Streaming: StarzPlay anunció el estreno de la serie “El nombre de la rosa”

La nueva adaptación del clásico de Umberto Eco desarrolla los profundos significados del texto.

INVESTIGADOR. John Turturro como el monje William de Baskerville. INVESTIGADOR. John Turturro como el monje William de Baskerville.
Ricardo Reinoso
Por Ricardo Reinoso 28 Abril 2020

La novela histórica de misterio “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, fue un boom literario y seis años más tarde cinematográfico, cuando Jean-Jacques Annaud adaptó magistralmente el texto, con Sean Connery como protagonista. Ahora, la plataforma StarzPlay, anunció que estrenará la nueva serie -para América Latina- el jueves 7 de mayo. En esta versión, el fraile franciscano inglés, William de Baskerville -un personaje inspirado en Sherlock Holmes- es interpretado por John Turturro.

En 1397, William llega a una abadía aislada en el norte de Italia en medio de la guerra ideológica entre la Iglesia, empeñada en acrecentar su riqueza y poder secular, contra la corriente fiel a los principios de humildad que predicaba Jesús. Va a participar en una reunión cumbre, que decidiá la suerte de su congregación acusada de herejía.

Asesinatos en serie

El monje está acompañado por su asistente adolescente, Adso (una especie de Watson), y ambos deberán investigar una serie de muertes que se producen en el lugar, donde existe la biblioteca más grande del mundo medieval y donde se oculta un legendario libro prohibido. Los siete días y siete noches que pasan analizando asesinatos y profundos misterios, son una carrera contra el tiempo para detener los crímenes y salvar la abadía. La dirección está a cargo de Giacomo Battiato, un veterano realizador y también escritor reconocido por su erudición.

Quienes conocen el texto de Eco, saben que en ese libro extenso, disfrazado bajo el ropaje del género histórico y el policial, se van descubriendo temas relacionados con los orígenes de la novela actual, la censura eclesiástica de las ideas y del sexo, y el debate todavía vigente entre cristianismo y catolicismo. Por eso resulta auspicioso que el lenguaje audiovisual haya decidido abordar con la extensión de una serie un contenido tan complejo.

“Hay una sola manera de combatir la ignorancia y el odio: usar el conocimiento para ir contra lo que no es humano”, argumenta Baskerville, en ese contexo lleno de intertextualidad y simbología, en tensión entre la divulgación de la verdad y el oscurantismo, donde se desarrolla un juego detectivesco.

Las peleas de poder entre el papado de Aviñón y el Imperio Sacro Romano, en tiempos de la Santa Inquisición, se tiñen de sangre y aberrantes torturas contra quienes son condenados por herejes. En contraste, la doctrina franciscana desafía al orden de Juan XXIII predicando el amor y la pobreza.

Una iglesia convulsionada

El director de la miniserie explicó que, a diferencia de la película de 1986, aquí pudieron desarrollar más aspectos del trabajo de Eco sin ceñirse al misterio principal, por lo que el enfoque y la narración son otros.

“Éste fue un período revolucionario, el comienzo de la era moderna. Y esa extrema modernidad subyace en la investigación, en la búsqueda de un asesino en serie, en el debate religioso, político y humano. Todo eso está simbolizado en el conflicto entre el Papa y los franciscanos”, señaló el italiano.

El actor británico Rupert Everett (“La boda de mi mejor amigo”), que interpreta al despiadado inquisidor Bernard Gui, destacó en una entrevista la extraordinaria experiencia que fue para él filmar en Cincecittà, en Roma, que ahora está casi en ruinas. “Hay algo muy triste, poético y de fin de siglo sobre este lugar. Se está cayendo a pedazos, y es emocionante caminar tras los pasos de muchos de mis héroes personales”, dijo.

De los seis meses que duró el rodaje, cuatro se concentraron en los estudios Cinecittà, las instalaciones colosales que Benito Mussolini inauguró en 1937 para dar un empujón al cine nacional. Allí se recrearon el exterior y la mayor parte del interior de la abadía en la que suceden los crímenes. De la biblioteca del edificio se construyeron dos copias, una para las escenas de la vida monástica y otra erigida con materiales ignífugos para las secuencias con fuego.

Además de áreas naturales, hay también algunas edificaciones conocidas, como la basílica de la Piazza della Bocca della Verità de Roma. Incluso las secuencias más sórdidas tienen sus referentes verdaderos, como la que se grabó en el quemadero de herejes que se conserva en el parque arqueológico de Vulci.

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