Efecto de la pandemia: deberemos aprender a sonreír con la mirada

Efecto de la pandemia: deberemos aprender a sonreír con la mirada

Con el límite que imponen los barbijos, el makeup busca adaptarse al contexto presente y resalta los ojos.

MAQUILLADORAS. Ana Troncoso y Ana Anzorena muestran opciones para resaltar el rostro con tapabocas. MAQUILLADORAS. Ana Troncoso y Ana Anzorena muestran opciones para resaltar el rostro con tapabocas.

Los rostros han sufrido una metamorfosis. La evidencia no está en el cambio de rasgos, sino en la estética: allí donde residía una sonrisa o unos labios inquietos, hoy se ven cubrebocas que resguardan la mitad de nuestra cara.

En el rubro de la cosmética y el maquillaje esto implicó una serie de cambios que, quizás, perduren luego de la cuarentena. ¿Qué pasa con el make-up a esta altura del partido? Según los especialistas, el protagonismo expresivo yace en los ojos y tendremos que aprender a resaltarlos para transmitir emociones.

“Para lograr un maquillaje simple y rápido sólo necesitamos máscara de pestañas, delineador y un corrector de ojeras que tape los signos de cansancio. Esos productos son indispensables. De querer jugar con una paleta de sombras, los colores cálidos o los polvos con brillos (en terminación dorada) vienen bien para darle luminosidad a la cara”, aconseja la maquilladora Ana Lucía Troncoso (@alt.ernativemkp). Las tendencias en las redes sociales pasan por los foxy eyes y los delineados gráficos. 

Troncoso enfatiza que el trazado y el peinado de las cejas es fundamental para marcar el rostro. Y que el protector solar es el doble de necesario debido a la cantidad de horas que pasamos en casa frente a las pantallas o expuestos a la luz artificial.

La aplicación de base en esta época es un capítulo aparte. “Por su textura y los roces, se complica mantener el barbijo limpio. Así que usar base implica prestar atención a las manchas. Un consejo es utilizar neblina o excedernos en los polvos fijadores para limitar la cremosidad del producto. La solución para seguir pintándonos la boca son los labiales de larga duración o las tintas”, detalla la maquilladora Ana Anzorena.

Para mí, y sólo para mí

Entre la resignación capilar por las raíces sin teñir, el caos de la manicura y la nostalgia de los centros de depilación, una constante durante el aislamiento fue encontrar alternativas para el autocuidado. Así llegaron los videos de ejercicios, de recetas healthy en la cocina y los cursos o los tutoriales de maquillaje por YouTube.

“Este tiempo obligó a muchas mujeres a sentarse frente al espejo y a redescubrirse; a aprender a destacar sus rasgos. Siento que el maquillaje volvió a valorizarse en relación con la autoestima. Nos hizo probar alternativas, experimentar, y practicarlo como una actividad para sentirnos bien, a pesar de estar solas en casa y de que no haya nadie más observando”, reflexiona Anzorena.

Sus pensamientos la llevan a la imagen de las mujeres islámicas (grandes consumidoras del mercado cosmético) que visten hiyab, chador o burka, pero al levantar ese velo sus miradas delineadas cautivan a quienes las acompañan en la intimidad.

Premoniciones

A lo largo de su historia, el maquillaje fluyó con las pinceladas sociales y culturales de cada época. Hoy, toca pensar en otra adaptación: cuando vayamos a las grandes perfumerías la experiencia de trazar franjas multicolores en el brazo u oler decenas de papelitos con fragancias será distinta.

“Pensemos que por lo pronto, no habrá probadores ni la posibilidad de llevarte muestras. Además, el espacio estará cubierto por separadores y en la medida que salgan lanzamientos y no los podamos testear tan fácil primará la sorpresa”, proyecta Anzorena. El ejemplo concreto son las firmas internacionales que tienen probadores de maquillaje virtual.

Entre las predicciones, hay empresas cosméticas que auspician rubores, prebases y sombras con mejores poderes humectantes. Además de asegurar que las fórmulas de “los básicos de toda la vida” cambiarán para ayudar a descongestionar la piel y parchar el enrojecimiento por los roces del cubreboca.

“Si antes las tucumanas usaban un maquillaje tranquilo (o directamente nada) para trabajar, hacer las compras o asistir a eventos, ahora se va a dejar la piel lo más natural posible”, vaticina Troncoso. Otro hábito adquirido será aumentar la limpieza de los materiales de aplicación (brochas, esponjas, lápices, etcétera).

“Al ser objetos invasivos que se usan en diferentes superficies y pieles, los maquilladores y el público tienen que prestar atención a su higiene y preservación para evitar la acumulación de bacterias”, agrega la makeup artist.

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