PROHIBIDO DETENERSE

PROHIBIDO DETENERSE

A pesar de no haber competencias, los caballos precisan de una atención especializada, por lo que la actividad no se detiene al 100%

CAMINATA DIARIA. Manuel Rojas es uno de los encargados de atender a los caballos en La Foresta. CAMINATA DIARIA. Manuel Rojas es uno de los encargados de atender a los caballos en La Foresta. LA GACETA / Foto de Carlos Chirino.

No hay dudas de que habrá un antes y un después del coronavirus. Y los deportes ecuestres no son la excepción. Todas las competencias se encuentran suspendidas debido a la cuarentena.

Sin embargo, en el turf, el hipismo, el polo y el pato la actividad no puede detenerse al 100 por ciento. Los caballos necesitan seguir contando con los servicios básicos, que son alimentación, hidratación y, en muchos casos, un entrenamiento mínimo para los que se encuentran alojados en boxes.

“Las personas que trabajan con la actividad agropecuaria, en la que también están englobados los caballos deportivos, están exceptuadas del aislamiento obligatorio. Está muy claro que la atención a los caballos no puede detenerse”, contó Mario Ciccio, veterinario del Senasa.

PEÓN. Roberto “Palín” Guerra, luego de sacar a entrenar a uno de sus pupilos. PEÓN. Roberto “Palín” Guerra, luego de sacar a entrenar a uno de sus pupilos. LA GACETA / Foto de Carlos Chirino.

En el hipódromo tucumano, la última jornada se llevó a cabo el 8 de marzo, mientras que la reunión que estaba prevista para el 15 de ese mes fue suspendida dos días antes por la pandemia. “Estamos todos muy tristes por la situación que se está viviendo. Es un tema muy delicado, por lo que necesitamos tomar todas las precauciones necesarias. Nosotros no podemos darnos el lujo de dejar de trabajar. A los caballos hay que atenderlos diariamente. Necesitan ser limpiados, alimentados y entrenados. Aunque no se sabe cuándo volverán las carreras, el entrenamiento, aunque sea leve, necesita continuar por una cuestión de salud de los ejemplares”, expresó Marcelo “Chelo” Suárez, que tiene más de 20 ejemplares a su cargo.

Los caballos no quedan librados al azar

“Está claro que lo más cómodo y saludable sería que cada uno se quede en su hogar, sin arriesgar nada. Pero esto no puede ser. Los caballos son parte de nuestra vida. No los podemos dejar librados al azar. Hay que atenderlos. Necesitan que todos los días les demos de comer y los saquemos a caminar”, dijo Jonathan Balori, que trabaja como peón en uno de los studs del circo hípico de avenida Irineo Leguisamo.

Debido al coronavirus la vida no es la misma en el hipódromo. “Hay que ser responsables y tomar las medidas necesarias para no poner en riesgo la vida de nadie. Ya no se pueden hacer reuniones ni juntarse a tomar mate, algo que es un clásico en las caballerizas”, señaló Lázaro Noguera Assad, entrenador y propietario de varios ejemplares. “Los caballos dependen totalmente de uno. No hay ninguna máquina en el mundo que pueda suplir el trabajo que realiza el ser humano con estos animales”, dijo el peón Carlos René Ledesma.

CUMPLIENDO CON SU TAREA. El domador Víctor Maciel va a las caballerizas para montar a los potrillos y a las potrancas. CUMPLIENDO CON SU TAREA. El domador Víctor Maciel va a las caballerizas para montar a los potrillos y a las potrancas. LA GACETA / Foto de Carlos Chirino.

El domador Víctor Maciel realizó una comparación para graficar la necesidad que tienen los caballos que se encuentran en boxes. “Es como un perro o un gato que uno tiene como mascota en la casa. ¡Nadie piensa en dejar de atenderlos! ¿Te imaginás si abandonás a tu perrito y no le das de comer o no le brindás una atención? Sería catastrófico. Por una cuestión de salud, los caballos necesitan que les den de comer y al manos los saquen a caminar”, indicó Maciel.

