Discapacidad en tiempos de coronavirus

“Quedarse en casa” es la regla número uno. Al hablar de personas con discapacidad visual, auditiva o motriz la atención está puesta en la limpieza de los elementos ortopédicos y en la higiene personal.

Hace once días que el paisaje urbano está cambiado: el ruido de los coches desapareció en las horas pico, las calles (casi vacías) se utilizan para transitar cargados con bolsas del super y la imagen de un domingo se repite el resto de la semana. Con la alerta puesta en la prevención del coronavirus no sólo cambió la energía de la ciudad, sino también los hábitos de miles de tucumanos.

“Cuidémonos entre todos” es el emblema para sobrellevar la cuarentena social obligatoria. Una apuesta inclusiva que debe contemplar por igual las necesidades y los recaudos de las personas con discapacidad. “Con el desembarco de la pandemia en Argentina se nota mucho más la cuestión de carecer de espacios y de servicios adaptados. Por ejemplo -en el caso de los deliverys- la gente con alguna minusvalía motriz o que reside sola necesariamente debe recurrir a un vecino, familiar o amigo para abastecerse de alimentos y de productos”, comenta María Itatí Castaldi, miembro de la ONG Centro de Inclusión Libre y Solidario de Argentina (Cilsa).

Desde que comenzó el aislamiento, lo que ella más extraña es el deporte. En concordancia con su paraplejia, Castaldi realiza básquet adaptado, y ahora, suple las tardes en la cancha con ejercicios caseros. El secreto está en usar botellas de agua como si fueran pesas. “No creo que mi discapacidad sea un agravante, lo importante es evitar -en lo posible- salir de casa. Un buen acompañamiento desde lo social y lo psicológico es clave, al igual que fijarnos horarios para que la mente vuele. En internet hay muchísimos tutoriales de actividades físicas o de desafíos para gente con movilidad reducida”, sugiere.

Al igual que el mensaje de muchos médicos, Castaldi explica que un foco primordial de cuidado pasa por la higiene de los elementos ortopédicos. En el caso de quienes usan sillas de ruedas, el consejo pasa por lavar de forma contínua las agarraderas, los almohadones y las ruedas. Así se evitará acumular suciedad y transferir cualquier foco infeccioso que ronde por el ambiente. “Es oportuno recurrir a los guantes descartables durante los trayectos fuera de casa (sin su posterior reutilización). Y si tenés protectores similares a los guantes de los ciclistas hay que desinfectarlos a diario”, detalla.

Sentido social activo

Aunque Miguel Cantos es incapaz de ver a sus vecinos, cada día -a las 21- siente como los aplausos resuenan entre los balcones y los halls de entrada de los departamentos. Su rutina no cambió bastante con el aislamiento, pero si le aconseja al resto de personas con discapacidad visual gestionar algunas transformaciones de costumbres.

Entre ellas está intentar prescindir del servicio de transporte público. “Al subir en un colectivo nosotros tenemos un mayor roce con el vehículo a través de las manos. Por eso, es recomendable abstenerse de esta clase de contactos directos. Otra cuestión es la ayuda que recibimos al cruzar la calle. El gesto -de amabilidad y respeto- en estos tiempos carga una dificultad porque los desconocidos que se acercan suelen agarrarte del brazo”, explica el instructor de orientación y de movilidad del “Centro de baja visión”, perteneciente al Siprosa.

La oftalmóloga Susana Antoni -miembro del mismo equipo de trabajo- agrega lo esencial de limpiar los elementos de manipulación constante. Dígase los teléfonos, los anteojos y el bastón. “En la medida de lo posible se les pide a quienes brinden asistencia a personas con ceguera dar indicaciones claras y precisas. La idea es conseguir así la distancia física apropiada”, señala la especialista. Al respecto referencia comentarios como la ubicación del plato en la mesa o el cajón exacto del placard en que está la ropa.

Mantenga el espacio

Hace algunos meses atrás, poco hubiéramos pensado que -con tantas alternativas de contacto e interacción social- la distancia se volvería una necesidad para comunicarnos. “Quienes se dirigen a los pacientes hipoacúsicos tienen la costumbre de hablarles más cerca y más fuerte que a otros. Por lo tanto corren riesgo de que sus gotas salivales entren en contacto con la mucosa”, describe la especialista en audiología Margarita Pastoriza Ferro.

Al hablar de pacientes con algún tipo de discapacidad auditiva, la médica señala que la cautela debe proseguir incluso al irnos a dormir. “Por lo general los dispositivos de audición son colocados detrás de la oreja; y con el clima de Tucumán suelen humedecerse bastante. Lo ideal es guardar los productos en frascos antihumedad durante la noche. Y, de poderse, utilizar un deshumidificador eléctrico”, aconseja.

Otra clave, es que los usuarios mantengan permanentemente colocados sus audífonos o implantes cocleares, así quienes convivan en la misma casa no deberán acercarse para llamar su atención. “El covid-19 y el encierro preventivo en los hogares jamás debe impedir el progreso. La rehabilitación o el aprendizaje de la lengua tiene que perpetuarse en la casa con clases online. Así evitaremos perder el entrenamiento alcanzado”, afirma Pastoriza Ferro.

Su recomendación es recurrir a las aplicaciones didácticas para celular como “Cocleando” y “AB Listening adventures” (destinadas a los niños) o las páginas web con manuales de estudio y literatura (dos enlaces interesantes son www.medel.com y www.abcapacitaciones.com).

Precaución inclusiva: consultas telefónicas para hipoacúsicos

Ante la emergencia sanitaria, la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) habilitó un servicio de videollamadas destinado a todas aquellas personas con hipoacusia o sordera. La línea servirá como medio para realizar consultas referidas al coronavirus, sus factores de riesgo y las medidas a tomar para evitar la expansión de esta enfermedad. Ante cualquier duda, el espacio estará habilitado de lunes a viernes -en el horario de 10 a 15- y será de comunicación exclusiva para los ciudadanos con discapacidades auditivas. El número a marcar es 11 5728 4011.

Esta nota es de acceso libre.
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