Creativo e ingenioso, Mundstock fue uno de los pilares de Les Luthiers en toda su trayectoria

23 Abril 2020

Mastropiero, un personaje célebre

Una de las creaciones de Mundstock, junto a Gerardo Masana, el fundador del grupo, fue la figura de Johann Sebastian Mastropiero, el músico ficticio cuya vida y obra fue el centro de muchos de los más recordados espectáculos de Les Luthiers. Cuando hace dos años fueron homenajeados en España, Mundstock agradeció diciendo: “El célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero está indignado, desde el rincón desde el que se esconde, por el otorgamiento del premio Princesa de Asturias a esos músicos que solo se ocupan en denigrarlo”.

Propuestas a la Real Academia

Una de las últimas humoradas del actor fue durante el Congreso de la Lengua, el año pasado en Córdoba, donde le propuso a la Real Academia que “un ‘en lo que canta un gallo’ equivalga a ‘dos santiamenes’ y ‘cuatro periquetes’. Pero si ya nos referimos a cosas de poca importancia, cuando alguien diga ‘me importa un comino’, más o menos querrá decir que importa ‘tres pepinos’ o ‘medio pimiento’”. Luego agregó: “Proponemos aprobar el desarrollo de los libros de autoayuda de última generación: libros de texto que uno los compra, los deja en la biblioteca y se leen solos”.

La terapia ficticia y la verdadera

La dupla escénica que Mundstock formó con Rabinovich en muchos espectáculos de Les Luthiers produjo algunas de las situaciones más jocosas y fue el hilo conductor de uno de ellos, donde uno es psicoanalista y el otro su paciente. En el mundo real, la terapia psicológica fue uno de los recursos que el grupo usó para mantenerse unido. En una entrevista para el diario español El País, en 2017, Mundstock explicó: “Hicimos un grupo terapéutico porque estábamos algo inarmónicos entre nosotros y queríamos que incluso las peleas fueran más provechosas. Hemos logrado que nos preocupe menos el quedar más brillantes que el otro, rebajar esa inercia competitiva (que sigue estando) y subir eso de, uy, qué suerte que este tipo que tengo al lado haya estado fenomenal. Incluso admitir ideas o canciones que uno hubiera vetado. Algo tan difícil como darle la razón al otro”.

Ocurrente en toda circunstancia

“Fuera del escenario soy un tipo normal -aseguraba Mundstock-. Me gusta, obvio, lucir la capacidad que tengo de decir cosas ingeniosas. Soy depresivo por momentos, cascarrabias a veces. Sé que hay humoristas muy amargados en su vida. No es nuestro caso. Por suerte, mis padres llegaron a ver que trabajaba en algo útil, que vivía de ser humorista. Es una profesión estupenda”.

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