Cartas de lectores

- Trump y la guerra

Ni hace falta ahora precisar los desaciertos y hasta agravios a otras naciones (amigas) como resultado del obrar de Trump, en el campo que fuese. El gran desmantelador de acuerdos que se esfuerza en imponer -esa es la palabra- su criterio. En casi todos los campos. Despegarse de la OMS (Organización Mundial de la Salud), por caso, revela su espíritu de “líder por la fuerza”. Como está en campaña para las elecciones presidenciales (en menos de seis meses), sabe bien que tiene una sola garantía de ser reelecto: su país en guerra. ¿Con quiénes? Elija el lector, seguro que algún acierto tendrá: Irán, Siria, Corea del Norte, China, Rusia, etc. Si EEUU está en guerra difícilmente la mayoría de los ciudadanos de su país querrá “cambiar de cabalgadura” en mitad del río. Aunque parezca de “locos” esta hipótesis, me atrevo a suscribirla. Porque vengo conociéndolo a Donald Trump, hasta donde se deja ser conocido este multimillonario megalómano en casi todo.

Carlos Duguech


- Control de consorcios

Resulta inadmisible el pedido del Ministerio Público Fiscal de pedir “colaboración” a las empresas de seguridad de la provincia, para controlar a los vecinos que viven en countries y edificios. ¡Es al revés! Esos vecinos pagan de su bolsillo una tarea específica de seguridad propia. No para que se conviertan en alcahuetes de una fiscalía y alivien una tarea que no pueden cumplir ni en sus propias narices. El centro es un descalabro de seguridad sanitaria. Y el momento de fama transcurre por cazar ciclistas solitarios que se entrenan con la naturaleza. O gente que se mueve en la soledad. Es la ley, dicen. Pero aplicada sin sentido común, se vuelve un absurdo. No es lo mismo un protocolo para el campo que en la Junín al 200. Convierten a los guardias en una unidad “parapolicial” trabajando para el estado, pero pagado por el mismo vigilado. Es de una torpeza que no se entiende. No soy abogado, pero en estado de sitio o guerra, quizás pudiera tener algún sentido. Ya vivir en un consorcio tiene una carga emocional muy grande, por tener que asumir enormidad de reglamentos internos. Que obviamente incluyen lo que dice la ley respecto de la pandemia. O sea, pedir que nos controlen es redundante. Pasará que los consorcistas no pagarán la seguridad interna, mientras trabajen para el Estado. En conclusión, bastaría un recordatorio actualizado a cada administración de lo que está vigente de la ley, ya que cambia todo el tiempo. Y ellos se encargarán de hacer cumplir sin involucrar a extraños. Así de simple.

Daniel Mas



- Trabajo y educación virtual

“El maestro que enseña con celular” (LA GACETA). Una nota, contada sencillamente por un maestro, causó una pequeña gran conmoción. ¿El tema? La educación virtual. “Para colmo, aunque pago un abono caro, con tantas horas de internet entre los deberes de mis hijos y mis alumnos los datos me duran muy poco. Pago más de 4.000 pesos en teléfono todos los meses aparte del abono”. Lo obvio. La inexistencia de conectividad para enormes sectores de docentes y sobre todo de estudiantes. El tema va más lejos de lo meramente educativo. Trabajo remoto es monotributismo. No pago de cargas sociales (obra social y jubilación). Empleo “low cost” o impuesto al salario. Desarrollo tecnológico y degradación social (muchas horas de trabajo). Otra cosa es si un trabajador virtual es requerido por seis horas de trabajo, salario y el resto del día para su propio desarrollo. Se enriquece como individuo y contribuye a la construcción de la sociedad bajo el trabajo virtual. El trabajo a distancia, sin embargo, tiene límites muy poderosos. No puede cumplir con una colaboración correcta en el trabajo. Implica una organización mucho más compleja, en una gran empresa (coordinación, etc.), condicionada por la fluctuante ley del mercado. Muchas teorías en educación demuestran la importancia de lo presencial. Una simple observación, sin ser pedagogo, de una “clase” virtual para alumnos de primer grado es un claro ejemplo. Enseñar unidades y decenas (el problema empieza con aprender a cerrar el micrófono para escuchar debidamente) en 45 minutos por zoom. Aparecen las dificultades para el docente más esforzado. No hablemos de lo que observan y hacen los padres en tal clase (“ayudan” y presionan al niño, perdiéndose la privacidad de alumnos con docentes). Hay bastantes cosas que se pueden hacer virtuales. La enseñanza aprendizaje implica realizar un debate que la “máquina”, prácticamente, niega. No se tiene una debida fluidez para analizar y discutir un determinado tema. La inexistencia de una “pedagogía” virtual que se debe empezar a investigar y estudiar. ¿Lo virtual apéndice de los presencial o lo segundo apéndice del primero? Del primer modo puede “venir” mucho más gente y menos gente por la segunda entrando en contradicción la conquista cultural. Combinar virtuales y presenciales es posible. Desde el punto de vista de la socialización humana la falta de la actividad educativa presencial es un gigantesco retroceso.

