“La economía puede derrumbar el pico de aprobación de Alberto”

“La economía puede derrumbar el pico de aprobación de Alberto”

La actualidad según el director de la Encuesta de Opinión de Udesa.

DIEGO REYNOSO. Estudió “Métodos cuantitativos e investigación social” en la Universidad de Michigan. www.udesa.edu.ar DIEGO REYNOSO. Estudió “Métodos cuantitativos e investigación social” en la Universidad de Michigan. www.udesa.edu.ar

Diego Reynoso (Buenos Aires, 1968) se dedica a combinar la ciencia política con la ciencia de datos. Sus principales temas de investigación son las elecciones y la opinión pública, y hoy dirige la Encuesta de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés (Udesa), donde además es profesor titular. Aquí, en diálogo telefónico con LA GACETA, anticipa que la supervivencia de la alta aprobación con la que cuenta hoy el presidente, Alberto Fernández, dependerá de si la ciudadanía lo responsabiliza, o no, por la crisis económica. Aunque también advierte que la pandemia de coronavirus aún ocupa el centro de la agenda política. “Es raro decirlo -observa-, pero aunque siempre fue ‘la economía, estúpido’, como decía Bill Clinton, lo que en cierta medida calibraba el termómetro de la opinión pública, ahora el lugar de la economía lo tiene la cuestión sanitaria”.

-¿Cuál es la aprobación actual del Gobierno?

-Según la última medición que hicimos, a mediados de abril el Gobierno había alcanzado el 67 % de aprobación y la imagen positiva de Alberto también se había elevado mucho, hasta el 70 %. Es un nivel alto de aprobación, que excede mucho los votos que obtuvo en las elecciones. Nosotros vamos a volver a medir ahora, en junio, y ahí vamos a poder saber si el Gobierno siguió subiendo, se mantuvo o cayó. En abril había además 80 % de aprobación a las medidas sanitarias del Gobierno. Mi impresión es que la crisis sanitaria y la forma en que el Gobierno la manejó, sobre todo en comparación con los dramas que existen en otros países, explican por qué levantó tanto en las encuestas.

-¿Proyecta un presidente más fuerte o más débil el día después de la pandemia?

-Habrá que ver qué pasa. Yo creo que dependerá de cómo la opinión pública resignifique la situación económica, que va a ser un desastre. Lo que pasa es que hoy lo que en cierta medida atenúa o tapa las consideraciones de la opinión pública en relación a la crisis económica es la situación de la pandemia. Y como en eso el Gobierno destaca, entonces puede capitalizar la aprobación. Ahora, lo que yo preveo es que una vez que pase la pandemia, el tema de principal preocupación de los argentinos va a ser la economía. Y ahí me parece que se abren dos escenarios posibles: o bien la gente interpreta que esa crisis fue consecuencia de la pandemia, no se la imputa al Gobierno y por lo tanto este logra mantener lo que capitalizó en este tiempo con el tema sanitario; o bien la gente vuelve a cambiar su humor y dice: “bueno, ahora el Gobierno no está resolviendo los nuevos problemas que tenemos, que son los económicos”. En este segundo escenario, la economía puede derrumbar el pico de aprobación que Alberto está obteniendo en estos días.

-¿Hay espacio para que surja el albertismo?

-No, o al menos no por ahora. Yo creo que lo que hay hoy es un Gobierno de coalición entre tres sectores peronistas que mantienen autonomías organizativas: el Frente Renovador, Unidad Ciudadana y el Partido Justicialista (PJ), que aglutina a los gobernadores. De la misma manera que había tres espacios en la coalición anterior, ¿no? El PRO, la Coalición Cívica y la UCR (Unión Cívica Radical), que vendría a ser el PJ de los gobernadores en la coalición de Cambiemos. Bueno, entonces hoy tenés tres también. Y si bien Alberto es el gran administrador de la coalición y quizá la única persona que puede administrarla, no tiene una base organizacional autónoma que le permita hegemonizarla. Es una situación muy diferente a la de, por ejemplo, el primer kirchnerismo, que era el resultado de una coalición entre partidos y movimientos sociales. Estos últimos fueron los que les permitieron a Néstor y Cristina (Kirchner), en un momento determinado, sobre todo después del 2005, romper con (Eduardo) Duhalde y hegemonizar la coalición. Bueno, yo creo que Alberto no tiene esa posibilidad, al menos en el corto plazo.

