Los nuevos paradigmas del deporte colectivo, parte uno: el rugby

Los nuevos paradigmas del deporte colectivo, parte uno: el rugby

Los nuevos paradigmas del deporte colectivo, parte uno: el rugby ARCHIVO

La pandemia está dejando muchos cambios como consecuencia. Cambios en nuestra vida social, en nuestra rutina, en nuestra cotidianeidad, en nuestros hobbies y en nuestras profesiones. Ahora, la individualidad es la nueva forma de subsistencia y se debe aplicar a todos los ámbitos en los que nos manejamos, a pesar de que en algunos sea difícil imaginarlo. El deporte de equipo es un gran ejemplo de ello. En el contexto que atravesamos, la individualización fue el único camino para el retorno de este tipo de prácticas. Es que si pensamos en grupo, hablamos de contacto y, hoy, eso es “palabra prohibida”. Por ello, para adaptarse a esta “nueva normalidad” y retomar la rutina física, todos los aficionados y profesionales de estos deportes debieron aceptar esta nueva manera de pensarlo y aplicarla en ellos. Tucumán es una provincia muy del rugby, una de las últimas actividades físicas en ser habilitadas por el gobierno. Desde hace más de una semana, los practicantes de este deporte pudieron volver a entrenarse; aunque jugar aún no está permitido. Pero, si el rugby es una disciplina basada en el trabajo en equipo ¿cómo se puede entrenar sin tener contacto? Es que para el/la rugbista, el sólo hecho de entrenar en el mismo lugar que sus compañeros/as, le da sentido a su deporte.

El retorno de la actividad marcó el fin del entrenamiento obligatorio en casa y la vuelta de los botines al club, pero con cambios. Tanto hombres como mujeres se organizan para entrenar en grupos -unas 10 personas por cancha-, y en horarios en que no se crucen; la práctica dura entre 45 y 60 minutos y sólo consiste en ejercicios físicos en el campo, sin simulación de competencia; además, los/as jugadores/as deben llegar vestidos con la ropa adecuada, ya que no se pueden usar los vestuarios; por último, tienen que usar barbijo antes y después del entrenamiento. Hoy, en el rugby, los mismos entrenadores reconocen que su figura quedó en un segundo plano y que se transformaron en apoyo para los preparadores físicos, que son los que tienen que “llevar la batuta” en esta primera etapa. Estas condiciones fueron aceptadas de forma temporal, pero una vez que vuelvan los enfrentamientos, ¿qué quedará de estos nuevos paradigmas?

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