Todo es historia: para llegar a la cima recorrió diferentes caminos

Todo es historia: para llegar a la cima recorrió diferentes caminos

Tucumán fue campeón argentino de basquetbol en cinco ocasiones y jugó otras seis finales.

ORGULLO TUCUMANO. “Estos chicos aprendieron a querer la camiseta”, destacó Mario Vildoza, DT del bicampeón. ORGULLO TUCUMANO. “Estos chicos aprendieron a querer la camiseta”, destacó Mario Vildoza, DT del bicampeón.

“El Más Argentino de los campeonatos”. Así se lo conoce al campeonato Argentino de Basquetbol. Durante muchos años reunió a los mejores jugadores del país y despertó la atención de los que disfrutan con un deporte que es dinámico, cambiante, vibrante y tiene definiciones dramáticas y con mucho suspenso. Desde su primera edición disputada en 1928, en Capital Federal - el local venció en la final a Santa Fe por 34 a 13- se organizaron 83 competencias y Tucumán fue uno de los grandes protagonistas. Los números lo reflejan. Esta provincia fue sede de la competencia en seis ocasiones y el conjunto local fue campeón en cuatro de ellas. Además, suma un título lejos de casa, el que consiguió en 2016 en Santa Fe, cuando le ganó al anfitrión en el partido decisivo y consiguió el bicampeonato por primera vez.

Ese fue el broche de oro para un proceso que había arrancado unos años antes y tenía un objetivo para ser alcanzado en el mediano plazo: salir campeón argentino. “Cuando los dirigentes de la Federación Tucumana me citó para ofrecernos la conducción del combinado puse como única condición encarar un proyecto de varios años. Sabíamos que con trabajo podíamos recuperar el título que se había ganado por última vez en 1998. Inesperadamente apareció la oportunidad de organizar la edición 2015 y eso acortó los plazos. El equipo, que se preparó muy bien, alcanzó su pico de rendimiento en plena competencia. Llegamos a la final, donde enfrentamos a Santa Fe. La definición no pudo ser más emocionante. Ganamos con un triple de Jerónimo Solórzano justo cuando se terminaba el partido”, recuerda Mario Vildoza, el entrenador del equipo local, en diálogo con LG Deportiva.

Del drama a la alegría

La jugada será recordada como uno de los momentos más trascendente del basquetbol tucumano. El local ganaba 83 a 81, pero faltando un segundo Santa Fe anotó un triple que lo puso en ventaja por 84 a 83 y parecía haber sellado el resultado. Sin embargo, el local respondió con otro triple anotado por Solórzano justo cuando sonaba la chicharra que marcaba el final. “Cuando nos anotaron el triple fue un baldazo de agua fría. No lo esperaba nadie. Por suerte Mario pidió un minuto y organizamos una jugada rápida. Sólo quedaba tiempo para recibir y lanzar. Por suerte el balón me llegó cómodo y pude anotar. Tenía una confianza absoluta. Esa acción marcó mi vida porque vivo el basquetbol con mucha pasión”, sostuvo el protagonista de ese momento mágico.

Así Tucumán se consagró campeón por cuarta vez. Antes lo había logrado en 1955, 1993 y 1998. Pero no fue el último. Un año después, el grupo conducido por Vildoza escribió otra página histórica. Con la base del torneo anterior fue defender el título en Santa Fe y una vez más lo superó en la final: 80 a 76. Un marcador ajustado, pero no tuvo que sufrir tanto. “El equipo llegó consolidado y con mucha confianza. Disfrutaban los partidos y eso se reflejó en el rendimiento. Los muchachos jugaron muy bien y obtuvieron un doble reconocimiento: fueron campeones jugando fuera de la provincia por primera vez y también consiguieron el bicampeonato, algo que nunca se había logrado en ese momento”, señaló Vildoza.

Si bien los resultados son fundamentales en los procesos deportivos, el entrenador no solo resalta la obtención de los títulos. “Logramos que los jugadores vuelvan a sentir orgullo por representar a la provincia y defender la camiseta del combinado tucumano. Esto fue posible por la decisión de los dirigentes de la Federación Tucumana de respaldar el proceso. Al comienzo no nos fue bien, pero ellos nos ratificaron en el cargo. Confiaron en nosotros y eso luego se transmitió al campo de juego. Lo mejor que le puede pasar a un cuerpo técnico es trabajar tranquilo. Esto demuestra que Tucumán tiene material humano. Sólo se necesita apostar un proyecto y darle continuidad para llevar a nuestro básquet al mejor nivel de competencia”, resaltó el entrenador cuyo vínculo sigue vigente.

Una gran herida

A los cinco título ganados, hay que sumarle otras seis finales disputadas. Un ciclo muy recordado, que se extendió entre 1982 y 1991, por el nivel de los jugadores que conformaron ese grupo al que sólo le faltó obtener el título. Como en 1990 no se jugó el Argentino, Tucumán protagonizó cuatro encuentros decisivos de manera consecutiva. Perdió ante Córdoba (1987 y 1988), Entre Ríos (1989) y Santiago del Estero (1991). La derrota más dolorosa fue la que sufrió ante los entrerrianos (92 a 90) con un triple de Aníbal Sánchez -un extraordinario jugador que falleció unos años después- a un segundo del final. Una herida que todavía duele, aunque se cicatrizó parcialmente con el triple de Solórzano que le permitió salir campeón ante Santa Fe 26 años después pagando con la misma moneda.

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