Tevez fue clave en el sprint final

Tevez fue clave en el sprint final

El ídolo como bandera.

GRITALO, CARLITOS. Tevez celebra el gol del título, Buffarini corre a abrazarlo. GRITALO, CARLITOS. Tevez celebra el gol del título, Buffarini corre a abrazarlo.

“Apache”, la serie dirigida por Israel Caetano y Nicolás Goldar Parodi, relata la vida de Carlos Tevez y muestra cómo el ídolo supera, en base a fuerza, amor propio y mucho fútbol, la adversidad de una infancia dura y peligrosa. “Apache” finaliza cuando, ya afianzado como profesional, Tevez toca el cielo con las manos con Boca, el club de sus amores.

El inicio de este 2020 podría servirle a Caetano y a Goldar Parodi para comenzar a escribir el guión para la temporada número 2. “Volví a tener hambre de gloria. Sentí que debía volver a mi barrio, que tenía que bajarme de un montón de cosas y luchar como aquel pibe que peleaba cuando era chico”, declaró el ídolo minutos después de volver a gritar campeón con Boca gracias a un gol suyo. Como ese que retrató la serie convertida en uno de los éxitos de Netflix el pasado año.

Tevez fue un factor clave para que Boca haya podido sumar una nuestra estrella. Otra vez superó la adversidad, una vez más le torció el brazo a un destino que pretendía ponerlo de rodillas y dejarlo al borde del abismo.

Venía de unos años erráticos, difíciles. Los ciclos de Guillermo Barros Schelotto, primero, y de Gustavo Alfaro, después, parecían ponerle punto final a su carrera. Tevez no se encontraba a sí mismo; esa sonrisa de oreja a oreja que mostró siempre dentro de una cancha no estaba y la lengua afuera en cada gambeta, una marca registrada para él, también había desaparecido.

Tevez era un suplente más para los anteriores entrenadores y, con la derrota en las elecciones presidenciales de Daniel Angelici, un dirigente que siempre lo había tenido como bandera, hasta se le había cruzado por la cabeza la posibilidad del retiro.

Pero llegó Miguel Ángel Russo y todo cambió. El DT le modificó la cara al equipo y fue vital en la reinvención de Carlitos, el hoy ya consagrado deportista que pareció volver a sus inicios como futbolista.

Volvió el barrio, el pibe ese que sólo pensaba en gambetear problemas y en meterle goles a la adversidad; y también retornó el Tevez mágico. “Apache” fue clave en el sprint final de un Boca que se quedó con un campeonato histórico para levantarse, después de varios años oscuros, de la mano de uno de sus hijos más queridos.

En tres meses de trabajo del nuevo cuerpo técnico, “Apache” se convirtió en la gran figura de este equipo. Con nueve gritos, seis en la era Russo (dos a Central Córdoba de Santiago del Estero y uno a Talleres, a Godoy Cruz, a Colón y a Gimnasia), Carlitos se transformó en el máximo goleador del Boca campeón. Los seis últimos festejos sirvieron para que el “Xeneize” ganara partidos importantísimos, que ayudaron a birlarle el campeonato nada más y nada menos que al rival de toda la vida.

Boca fue campeón porque Russo puso de pie a un plantel que venía golpeado. Pero por sobre todas las cosas, porque su último ídolo recobró el hambre de gloria y fue la enorme bandera de la alegría.

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