El Ojo Crítico: “Monja guerrera”

El Ojo Crítico: “Monja guerrera”

La fantasía pide más riesgo y diversión.

AFILANDO LA ESPADA. Ava (Alba Baptista) aterriza en un equipo de monjas decididas y letales. AFILANDO LA ESPADA. Ava (Alba Baptista) aterriza en un equipo de monjas decididas y letales.

REGULAR

SERIE / POR NETFLIX

Seis capítulos, en lugar de los 10 estrenados por Netflix, le hubieran venido de perillas a “Monja guerrera”. Ese es uno de los problemas de la serie, repetido en numerosas producciones de la plataforma: estirar tanto las historias las agota y vuelve prescindible buena parte de su desarrollo. Y también se nota lo mucho que le cuesta encontrar ritmo, porque la trama se acelera más o menos desde el cuarto episodio. A esa altura, muchos espectadores ya tiraron la toalla. Y no deja de incomodar cierto tono de excesiva seriedad, en el planteo y en los diálogos, para un show de monjas que se la pasan matando monstruos a los tiros. O con espadas.

Basada en un cómic que Ben Dunn empezó a publicar en 1994 (“Warrior Nun Areala”), a la fantasía épica de la serie no le falta la pata romántica orientada a terminar de enganchar al público adolescente. Ese el target que, sin tapujos, aspira conquistar “Monja guerrera”. De allí que del claustro en el que se entrenan las chicas consagradas para el combate saltamos a la noche y a las playas andaluzas. En la españolísima Costa del Sol se efectuó el rodaje, aunque todos hablan en inglés, pero no vamos a pedirle esa clase de consistencia al guión.

En la morgue de una iglesia (?) yace el cuerpo de Ava (la portuguesa Alba Baptista, que es simpática y tiene un aire a Ellen Page). Por razones que conoceremos con el correr de los capítulos ella termina resucitada al recibir en su cuerpo el halo, que no es otra cosa que la aureola que llevan los santos sobre la cabeza. El halo, además de curarla de la cuadriplejia que sufría, la dota de poderes sobrenaturales. Son los que necesitará para enfrentar a los demonios, corporizados en Málaga y alrededores. También hay villanos de carne y hueso (Thekla Reuten y Joaquim de Almeida) decididos a alzarse con el divinium, un material que... bueno, es eso. Divino.

Al principio rechazada por las monjas guerreras, Ava irá limando asperezas hasta formar equipo con la letal Mary, una especie de John Wick con hábito (Toya Turner), Lilith (Lorena Andrea), Beatrice (Kristina Tonteri-Young) y Camila (Olivia Delcán), todas bajo la dirección del padre Vincent (Tristán Ulloa). Claro, con tanto personaje, siempre hay algún traidor listo para hacer de las suyas.

La historia es la de Ava, puesta a descubrir los enigmas de su pasado y con las dudas que le genera abrazar el destino para el que fue elegida. De a ratos, su voz en off intenta aclarar las cosas. El recurso narrativo, como todo lo que sucede en “Monja guerrera”, queda a mitad de camino, navegando en una intrascendencia propia de esas series que quedan en el olvido en cuestión de segundos.

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