Y vos, ¿dónde ponés tu plata? Lejos de la soberanía financiera

Por Regina Martínez Riekes / asesora financiera.

21 Junio 2020

“La Nada está destruyendo nuestro mundo. La Nada se hace cada día más fuerte. Si tú quieres salvar el mundo, debes apurarte. No sabemos cuánto tiempo más podremos resistir la Nada”

Oráculo del Sur, en “La historia sin fin”

Volver al Futuro: 2005 vs. 2016

Esta semana venció el pacto de confidencialidad en torno al canje de deuda. El Gobierno ofrece alrededor de U$S 52. Los bonistas reclaman entre U$S 55 y U$S 60. La discrepancia es un 0,05% del PBI por año. Si el monto es tan poco significativo, ¿por qué no se llega a un acuerdo?

La clave está en la letra chica del contrato. En la jerga se conoce como “Indenture”. Los bonos K (Discount y Pares), emitidos en 2005, otorgan una mayor protección legal que los bonos M (Globales), emitidos en 2016.

Los acreedores buscan mayor cobertura legal frente a un eventual litigio. No descartan que Argentina, en el corto plazo, incumpla nuevamente. Recuerdan las promesas realizadas en 2010 y les dedican una página. “Les aseguro a todos los acreedores de Argentina que ellos cobrarán sus deudas”, citaron a Cristina Fernández en la presentación realizada el mes pasado.

Para evitar un nuevo incumplimiento, una de las condiciones exigidas por acreedores es que Argentina adopte un mecanismo de autorregulación. Cualquier nueva deuda emitida debería repagar, como mínimo, deuda existente en un 50%.

Quien tiene el control tiene el poder

Para aceptar la propuesta, los bonistas exigen un “endulzante”. Podría ser un cupón atado a la evolución de la economía. Este instrumento, otorgado en el canje de 2005, fue uno de los mejores negocios debido a los años de virtuoso crecimiento que le siguieron.

Sus detractores señalan que a partir de 2007, la intervención del Indec en la manipulación de estadísticas le quitó atractivo. Por ello proponen un cupón atado a las exportaciones. Dólar que entre, dólar que se comparte.

Las amenazas de bonistas de ir a un litigio determinaron que las autoridades nacionales pospongan hasta el 24 de julio el acuerdo. La fecha no es casual.

Seis días después, el 30 de julio, expira el plazo de gracia de los bonos Discounts. De no obtener un acuerdo y en caso de lograr mayorías, los tenedores de esos bonos podrían pedir la aceleración del pago de deuda. Y la catástrofe sería inevitable.

El que quiere dólares recibirá dólares

Al problema de la deuda en moneda extranjera se suma la abultada deuda en moneda local. Esta semana vencen $160.000 millones. Más del 50% está en manos forasteras. Inversores que participan, a su vez, de la negociación del canje de deuda en dólares.

El principal riesgo es que los pesos abonados por estos vencimientos se dolaricen vía contado con liquidación y que le pongan mayor presión a la divisa extranjera. La alternativa propuesta fue generar “bonos puente” en pesos, que posteriormente podrán utilizarse para suscribir bonos en dólares. Eso sí: habrá que esperar hasta la licitación, que será en agosto. Hábil apuesta para asegurarse de que estos jugadores no se bajen de la mesa de negociación.

Esta semana se emitieron $135.000 millones entre letras a descuento atadas por inflación (CER) y con margen sobre tasa de interés (badlar). El peligro, señalan fuentes de mercado, es el acceso a instrumentos de corto plazo a inversores extranjeros. Las lecers y lebads fueron bien recibidas por los fondos comunes locales, que de a poco vienen recuperándose.

¿Que ocurriría si Pimco decide hacer una venta masiva de estos instrumentos? Con un mercado chico, pone en riesgo la industria de fondos comunes. Estos fondos con liquidación en 24 horas son los elegidos como instancia superadora a un plazo fijo bancario. Mayor rentabilidad y flexibilidad a la tradicional inversión en bancos.

“CER” o NO “CER”

Ante las limitaciones regulatorias para acceder al dólar, los grandes inversores locales se vuelcan a opciones en pesos.

Se trata de bonos atados a la evolución de dos de los principales dolores de cabeza argentinos: inflación (bonos CER) y dólar (bonos dólar linked)

La primera opción apuesta a la inflación que -se espera- surgirá consecuencia de la fuerte emisión monetaria. Los precios internos están atrasados incluso al compararlos con la evolución del dólar oficial: 11% vs. 15%.

El mayor apetito, sin embargo, está en la nueva vedette de mercado. Son los llamados bonos DL (dólar linked). Se trata de emisiones que devengan una tasa en dólares pagadera en pesos al tipo de cambio oficial. Este es hoy el mecanismo de financiamiento elegido por empresas generadoras de divisas.

Es tal la demanda que los fondos comunes que invierten en este tipo de activos son los que exhiben un mayor crecimiento. Totalizan en unas pocas semanas $30.000 millones en toda la industria.

Ese lejano siglo XVI

El primer mundo opera con tasas cercanas a cero (e incluso negativas). Economías emergentes se financian en torno al 6%-7% en dólares. Difícilmente se encuentre un mejor momento para negociar la deuda.

Las noticias en torno a Vicentin y Latam exhiben un ambiente hostil para hacer negocios privados.

A pesar de ello, los acreedores no pueden negar las concesiones realizadas por el Gobierno: más de U$S 10 desde la propuesta inicial.

El Gobierno alega que está impedido de realizar esfuerzos adicionales debido a las condiciones impuestas por el FMI. En el país de la “soberanía alimentaria y energética”, se pone en evidencia que aún estamos lejos de lograr la soberanía financiera. Proclamaba Francis Bacon en el siglo XVI: “la soberanía del hombre está oculta en la dimensión de sus conocimientos”. Una nueva evidencia que los argentinos, aún tenemos mucho que aprender.

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