Cartas de lectores
Cartas de lectores

- Manisero

En las frías noches de invierno se oye el sonoro silbido de la maquinita del manisero cuando le da escape a su calderita, similar a las de los viejos trenes, ya fuera de circulación. Al ritmo de su sonido, levanta su grito… “¡Maniserooo, maní salado y calentito, pelados y con cáscaras, compre señora! ¡Pri, pri!” Algunos se desplazan en bicicleta de reparto, pero la mayoría en carro a caballo, los mismos elementos que usan para rebuscarse en el día, chatarreando, vendiendo verduras, carbón y lo que pillen a mano. Este sacrificado trabajo es hereditario; viven de esto cientos de familias. Una de esas tantas historias es la de mi amigo Lucas, que con mucho esfuerzo hizo estudiar a su hija para maestra jardinera y su hijo está cursando la carrera de abogado, mientras él sigue transitando desde el Barrio Autopista Sur y llega hasta El Chañar, a la mañana con verdura y por la noche con maní, solo con su bien cuidado caballito, amigo fiel. Hace unos días se lo habían robado unos cuatreros y en un descuido de estos el animalito se escapó y volvió a su casa. No dudo de que a ese trámite lo hizo Dios, que es el mejor amigo de los que obran bien y los ayuda en todo. Moraleja: querer es poder. Pensemos: si Lucas, con una escuela primaria mal terminada sale a yugar todos los días y soluciona sus problemas, ¿por qué nosotros no? Hay que imitarlo...

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1.180 Barrio 20 de Junio

San Miguel de Tucumán



- Aniversario de LA GACETA

Jorrat Hnos S. A. hace llegar a los directivos del diario LA GACETA nuestros cordiales saludos y felicitaciones por haber cumplido 108 años de existencia, período en el que realmente se destaca su importante trayectoria cultural y comercial.

Miguel Ángel Jorrat

Presidente Jorrat Hnos

Muñecas 336 - San Miguel de Tucumán



- Subsidio para adictos

Con un poco de experiencia en la recuperación de adicciones y acompañante en la larga terapia de un ser querido, puedo afirmar que es un error otorgarle dinero a un paciente que padece dependencias adictivas. Sin conocimientos psicológicos me ánimo a predecir que, una persona que sufre o sufrió esta desgracia ve al dinero como un pasaporte a ese infierno, la fuerza de voluntad es primordial como la superación diaria seguida de un orden mental que; basado en actividades constantes, que promuevan otros valores cotidianos, hacen al inicio de recuperación alejando esa necesidad desesperante que lleva el nombre de abstinencia , para que se entienda se puede decir que se debe ocupar la mente lejos de lo que fue el ejercicio psicológico en el peor momento de su adicción, repito que el dinero se antepone como móvil a la fuerte necesidad de lo que se consume, sea drogas, juegos etc., convirtiéndose en un factor esencial al punto de que existen personas adictas al dinero también. Creo yo desde mi perspectiva, que en vez de otorgar dinero a los pacientes en recuperación,  se debería invertir en fortalecer el vínculo de su familia o seres queridos que también sufren con el adicto y son sumamente imprescindibles en su recuperación, fomentar la inserción laboral, capacitaciones, educación y mucho otros factores más, que sirvan para instalar la valoración del esfuerzo porque al final todos necesitamos dinero para vivir, pero el dinero fácil viene de la mano con la delincuencia y todos sus vicios, vicios valga la redundancia, que giran como satélites de esa realidad fatal que tanto daño les produce a los argentinos y al mundo.

