Lecciones que ya podemos aprender

05 Abril 2020

Por Santiago Bliss, facultad de Filosofía y Letras.-

En lo personal, la cuarentena ha implicado un cambio importante en mi rutina diaria; acostumbrado a pasar gran pare del día en la Facultad ahora permanezco en casa. Esto me permite disfrutar de tareas que por falta de tiempo no siempre puedo hacer, como leer, ver series y compartir más con mi familia. Desde el punto de vista del trabajo estamos abocados a organizar el lanzamiento virtual de las clases en la Facultad; con gran satisfacción pude constatar que el cuerpo docente y no docente ha asumido con entusiasmo y enorme responsabilidad el desafío de ofrecer alternativas a nuestros estudiantes en esta coyuntura tan particular.

En este sentido, nuestros docentes honran su compromiso con la educación pública y reivindican que la educación superior es un derecho humano. Digo esto porque todos estamos atravesando con angustia e incertidumbre este tiempo y sin embargo, como comunidad académica, afrontamos la situación y con gran esfuerzo en pocos días tendremos que modificar nuestra labor adaptándonos a la virtualidad; que si bien no era ajena a nuestras prácticas siempre tenía un papel complementario a la presencialidad.

La sociedad argentina ha tomado con enorme madurez la difícil situación que enfrentamos, La temprana decisión de establecer la cuarentena no solo parece estar dando resultados epidemiológicos, sino que su masivo acatamiento muestra también la responsabilidad colectiva, No es lo mismo acatar una medida así cuando el nivel de contagios y fallecimientos es abrumador (como fueron los casos de Italia o España) que cuando es solo una amenaza. En este sentido creo que la sociedad argentina esta dando un ejemplo. Esta actitud colectiva no puede empañarse por la conducta de una minoría que se resiste a cumplirla.

He leído a muchos intelectuales que hablan de un cambio histórico, del fin de una era y del inicio de otra. Yo sospecho “que la historia, la verdadera historia, es más pudorosa y que sus fechas esenciales pueden ser, asimismo, durante largo tiempo, secretas”. No sé si estamos ante un cambio de época, pero lo que resulta evidente es el fracaso de la sociedad occidental para enfrentar esta amenaza colectiva con el individualismo, la fe en la capacidad de las fuerzas del mercado; con el desarrollo tecnológico y con la globalización. Si bien todos estamos ansiosos porque la ciencia nos aporte una vacuna; por lo pronto el remedio más eficaz para evitar la propagación del virus no difiere del que se usó durante la peste negra de 1348, la cuarentena.

Por otra parte, bastaron unas semanas donde una parte de la humanidad se vio forzada a abandonar el frenesí del consumo para que los índices de contaminación globales cayeran sustancialmente. Sería de esperar que al menos esta lección pudiéramos aprender de estos momentos dramáticos.

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