Los ladrilleros están desabastecidos en el Sur

Los ladrilleros están desabastecidos en el Sur

La construcción está parada por la falta de materiales para las obras privadas. No llega leña de Santiago ni insumos de Buenos Aires.

EN CHICLIGASTA. Las cortadas de Gastona, principales abastecedores en el Sur, canjean ladrillos por insumos. la gaceta / foto de osvaldo ripoll EN CHICLIGASTA. Las cortadas de Gastona, principales abastecedores en el Sur, canjean ladrillos por insumos. la gaceta / foto de osvaldo ripoll

Luego de que el COE dispusiera la flexibilización de la cuarentena por el coronavirus para el rubro de la construcción en el sur tucumano, la actividad mantiene en algunos casos retrasos considerables en la ejecución de obras privadas y otros en que están paralizadas totalmente. La situación se profundizó en la última semana, y tiene como denominador común una notable escasez de materiales para la construcción.

En una recorrida de LA GACETA para determinar las causas de la falta de artículos, se pudo constatar en Gastona, Chicligasta, lugar donde se encuentran las principales cortadas de ladrillos comunes del sur tucumano, que la producción está atravesando también problemas de desabastecimiento.

Las cortadas de Gastona son las que abastecen principalmente a “La perla del Sur” de ese indispensable material para la construcción. Según explicaron los propietarios de esas empresas, la demanda creció, pero por la falta de abastecimiento de leña y de otros productos necesarios para la producción, no pueden responder a todos los pedidos.

Un fabricante que pidió ser identificado solo como Ariel, precisó que el incremento del costo de la energía eléctrica, de la leña y de la tierra que se utiliza en la fabricación, obligó a llevar el precio de los 1.000 ladrillos a $ 980. Antes de la cuarentena obligatoria, esa misma cantidad y calidad estaba a $580.

La característica de esas cortadas, unas seis en toda la zona, es que se trata de emprendimientos familiares.

“Aquí trabajan los hijos y algunos otros parientes cercanos. No se puede contratar a otros particulares porque lo que se gana en las ventas alcanza para sobrevivir”, apuntó Ariel.

También brindó un detalle curioso para este tipo de negocio. “Por la situación en general, la leña que usamos y otros productos que son necesarios lo conseguimos la mayoría de las veces con canjes de ladrillos”.

En este sentido, el propietario-trabajador subrayó que “se hizo difícil conseguir la leña en estos tiempos de pandemia, porque las remesas antes venían de Santiago del Estero. Ahora nadie se ocupa de los traslados porque en la provincia vecina son intensos los controles y no dejan pasar ni venir a nadie”, comentó.

Consultado sobre cuál era la solución para abastecerse de la leña, factor determinante para la producción como la materia prima que es la tierra, respondió: “conseguimos algo, y nos sirve para responder a las demandas, en la medida de lo posible”, resaltó finalmente.


Desabastecidos

Si con las producciones locales de materiales para la construcción hay problemas, idéntica situación se refleja para los insumos elaborados en otras latitudes. Esto ocurre en el marco de un crecimiento de la demanda en corralones de casi un 300% y un aumento en el costo de esos artículos que ronda el 100% en algunos casos. Esta última situación se puede constatar en el precio del ladrillo cerámico o hueco y en el común.

Según estiman los trabajadores de la actividad y proveedores, el drama que enfrenta hoy la construcción tiene su raíz en Buenos Aires. Allí la paralización obligada de las fábricas por el aislamiento social preventivo generó un desabastecimiento sin precedente.

“Son plantas que se quedaron sin stock y lo que están produciendo ahora no alcanza a cubrir el incremento explosivo que registra la demanda este mes”, observó Gerardo Orlando, propietario un corralón de Concepción.

“Si a esto le sumamos las dificultades que enfrenta el transporte en la circulación por las provincias, la situación se complica aún más” agregó.

Los corralones de Concepción, como también otros de Alberdi, Aguilares y Monteros, acusan demoras de hasta dos meses en el envío de materiales. “Yo venía comprando por semana un equipo de ladrillo hueco y, mientras la demanda se me incrementó tres veces, ahora apenas recibo uno por mes”, apuntó Orlando.

En este mar de escasez, pandemia y una inflación que no se aquieta, el empresario advirtió que “son momentos decisivos dentro de la actividad, ya que se enfrenta la incertidumbre de no saber si es o no es negocio vender”.


Lo más difícil

Por su lado, el ingeniero Armando Sotillo confirmó, preocupado, la actual falta de materiales para los trabajos de construcción de viviendas y otros proyectos. “No hay materiales para la ejecución de las obras que se iniciaron y las contratadas, que crecieron en cantidad después de la cuarentena”, apuntó.

En este sentido, agregó que el ladrillo hueco es el que menos se consigue en los corralones y es el que más se reclama en la construcción de edificios y de casas.

“Hay retrasos en las obras. La demanda se disparó después de la cuarentena pero los corralones no tienen con qué responder. Se están vendiendo cosas que no tienen”, se quejó, por su lado, el arquitecto Sergio Juárez.

¿Cómo se explica el repunte sensible de la actividad de la construcción tras la flexibilización de la cuarentena?, se le consultó. “Personalmente, considero que hubo gente que mientras estuvo aislada gastó menos y ahorró más. El que tenía dólares, por ejemplo, ganó casi el doble en los últimos meses. Con el dinero en mano la mayoría se decidió por invertir en la construcción, en los ladrillos como dicen”, opinó Orlando, empresario concepcionense.

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