ello.


Los Lapachos

Los Lapachos mantiene un comedor que cocina almuerzo, merienda y cena, además de sostener el centro barrial La Casa de los Pibes, donde se imparten talleres con la coordinación del Ministerio de Desarrollo Social provincial. En abril cumplieron 20 años trabajando. Ahí también, sostiene Monroy, se nota el impacto de la crisis económica aparejada por la pandemia.

“En marzo recibíamos a unas 35 familias y ahora tenemos 85 familias completas que vienen a comer. La familia está sin recursos; nosotros antes dábamos de comer sólo a niños y a jóvenes con problemas de adicciones. Ahora son familias completas. Muchos padres vienen a colaborar para cocinar a la noche porque quedaron sin trabajo y vienen a ayudar para sentir que ganan su plato de comida para los hijos. Y al menos les queda la dignidad”, detalló. “Ya nos quedamos sin cupo; en el Ministerio de Desarrollo Social nos dijeron que derivemos a otros comedores porque se nos aumentó muchísimo la gente. Lo peor de todo es que vienen de otros barrios, llega gente de ‘La Bombilla’, ‘El Chivero’, ‘Trula’, ‘Ciudad de Dios’, 128 Viviendas. Necesitaríamos alcohol en gel, barbijos para niños, lavandina. Necesitaríamos guantes descartables y esas máscaras protectoras para preservarnos y poder trabajar en el comedor”, agregó.

Monroy se destacó en “El Sifón” desde hace 20 años, cuando durante la crisis económica de 2001 comenzaron a cocinar con los vecinos. Esa crisis económica le parece similar a la actual. “Siempre hay que luchar, salimos del 2001 con el hambre, después fue el paco, ahora es el coronavirus y después seguiremos juntos luchando contra la pobreza que quedará. Me preocupa por los niños. Todos juntos nos tenemos que ayudar para salir de esto. Me parece que la situación está difícil como en 2001”, finalizó.

A algunas cuadras de allí, en un pasillo que se abre en Colombia y Asunción, Ivana Miranda gestiona el merendero Niños Felices Juan Pablo II, de la organización de base Darío Santillán. “Acá en esta cuadra no llegaron a repartir los sobres con barbijos y jaboncito. Estamos muy preocupados. A la mañana quise salir a comprar el pan y los gendarmes nos gritaron que no salgamos de la casa. Nos quedamos esperando que nos tomen la temperatura pero en mi cuadra no pasaron. En la otra cuadra mis vecinas amigas me mostraron que entregaron un folleto con un jabón mínimo, un barbijo y un sobrecito de alcohol en gel del tamaño de esa golosina que los chicos le dicen mielcita. Uno de estos paquetitos por familia. Es una burla, no podés cuidarte con eso”, cuestionó.

“Tengo un merendero hace cuatro años. Cuando empezó la pandemia en marzo empezamos a hacer un comedor porque la gente tenía hambre, pero lo tuvimos que cerrar por falta de recursos. Cada olla era mínimo $ 2.000 de verdura y carne, nosotros tenemos recursos porque hacemos pan para vender y por la mercadería que tiene la Darío Santillán, que son alimentos no perecederos. Y no nos alcanzó. Ahora el merendero está funcionando tres días a la semana, lunes, miércoles y viernes. Antes funcionábamos de lunes a viernes. Nuestro sueño era funcionar los siete días porque los niños tienen hambre todos los días. Desgraciadamente no podemos. En marzo teníamos 150 chicos, ahora tenemos 274 niños anotados y 15 adultos mayores que viven en la calle”, continuó el relato.

Su preocupación también es por la situación económica: “en el barrio casi todos son changarines, vendedores ambulantes o como yo, que soy empleada doméstica. No podemos trabajar porque los patrones no nos reciben y ahora menos. Entendemos que hay que quedarse en la casa, pero es difícil. ¿De qué vivimos? Hay gente que no cobra ninguna ayuda del gobierno, yo tengo dos hijos y no alcanza con la AUH. Algunos cobraron la IFE, a mí no me salió, pero con $ 10.000 no mantenemos a una familia. A veces los chicos vienen tres veces a merendar y digo, pucha, quizás no ha comido en todo el día. No sé qué hacer para que no haya chicas y chicos sin hambre al menos en mi cuadra”, contó la mujer hasta interrumpir el relato porque se largó a llorar.

Hugo Heredia, referente de la Darío Santillán, pone el foco en el saldo de la pandemia: “Unicef ya adelantó que para fin de año siete de cada 10 niñas y niños estarán bajo la línea de la pobreza. Esas familias son pobres y eso significa mala alimentación, carencias, brecha digital, problemas para mantenerse en la escuela, falta de servicios. Ese número significa que madres y padres de esos siete de cada 10 niñas y niños no tienen un trabajo formal y eso es fundamental para la transformación social y contrarrestar este golpe a los sectores populares”, consideró.

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