A los de El Bajo no les conviene abrir tan tarde

A los de El Bajo no les conviene abrir tan tarde

Salvo los de la zona de la vieja Terminal, el resto de los comerciantes acepta el nuevo horario.

MUCHA SEGURIDAD, POCOS CLIENTES. Una bicicletería de El Bajo. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ MUCHA SEGURIDAD, POCOS CLIENTES. Una bicicletería de El Bajo. la gaceta / foto de DIEGO ARAOZ

Los comercios abrieron a las 16 y tuvieron que esperar a que llegaran los clientes al horario que lo hacen habitualmente, cerca de las 18. “El movimiento se parece a un día miércoles”, observa José López, encargado de una jeanería de la peatonal Muñecas. Cuenta que como medida de seguridad el público no puede probarse la ropa en vestidores. “Vinieron a comprar más que nada para el invierno, estamos trabajando con stock que ya teníamos”, dice.

Santiago Pariz, propietario de una casa de insumos para celulares en barrio Norte lamenta que el paro de colectivos haya frenado a muchos. Pero valora el hecho de que haya menos controles en las calles: “eso ayudó a la circulación”.

El camino hacia la zona de El Bajo muestra un panorama más calmo, con empleados cruzados de brazos en los locales. “Aquí trabajamos con gente del interior que viene a la ciudad a cobrar o a hacer trámites y antes de irse a la Terminal hace sus compras. Por el paro se nota su ausencia”, confiesa Miriam Correa, encargada de una bicicletería.

Betina Wehbe, dueña de una zapatillería, ha puesto casi todo en oferta porque, como todos, no ha podido renovar su mercadería. “Si no fuera porque el local es mío no hubiera podido abrir de nuevo”, suspira. “Esperamos que la afluencia de público se normalice cuando se levante el paro de colectivos ”, dice.

Algunos de los locales ni siquiera han abierto. Fabián Giménez con su yerno y su hijo esperan que abra una casa de venta de pollos. “Quiero comprar 50 pollitos para criar y tener para comer. No sabemos cuánto puede durar esto de la cuarentena”, advierte. Elías y Sergio Juri con sendos barbijo, aguardan en la puerta que llegue algun cliente. En la vidriera hay sombreros, bombachas de gaucho, batones para dama, de todo un poco. Es el negocio que heredaron de su padre cuando El Bajo estaba lleno de árabes y judíos. “Ya no es así”, añoran. “Aquí se trabaja por la mañana, cuando la gente del interior viene a los bancos. Nos vendría bien que al menos nos dejaran abrir desde las 14 así la gente hace sus compras antes de volverse a la Terminal y no gasta en dos viajes”, sugiere. El presidente de la FET, Alberto Guardia, reconoce como válida la propuesta de Juri y promete llevar la inquietud al Comité de Emergencia para que rija, al menos, para los comerciantes de El Bajo.

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