Un “Abreu” de la ovalada, pero sin intención

Un “Abreu” de la ovalada, pero sin intención

Por diferentes motivos, Erick Iglesias Valdez pasó por varios clubes en los últimos años.

DE LOCAL. Por haber nacido en Brasil, Erick pudo jugar sin ocupar cupo de extranjero en tres clubes. También fue llamado al seleccionado del vecino país.  DE LOCAL. Por haber nacido en Brasil, Erick pudo jugar sin ocupar cupo de extranjero en tres clubes. También fue llamado al seleccionado del vecino país.
24 Julio 2020

“Nunca tuve la intención de ser algo así como el ‘Loco Abreu’ del rugby”, afirma el tucumano Erick Iglesias Valdez. En los últimos cuatro de sus 29 años, el jugador surgido en Universitario ha vestido la camiseta de siete clubes en tres países diferentes. Nada mal para quien -insiste- no se lo ha propuesto, a diferencia del goleador uruguayo (récord del fútbol con 29 clubes en 26 años). “Todo se fue dando así. A todos los clubes a los que llegué lo hice con la intención de quedarme, pero terminé yéndome por diferentes motivos”, aclara el actual jugador de República de Luque, de Paraguay, club con el que todavía no ha firmado un vínculo formal, pero con el que espera hacerlo una vez que se reactive la actividad.

La inesperada peregrinación de Erick comenzó como una inquietud, a fines de 2015. “Sentí ganas de probar algo distinto, en otro lugar. Así que le pregunté a un chico de mi club que estaba jugando en Brasil cómo venía la mano para jugar allá”, cuenta. La elección del lugar no fue azarosa: aunque hijo de padres argentinos, por esos vaivenes de la vida nació en Brasil y tiene DNI brasileño, así que tiene la ventaja de no ocupar cupo de extranjero. “En 2016 acordé con Niteroi Rugby, de Río de Janeiro”, cuenta. La ilusión no duró mucho: Niteroi, que venía de ascender, anduvo a los tumbos y se salvó de descender por un pelo, aunque no de jugar la promoción. Para entonces Erick ya no estaba allí, sino en Tucumán.

No tardaría en tener revancha. “Un día me escribe el manager del seleccionado de Brasil diciéndome que me habían convocado a una concentración. Me mudé a San Pablo y estuve un año practicando con ellos en el centro de alto rendimiento. Estando ahí firmé con Bandeirantes Saracens, una franquicia del Saracens de Inglaterra”, relata. Con el equipo paulista se consagró campeón del Taça Tupi, la serie B del rugby brasileño, pero decidió alejarse: “pese a que yo había sido goleador del torneo (marcó 150 puntos, más del doble que el segundo), el equipo decidió contratar a otro apertura: al 10 del seleccionado, que era neozelandés. Pero me fui en buenos términos”.

Su siguiente parada fue el sur: Farrapos, club de Río Grande do Sul. “Era lo más parecido a un club de Argentina, con una linda estructura. Ellos no te pagaban, pero te conseguían un trabajo”, describe. También había llegado para quedarse, pero... “No pudo ser. No seguí en el trabajo, así que me pegué la vuelta a Argentina”. La aventura por Brasil había terminado, quizás no como él esperaba, pero con algunos trofeos en el bolso.


Cambio de rumbo

En 2019, ya instalado en Tucumán, recibió otro llamado de larga distancia. “Un amigo paraguayo con el que jugué en Brasil me invitó a ir a Paraguay. Le dije que no porque ya tenía todo organizado acá. Pero me tiró que tenían una buena propuesta para hacerme en un club llamado Santa Clara. Y sí, la propuesta era buena, así que me fui. El club estaba bárbaro, con una gran estructura. Es un club al que definitivamente volvería, porque me hicieron sentir como en mi casa”, sostiene.

FESTEJOS. Erick, celebrando con su familia uno de los trofeos que ganó. FESTEJOS. Erick, celebrando con su familia uno de los trofeos que ganó.

Habla de volver porque, pese a todo, también se tuvo que ir. “Llegamos a la semifinal del campeonato. Acordé con la dirigencia seguir al año siguiente, pero estando de vacaciones en Tucumán me avisan que al final no se iba a poder. De todos modos volví a Paraguay, quería seguir. Me llamaron desde otro club, Asunción RC, con el que empecé a entrenarme”, prosigue. La quinta tampoco fue la vencida: cuando estaba todo listo para jugar se desató la pandemia. Todo el mundo a su casa. “Un viernes me dicen que tenía hasta el lunes para dejar el departamento. Medio que nos corrieron a los argentinos. Así y todo, opté por quedarme en Paraguay”, subraya.

Ahí apareció República de Luque, donde está hoy. “A mi familia la veo siempre a fin de año”, cuenta Erick, hermano mayor del ex Puma Santiago Iglesias Valdez, quien juega en Beaune (Francia). “Lo extraño mucho. A él lo veo con menos frecuencia, pero hablamos casi todos los días”, agrega.

¿Se quedará en siete la cifra de clubes? No lo sabe: “me quedan algunos años más para jugar, así que quién sabe. Tengo un amigo, Marcos Flores, que lleva como cinco clubes distintos. No le puedo permitir que me alcance”.

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