Que el barbijo no cubra los ojos

¿Qué pasa en Tucumán? La pregunta dio vueltas por varios despachos de la Casa Rosada. Nadie entendía qué estaba sucediendo en territorio de Juan Manzur. La disonancia del gobernador con su vice, Osvaldo Jaldo, traspasó las fronteras, sin necesidad de pedir permiso de circulación en tiempos de cuarentena administrada. Manzur no es el mismo de otros años. El de este 2020 pandémico es más de cabotaje. Le cortaron las alas. Los aviones oficiales quedaron varados por efecto del aislamiento. Y debe apelar a sus colegas de provincias vecinas para ir a Buenos Aires, donde le gustaría estar más periódicamente, intentando gestionar más fondos para un Tucumán necesitado de ayuda federal. Jaldo tampoco es el mismo. Desconfía más que siempre y, por eso, ahora da pasos más firmes. Camina lento en la política porque el horno no está para bollos. Y porque no hay espacio para jugar a las internas partidarias.

En el diálogo en soledad, primaron los gestos, aunque ambos coincidieron en el mismo argumento: importa el contenido. ¿Por qué los gestos? Porque, públicamente, en las declaraciones del gobernador, Jaldo dejó de ser “Osvaldito” para ser el vicegobernador a cecas. Del mismo modo, para el presidente de la Legislatura Juan fue más el señor gobernador, que aquel que solía sentarse casi a la par. La foto es otra clara señal. Una conversación con un escritorio de por medio, algo poco usual en la cordialidad de la relación de años entre ambos.

¿Por qué importa el contenido? En esto también hay coincidencia entre los protagonistas de la novela política tucumana. Se respetan demasiado y, en ese marco, se prometieron dar vuelta la página priorizando la cuestión institucional. Las disonancias internas solo sirvieron para poner más nerviosos a legisladores, intendentes, concejales y comisionados rurales. Nadie sabía cómo terminaría la historia, frente a un problema mayúsculo como es la expansión de la epidemia del dengue y de la pandemia de covid-19. El barbijo no debía cubrir la visión de aquellos que gobiernan en tiempos difíciles y complicados para todos.

Tras la reunión, Jaldo sintió como si se hubiera sacado un peso de encima porque entiende que tiene corresponsabilidad de gobierno desde el momento que aceptó ser el compañero de fórmula de Manzur. El vicegobernador había hablado con varios de sus pares antes de ingresar a la sede del Poder Ejecutivo para hablar con el mandatario tucumano. Dejar pasar el tiempo implicaba cicatrices que se notarían más temprano que tarde.

A su manera, el gobernador también respiró profundamente. Sumar un problema político-institucional en medio de tanta pandemia no hacía más que debilitar su imagen. También sintió que dejó de lado una mochila cargada de piedras que podía dinamitar el futuro de su administración.

En los próximos días volverán las salidas conjuntas. Tal vez compartan el acto de inauguración de las instalaciones que se montaron en uno de los laterales del Hospital del Este. Quizás concurran a otras obras que se ejecutan en Tafí Viejo, Alderetes o Famaillá. Pero el reencuentro ya fue posible.

El día después los encuentra otra vez frente a un cúmulo de necesidades. Manzur espera señales del Gobierno nacional para tener un poco más de certeza acerca de la asistencia prometida para pagar los salarios que se vienen. El problema es el papel y, al parecer, ya se habría solucionado el faltante. ¿Qué papel? El que se usa para la emisión de moneda. Un país vecino sería el proveedor para que la máquina argentina siga imprimiendo billetes. Paralelamente, el conductor del Poder Ejecutivo ya piensa en lo que puede llegar a suceder cuando se flexibilice más la cuarentena administrada, dentro de una semana o 10 días más. El gobernador viene hablando con distintos sectores para recrear el Consejo Económico y Social. En esa orientación se inscribe la reunión que el lunes mantuvo con el arzobispo monseñor Carlos Sánchez. La reconstrucción de la provincia demandará bastante esfuerzo frente a un panorama en el que puede llegar a duplicarse la tasa de desempleo, en el que la pobreza puede afectar a la mitad de la población y en el que la economía necesitará resurgir rápidamente para que despertemos de esta terrible pesadilla llamada covid-19.

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