En el hipismo la situación es muy parecida. Josefina Manzur, responsable del Establecimiento Ecuestre La Foresta, reveló que llegó a angustiarse cuando arrancó la cuarentena. “Pensaba en los caballos. No sabía cómo íbamos a organizarnos y me puse a llorar. Por suerte tuve el respaldo de la gente que trabaja. Los peones decidieron quedarse a vivir en el establecimiento, por el bien de los caballos. Y también pensaron en sus familias, para no tener que trasladarse todos los días”, relevó la amazona y profesora.

“Los petiseros son los encargados de darles de comer y de cuidarlos. Es una guardia permanente que tenemos. Nosotros no podemos parar porque los caballos se pueden morir. Además, no pueden dejar de tener un entrenamiento de mantenimiento, ya que no hay competencias”, agregó Manzur. En La Foresta hay ocho personas viviendo. Ellos se encargan de atender a los más de 50 caballos que se encuentran en boxes. “No hay actividad. La escuelita de equitación no funciona. Los alumnos están todos en sus casas, sin salir a ningún lado, que es lo correcto”, precisó.

Ricardo Piola, esposo de Josefina, es el encargado de ir todos los días a La Foresta para colaborar con los peones y sacar a caminar o a galopar a los caballos. “Por suerte estamos muy bien organizados. Todos los caballos hacen alguna actividad. Además, lamentablemente, me parece que el aislamiento durará mucho más tiempo. En Alemania pueden entrar cuatro personas por turno para entrenar. Lo más importante es organizarse y cuidar la salud de todos, incluida la de los caballos”, concluyó Manzur.

En el pato y el polo el panorama es diferente, ya que los ejemplares no se encuentran en boxes. “Justo antes de que arranque la cuarentena tenía pensado comenzar con los entrenamientos, pero debido a esta pandemia y sabiendo que la situación se estaba poniendo complicada decidí suspender la actividad deportiva. Todos mis caballos se encuentran sueltos, en un campo con alfa en la localidad de Choromoro. Hay una o dos personas, que viven ahí, que recorren el campo para ver cómo están los animales”, expresó Federico Sassi Colombres, jugador de pato y ex presidente de la Asociación Tucumana de Jugadores de Pato. “Teníamos previsto jugar un torneo el primer fin de semana de abril. Había mucha expectativa. Se iba a disputar en un predio de la avenida Perón. Se suspendió y seguramente este certamen ya no se jugará durante el presente año”, agregó.

Máximo Chenaut contó que casi todos los caballos de polo están sueltos en distintos campos. “Se hizo esto para evitar el traslado de la gente que trabaja con los caballos. Los ejemplares están libres, comiendo solamente alfa y sin consumir granos. Solo hay una persona para controlar que no haya problemas. Esto lo podemos hacer en el polo y en el pato, pero en el turf, donde los caballos están en boxes es imposible”, precisó el polista. “Los caballos necesitan, aunque sea, una atención mínima, porque caso contrario se morirán. Son seres vivos, a los que hay que brindarles la alimentación y la hidratación necesarias. Diariamente hay que controlarlos, aunque estén sueltos”, culminó “Maxi”.

El veterinario Pablo Dángelo, que se dedica exclusivamente a la atención de caballos, reveló cómo está trabajando actualmente. “Atiendo ejemplares de turf, polo, pato y equitación. Lo que decidí es atender solamente las urgencias. Los problemas que pueden esperar no se atienden. Estoy viendo casos de cólicos, heridas que necesitan suturas o alguna enfermedad infecciosa que pone en riesgo la vida del animal”, comentó.

“Al margen de mi actividad veterinaria está muy claro que los caballos necesitan atención. El veterinario no necesita ir siempre, pero los que sí deben estar son el peón y el entrenador. Se necesita darles de comer y sacarlos a realizar un entrenamiento mínimo para que no estén encerrados todo el día. El encierro les puede provocar un estrés, que luego puedo complicar la vida del equino”, advirtió el veterinario.

Está claro que el coronavirus no puede frenar el trabajo con los caballos. Las actividades con los animales deben realizarse en forma responsable, sin poner en riesgo la vida de nadie.

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