Análisis: timonazo en la tormenta

Análisis: timonazo en la tormenta

La tragedia del obrero rural Luis Espinoza, asesinado en incidentes con los agentes de la comisaría de Monteagudo, muestra la orfandad de protección que tiene la sociedad tucumana y la incapacidad de la fuerza de seguridad para prevenir excesos en su personal. ¿Es el anuncio de la creación de Asuntos Internos -por enésima vez- la respuesta a este escándalo? En las condiciones en que trascendió el proyecto -la oficina estará en la misma Policía- se generan bastantes dudas. Las autoridades han lanzado un ambicioso plan de reforma de la fuerza de seguridad, plan que parece ser la continuidad del que anunciaron hace 14 meses (“Las 10 medidas del Gobierno para frenar la inseguridad”, 23/03/19) y a un año de anunciar que se activaría inmediatamente la oficina de Asuntos Internos creada en la época del ex secretario Paul Hofer. El tiempo ha pasado sin mayores cambios -o sin que los estos surtieran efectos notorios- y sin que llegara tampoco a estrenarse el programa de cuadrantes casi lanzado en marzo. Ahora, entre la vergüenza del caso Espinoza y la desmesurada expectativa generada con la sancionada ley antimotochorros, este nuevo anuncio puede ser un golpe de timón para enderezar el barco en medio de la tormenta o bien una medida en riesgo de diluirse como los anuncios del último año.

Habrá que ver qué estudios sustentan la propuesta de cambiar una ley Orgánica vetusta pero anquilosada en un cuerpo policial que ha mostrado resistencia al cambio, no sólo en Tucumán. La cuestión es cómo aplicar esto sin que se haya hecho participar en el debate a las fuerzas sociales, académicas y empresariales, y, obviamente, a los mismos integrantes de la Policía.

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