Williams Fanlo



- Líneas de hierro

La carta del lector Ángel R. Cobos (02/08) pone en el tapete el tema de los ferrocarriles, noble medio de transporte que se ha ido diluyendo y va camino a convertirse en recuerdo. En su modalidad de carga, el sector estima que se necesitarían 50 camiones circulando por las rutas para equiparar la capacidad operativa de un convoy ferroviario en sus rieles, diferencia abismal en lo que hace a seguridad vial, contaminación ambiental, ahorro de tiempo y de recursos humanos y económicos. Duele observar que este medio de transporte cumple una función vital y única en los países desarrollados, mientras que el nuestro no ha sabido o querido conservarlo, mejorarlo y optimizarlo. La Empresa Ferrocarriles Argentinos ha sido grande, fuerte y un orgullo para el país en su tiempo. Recorriendo su historia surge que, en los años 1946-1948,todos los ferrocarriles estatales. Lo que existían desde 1857, que estaban en las manos de ingleses y franceses, fueron nacionalizados, otorgándoles los nombres de destacadas personalidades de nuestra historia: General San Martín, General Belgrano, General Roca, General Mitre, General Urquiza y Domingo F. Sarmiento. Si bien respondían entonces a la concepción de un país agrario, se propuso la integración y fomento del territorio nacional, la unión de las provincias; favorecer a las regiones despobladas y la expansión de las economías regionales. Fueron épocas de oro para el país. En 1960 se inicia la decadencia, la debacle de una empresa que llegó a ser una de las más grandes del mundo y, aún ahora, la más extensa de Latinoamérica. Se sumaban no sólo reveses económicos, si no mala organización y administración, y sobre todo, intereses vinculados al transporte automotor y aéreo. Comienzan a suprimir ramales, a cerrar estaciones a despedir personal, proceso que se incrementa durante la dictadura militar y que cristaliza durante el gobierno de Menem, quién, en 1991 privatiza los trenes argentinos, el sistema fue dividido en zonas y concesionado a distintas empresas comienzan a desaparecer también los trenes de pasajeros, que unían el territorio “Ramal que para, ramal que cierra”, a lo que las provincias respondían: “Pueblo sin tren, pueblo que muere”. La desaparición de los trenes produjo la de muchos pueblos, dejó localidades aisladas, en la calle a miles de obreros, en la miseria a muchas familias: los pobladores viejos se quedaban a sobrevivir, los jóvenes partían en busca de mejor futuro. Se desestructuró así un sistema de comunicación que favorecía la productividad y beneficiaba a gran parte de la sociedad. Los tucumanos mayores recordarán con añoranza aquellos trenes que llegaban a nuestra provincia: Por Ferrocarril Central Norte: Estación Mitre; El Tucumano; El Aconquija; El Estrella del Norte; El Mixto. Por Ferrocarril General Belgrano: El Internacional o Panamericano; El Cinta de Plata; El Norteño. Los trenes dejaron a su paso: localidades, pueblos, progreso; de ahí el folklore, la magia y el recuerdo que los distingue y los hacen caros al afecto popular. Actualmente, de nuevo en manos del Estado Argentino desde 2015, es de esperar que nuestro desvalorizado sistema ferroviario llegue a alcanzar el preponderante rol que le cupo en la historia y la formación de nuestro país.

Marta Rojas de Flores

Ayacucho 1.958 - San Miguel de Tucumán



- La pobreza

El artículo de LA GACETA, destacado en primera plana del 19/01/2016, “La pobreza azota al 21 % de los niños argentinos “, al parecer fue invisible y por lo tanto olvidado para nuestras autoridades muy ocupadas en promocionarse para la campaña de las elecciones del año siguiente. Hoy, a cuatro años de esa excelente pero triste nota, la pobreza de los chicos es, según la UCA, del 62,5 % y el 9 % la indigencia en los barrios populares; 8 millones de niños con algunas privaciones esenciales en sus vidas. El flagelo de la pobreza y la miseria no tiene la prioridad con que debiera ser considerado, la indefensión de los más pobres e inocentes pone de manifiesto las carencias estructurales de contención, la indolencia y la falta de sensibilidad aumentan las penurias y traumas de los pobres e indigentes que sufren desventajas y desamparo, empujando a muchos jóvenes y aun niños a abandonarse al paco y al alcohol. El discurso demagógico resulta muy efectivo para desviar la atención del ciudadano ocultando este grave problema social. La desnutrición infantil no es comentada; es la muestra del desinterés o inoperancia de algunos de nuestros “simpáticos” dirigentes, muy ocupados en redactar sus discursos populistas que contribuyen a la cotidiana burla que genera más deterioro moral. No podemos hacernos los distraídos y saltar sobre obstáculos que son evidentes; en este caso se trata de la vida, de la dignidad de las personas, para que el ser humano, cualquiera sea su clase social, no sea humillado por ser pobre o distinto; que sequemos mínimamente las lágrimas de dolor de esas madres que miran impotentes cómo se enferman y mueren sus hijos por causa de las drogas y la desnutrición. Ante esta situación el pobre toma una actitud fatalista; solo le queda sobrevivir como pueda, adormecido por una realidad sin futuro ni esperanza. Cuando la miseria va tomando el espacio que deja la pobreza digna, la fe se desgasta, la esperanza desaparece. Periódicamente LA GACETA nos informa de la situación alarmante que viven nuestros vecinos de La Costanera y otros barrios. En la medida en que veo y escucho al otro empiezo a entender que más allá de nuestra posición social, económica y educativa, somos todos seres iguales y debemos sentir la empatía que merece el otro, dejando de lado el egoísmo de pensar que vivimos del otro lado del “muro”. El confinamiento a provocado que muchas personas se queden sin trabajo y por ende sin ingresos, lo que genera un grave problema. Son muchos los que hoy no tienen que comer y tienen frío. Antes del coronavirus ya no era una situación bonita, pero lo que está ocurriendo es un escenario pernicioso. Un conciudadano que trabajaba de albañil perdió su trabajo hace ya cinco meses; pedía comida casa por casa confesando que por primera vez en su vida tenía que hacerlo; tiene cuatro hijos. La crisis económica que arrastra el coronavirus tendrá graves consecuencias, quizás peores que el propio virus.

Pablo José Giunta

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