El Ojo Crítico: “Bajo el sol de Riccione”

El Ojo Crítico: “Bajo el sol de Riccione”

Playas, lindos cuerpos y... la nada misma.

MÁS SUPERFICIAL, IMPOSIBLE. Los protagonistas deambulan por Riccione sin mucho que decir. MÁS SUPERFICIAL, IMPOSIBLE. Los protagonistas deambulan por Riccione sin mucho que decir.

MALA

PELÍCULA / POR NETFLIX

Netflix suele innovar cuando se trata de clasificar una serie o una película. Sobre todo, en su versión en inglés. Como si no le bastara con los clásicos drama, comedia, romance, terror, etcétera. O como si quisiera facilitarle -aún más- al espectador la manera de elegir una película. Es entonces cuando vemos debajo de un título como “Bajo el sol de Riccione”, la nueva producción italiana de la plataforma, rótulos como estos: “feel-good” y “soapy”.

El primero significa “sentirse bien” y vaya uno a saber por qué ese debería ser un género en sí mismo, con la variedad de sentimientos que nos provocan distintos tipos de películas. Pero seguramente alude a la liviandad de la trama y anticipa un final feliz. El segundo rótulo, literalmente significa “jabonoso”, pero en realidad el término tiene otro significado. En Estados Unidos, las novelas y los culebrones diarios de TV se denominan “soap operas”. “Soap” significa jabón y “opera” es la obra, claramente. Sucede que mucho tiempo atrás, cuando la industria publicitaria creía que sólo las mujeres veían este tipo de programas, ponían propagandas de productos de limpieza, como el jabón. Asumiendo, arbitrariamente también, que las mujeres eran las únicas que hacían tareas domésticas.

Y aunque reneguemos de Netflix y sus nuevas etiquetas para dejarle todo servido al espectador, quizás en este caso sirvan para describir verdaderamente de qué va la película codirigida por Niccolo Celaia y Antonio Usbergo: una mezcla de la superficialidad y lo básico que implica “sentirse bien” y todos los estereotipos posibles, como sucede con la etimología de “soap opera”.

Riccione es una localidad costera de la provincia de Rímini, en Italia. El lugar que eligen miles de jóvenes para veranear y divertirse. En ellos está centrada la historia: en alrededor de 15 chicos y chicas. 15 cuerpos flacos, esbeltos, bronceados, en malla, que deambulan por la playa con celulares y portando diferentes y clásicas historias de amor.

Lo curioso es que puede verse el propósito de los creadores en hacer la historia ciertamente inclusiva, dados los tiempos que corren. Pero si bien hay diferentes personalidades, se trata de una novela de chicos y chicas “lindas” como cualquier otra que hayamos visto en la TV y por capítulos. Acá será en formato de largometraje.

La única excepción es Vincenzo (interpretado por Lorenzo Zurzolo), un chico que llega a la ciudad acompañado de su madre. Ambos, cada uno por su lado, inician un romance en las vacaciones. Ellos vendrían a lavar las culpas de los directores, por si acaso llegara a notarse que todos los actores y actrices son pequeños modelos de 20 años. Vincenzo es ciego y su mamá pasa los 50. Al principio parecen puestos únicamente para eso, para sazonar el “cupo” tácito de personajes hegemónicos, pero sobre todo él generará las pocas risas que nos da la película. El resto corresponde a una trama vacía y que no despierta mucho interés.

Al final, como toda novela y como la misma película y su plataforma lo anticipan, todo “saldrá bien” y nosotros, en teoría, nos “sentiremos bien”. En teoría, muy en teoría.

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