La familia de “Betty” pedirá explicaciones

La familia de “Betty” pedirá explicaciones

Se define un pedido de arresto domiciliario.

EN 2009. Nélida Fernández y Susana Acosta, durante el juicio en su contra. EN 2009. Nélida Fernández y Susana Acosta, durante el juicio en su contra. ARCHIVO LA GACETA / JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI
14 Mayo 2020

Hoy a las 11 se llevará a cabo una audiencia por videoconferencia para evaluar una solicitud de arresto domiciliario para Nélida Fernández (ahora legalmente se llama Marcos Daniel), una de las personas condenadas por la desaparición y el crimen de Beatriz “Betty” Argañaraz.

“Veremos que se hayan cumplido los extremos para solicitar el habeas corpus. En principio, rebatiremos los fundamentos que planteé de la defensa de Fernández. Si solicitan este beneficio, tenemos que ver que los informes psicológicos lo permitan”, explicó Mónica Ibáñez, representante legal de la familia de víctima.

La profesional celebró que jueza de Ejecución y Sentencia Ana María Iácono, que subroga al juez Roberto Guyot, haya decidido escuchar la voz de los familiares de la víctima antes de tomar una decisión.

La profesional adelantó que se opondrán en base a tres planteos: “primero, ¿la sociedad está preparada para recibir a este tipo de personas nuevamente? Segundo; ¿hicieron algo estas personas para reinsertarse en la sociedad? Tercero; ¿por qué Marcos Fernández está en el penal de Banda del Río Salí? Si el cambio de identidad de género, conforme a la ley, no se trata de genitalidad ni de sexualidad, sino de psicoemocionalidad. Entonces tendría que cumplir su condena en el penal de Villa Urquiza”.

También mencionó que se pedirá que Fernández continúe su condena en el servicio penitenciario masculino. “Para haberse cambiado el género, ha pasado por entrevistas psicológicas y así logró cambiar su identidad. Muy bien, si se siente hombre, que cumpla la condena como hombre”, argumentó.

Finalmente la abogada explicó que tras 15 años de que fueran condenados los imputados, la familia Argañaraz aún convive con el dolor. “Recordemos que Betty nunca apareció y que su familia no pudo despedirse ni darle cristiana sepultura. Recordemos el pacto de silencio de los condenados que nunca dijeron qué hicieron con el cuerpo. Recordemos cómo fueron los detalles que llevaron a establecer la condena de este crimen”, finalizó Ibáñez.

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