Pedro Pablo Verasaluse


- Covid-19 y los mayores de 60

En el curso de esta semana se resolvería la flexibilización del aislamiento para la práctica de deportes, que comenzaría con las disciplinas ciclismo y tenis, entre otras, debido a las características particulares de su desarrollo, siendo factible guardar el distanciamiento necesario para evitar el contagio del temible virus que a todos nos tiene sumidos en una desesperante preocupación. De dicha flexibilización quedarían excluidas las personas mayores de 60 años, aspecto que, estimo, debería analizarse en profundidad; tengo 75 años y desde los 15 practico, ininterrumpidamente, ciclismo de ruta y tenis y creo que debido a la continuidad observada en dichas actividades hoy gozo de perfecta salud. Ahora, desde el 16 de marzo me encuentro impedido de disfrutar de lo que me agrada y pienso que el sedentarismo y la depresión son los peores males que podemos sufrir; hacen bajar significativamente las defensas y quedamos más propensos al contagio de cualquier enfermedad.

Julio A. Esper


- No creen en el virus

Después de leer la propuesta de algunos legisladores provinciales para que se retomen actividades deportivas y recreativas de contacto, como por ejemplo el fútbol 5, tengo la sensación de que no creen que el virus covid-19 existe y circula entre los tucumanos. A ellos les quiero recordar que dos de sus pares contrajeron el virus en el recinto legislativo, donde sin dudas hay menos roces y distanciamientos que en un partido de fútbol con espacios reducidos. Me pregunto: ¿jugaron al fútbol 5 alguna vez? Para solicitar semejante despropósito en estos tiempos de pandemia creo que no conocen o no tuvieron la posibilidad de practicar tal disciplina; comprendo todo lo bien que significan las actividades deportivas en todos los aspectos, pero creo que instar al retorno exagerado, al relajamiento, al descreimiento de semejante problema mundial es irresponsable; todavía hay actividades económicas restringidas con menos exposición al virus que un partido de fútbol y se encuentran en análisis. Sean serios, señores, o al menos capaces de ver qué está bien y qué está mal en virtud de los tucumanos.

Williams Fanlo


- Política entre tinieblas

La Argentina ha dilapidado todo lo bueno que tenía. Hay países en el mundo que han soportado duras guerras y catástrofes naturales, y sin embargo supieron reconstruir desde sus cimientos su tejido social, político y económico, brindándole a su pueblo una mejor calidad de vida; mientras tanto, en nuestro país existe una política permanente de alentar la incultura, la desigualdad social y el desconocimiento, bastardeando los valores esenciales que debe poseer cualquier humano. El poder político y el poder económico viven abrazados; la corrupción protegida por una impunidad impúdica, de un lado; y la avaricia sin ningún límite, por el otro, hacen imposible la vida digna de casi un 50 % de su población, que ve sin ya ninguna esperanza un horizonte digno para sus hijos. La política argentina sigue caminando entre tinieblas; no existen ideologías sino el amansamiento y la manipulación a los más necesitados, que son mantenidos en la pobreza con promesas que son llevadas por el viento. Las constantes mentiras y los espejitos de colores subvierten las realidades del pueblo que vive mal, y cada vez peor, no conoce lo que es calidad de vida. Los mercaderes de la pobreza, que son los que diariamente hacen que la gente vaya perdiendo su dignidad, viven remarcando sus productos más allla de lo prudencial y de toda lógica, mientras los que deben controlar se “distraen” mirando para otro lado. Los hombres que sentaron las bases de la república lo pudieron lograr porque transitaron un camino diferente al que hoy pretenden recorrer muchos de los que en el presente detentan cargos públicos. Aquellos lograron tener poder verdaderamente democrático; este poder poco tiene que ver con la ocupación de cargos; es un poder que se logra de forma inversa, que emana de la autoridad y esta a su vez, del prestigio que por su trayectoria civil tenían aquellos dirigentes. Es contrario a lo que pasa en nuestros días: no ocupaban cargos para tener prestigio precisamente porque tenían prestigio. Por el contrario, hoy, para tener prestigio social hay que tener una buena posición económica y poder, no importa cómo; lo importante es lograrlo; la metodología usada o los escrúpulos que cada persona tenga son algo secundario.

Pablo José Giunta


Jujuy 575 - 
San Miguel de Tucumán


Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected], consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.


Tamaño texto
Comentarios
Comentarios