El Ojo Critico: “Curon”

El Ojo Critico: “Curon”

El nuevo pueblo de los malditos.

COMO HANSEL Y GRETEL. Los hermanos Daria y Mauro buscan en el bosque a su mamá desaparecida. COMO HANSEL Y GRETEL. Los hermanos Daria y Mauro buscan en el bosque a su mamá desaparecida.

BUENA

SERIE / POR NETFLIX

Uno de los atractivos de “Curon” pasa por la construcción de la serie a partir de una historia real, de las locaciones originales y de una leyenda urbana terrorífica típica de un pasado misterioso. El pueblo de ese nombre existe en el norte de Italia, cerca de la frontera con Austria, y el campanario que emerge de un lago no es un truco sino la gran atracción turística de la zona. El antiguo Curon quedó sepultado por el agua cuando se construyó un dique y los vecinos debieron mudarse a tierras más altas. Cuentan que por las noches las campanas -que ya no están- pueden escucharse como preludio de que algo horripilante está por suceder. Para un buen guionista, semejante material de base es un regalo del cielo.

Desde allí partió la ficción estrenada por Netflix con forma de siete capítulos. Tratándose de terror, género de riquísima tradición cinematográfica en Italia, “Curon” despertó un interés llamativo. Tal vez las expectativas estaban muy altas y la serie dista de ser una joya, pero en líneas generales funciona.

Hay un efecto espejo en las series europeas de Netflix con perfil sobrenatural. En la alemana “Dark” la acción transcurre en un pueblito (Winden) y en la francesa “Marianne” sucede lo mismo (Elden). “Curon” repite ese patrón, que puede leerse como un regreso a las fuentes de las antiguos mitos regionales. En este caso, el bosque y los lobos juegan un rol clave. El terror en estas series anida en la naturaleza y en las tradiciones, no en la concepción moderna de la vida urbana.

Para desenredar la trama de “Curon” -como en “Dark” y en “Marianne”- es necesario viajar al pasado y la narración lo hace por medio de flashbacks. Después de 17 años, Anna (Valeria Bilello) retorma al pueblo, del que se había marchado traumatizada. La acompañan sus hijos, los mellizos Daria (Margherita Morchio) y Mauro (Federico Russo). No será sencillo el reencuentro con su padre (Luca Lionello), quien a disgusto recibe a su hija y a sus nietos en el caserón que ocupa, un viejo hotel al que en Curon creen poblado de fantasmas. La desaparición de Anna, revelada en el segundo episodio, refuerza lo que todos los vecinos sospechan: su familia está maldita.

Un par de oportunas vueltas de tuerca sostienen la serie, que se toma su tiempo para ir delineando personajes y corriendo el telón. Más de climas que de sustos, “Curon” va de menor a mayor. Y no decepciona.

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