-¿A qué se debe que hechos como la desaparición de Luis Espinoza o el aumento actual de la pobreza no hayan generado gran conmoción social?

-Si bien efectivamente pareciera ser que eso no importa, me parece que no es que no importe porque hay un peronista en el Gobierno. Lo que lo está tapando es el tema de la cuarentena y la pandemia. Ningún otro problema, por más grave que sea, logra hacer priming, es decir, entrar en las principales consideraciones de la opinión pública. Muy probablemente estas situaciones que están pasando en las provincias con las muertes de inocentes a manos de la Policía calarían diferente si no hubiera una preocupación tan general como el tema sanitario. Claro que una vez que se resuelva eso seguramente habrá otras cosas que disputarán la agenda y la atención de los argentinos.

-¿Qué análisis hace del comportamiento de la oposición?

-Yo entiendo que los gobernadores opositores tienen un fuerte incentivo para cooperar con el Gobierno nacional, mientras que quienes no tienen responsabilidad de administración cuentan con margen para hacer una oposición más desafiante. Pero eso era previsible, antes de la pandemia, para la cuestión económica. A mí ya en diciembre del año pasado me parecía que obviamente iba a ser así, que los legisladores que pertenecen a los contingentes legislativos de los gobernadores opositores iban a tender a comportarse de manera diferente. Pero no porque uno sepa eso teóricamente, sino porque ya lo observó en la época del Gobierno de Cambiemos con los gobernadores peronistas. Ellos tenía un tipo de comportamiento diferente al que tenían muchos legisladores que venían del kirchnerismo de la Provincia de Buenos Aires y en ese momento no tenían ningún problema de gestión. De manera que la oposición es el resultado de muchas consideraciones particulares. Y si bien el país no es todo lo federal que quisiéramos, o no está todo lo descentralizado que quisiéramos, desde el punto de vista de cómo se comportan los contingentes legislativos, a mí me parece que las provincias importan y mucho. Entonces, dependiendo de cómo se posicionan los gobernadores, los legisladores cambian su comportamiento estratégico. Los que tienen gestión tienen más incentivos para cooperar y mostrarse moderados, mientras que los que no tienen gestión y aspiran a tenerla porque quieren ganar los distritos obviamente tensionan siempre un poco más.

-¿Qué papel juega Mauricio Macri en todo esto?

-Como ex presidente, él sigue siendo la figura emblemática de la oposición, pero ya no es el líder. Aunque esto es muy dinámico y cambia todo el tiempo, me parece que los que podrían estar potencialmente disputándose el liderazgo son Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal. Larreta es el más cooperativo y el más visible: de hecho, en cada conferencia de prensa nacional el presidente ha estado acompañado por él y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires (Axel Kicillof). Y Vidal, si bien está fuera del ring, del escenario político, es una de las dirigentes de la oposición con mejor imagen. Me parece que ahí hay dos potenciales liderazgos que expresan dos logícas políticas muy distintas. Siempre hablando del PRO, ¿no? Porque yo no veo de dónde más pueden emerger otros liderazgos opositores, al menos por ahora.


Mapa ideológico

¿En dónde están ubicados el gobierno y la oposición?

Consultado sobre cómo definiría, desde el punto de vista ideológico, al Gobierno y la oposición, Reynoso desarrolla una explicación demográfica sobre la historia reciente de la Argentina. Así, en relación con el kirchnerismo, argumenta: “es un sector político que viene a expresar muy claramente un cambio fundamental en la estructura sociodemográfica argentina, que es la llegada de los informales, los movimientos sociales y demás. Porque el peronismo más tradicional, el de antes, representaba más a los sindicatos que a los informales. Desde luego, yo no creo que el Gobierno sea un populismo chavista ni nada por el estilo. Lo veo ubicado en una coordenada nacionalpopular, con más hincapié en expresar, al menos discursiva o ideológicamente, a los sectores más informales de la Argentina”.

Y a la hora de ubicar a la oposición, recupera a la tradición liberalconservadora. “El macrismo también tiene que ver con un cambio en la composición social del país -interpreta-: representa a los sectores medios urbanos más liberales y desilusionados con el radicalismo, y a una generación de empresarios que intentó ser menos dependiente del Estado. En todo caso, hay que aclarar que el kirchnerismo y el PRO no son los únicos actores del Gobierno y la oposición. Por eso yo hablaba de coalición en los dos casos”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios