El Ojo Crítico: “The sinner 3”

El Ojo Crítico: “The sinner 3”

Máxima tensión y un final impactante.

LLEVADOS AL LÍMITE. No hay tregua entre Harry Ambrose (Bill Pullman) y Jamie Burns (Matt Bomer). LLEVADOS AL LÍMITE. No hay tregua entre Harry Ambrose (Bill Pullman) y Jamie Burns (Matt Bomer).

MUY BUENA

SERIE / por netflix

Harry Ambrose es uno de los mejores personajes que propone la pantalla desde que en 2017 se estrenó la primera temporada de “The sinner”. Es, a la vez, el gran hallazgo en la carrera de Bill Pullman, un muy buen actor al que no siempre le sonrieron papeles a su medida. Las historias de la serie -complejas, ambiguas, cambiantes, profundas- están a la altura de la torturada psiquis de Ambrose, un border de manual que no por casualidad se ve envuelto en tramas de lo más enmarañadas.

La tercera temporada -ocho capítulos producidos por la cadena USA Network y emitidos por Netflix en la región- llevan a Ambrose mucho más allá de lo visto hasta aquí. El involucramiento del detective de la policía de Dorchester -pequeña localidad ubicada a una hora de tren de Nueva York- en este caso será absoluto. Y en consecuencia, en extremo peligroso.

Un accidente de auto termina con la vida de Nick (Chris Messina). Junto a él viajaba Jamie Burns (Matt Bomer), salvado gracias al cinturón de seguridad. Ambrose desconfía desde el primer momento. Varios elementos no encajan en el relato de Jamie, en especial el lapso transcurrido entre el choque y la muerte de su amigo Nick. El detective intuye que hay una madeja demasiado espesa y para desenrederla apela a sus métodos tan particulares: el contacto insistente -y con aire casual- con los involucrados, la vigilancia silenciosa y esa tendencia a poner el cuerpo que le pasa costosas facturas.

El mundo interior de Ambrose es tan turbulento como reprimido. A su alrededor flotan más demonios que ángeles y de allí que su sentido del deber se vea en permanente jaque. Jamie Burns lleva esa tensión que permanentemente brota de la gestualidad de Ambrose al límite. Es un duelo formidable el que librarán, un crescendo dramático que a partir del cuarto capítulo empieza a desbocarse y culminará en una cornisa capaz de quitarle el aliento al más veterano consumidor de policiales.

Jamie es profesor en un secundario de elite y la paternidad lo encuentra sumido en una crisis terminal. La reaparición de Nick en su vida reaviva prácticas que había enterrado durante 17 años y, de pronto, se convierte en un desconocido hasta para su propia esposa (Parisa Fitz-Henley). Vacío de sentimientos y obsesionado con el tema de la muerte, Jamie sólo encuentra motivación en el dolor, las rupturas, el dislocamiento de la realidad. Y el crimen, por supuesto.

El mano a mano con Harry Ambrose es una partida de ajedrez mental fascinante y llevada al límite. La aparición de una pintora (Jessica Hecht, la Gretchen de “Braking bad”), en cuya propiedad se produjo el accidente en el que murió Nick, es la otra pieza del rompecabezas que Harry trata de armar.

Ambrose es el verdadero protagonista de la tercera temporada de “The sinner”. Es otro salto de calidad para una serie que pone en juego mucho más que la resolución de un caso policial. Habla de la naturaleza humana y con la más absoluta crudeza.

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