Vea, amigo, se fue Calliera

Vea, amigo, se fue Calliera

Vea, amigo, ayer fue un día distinto en la redacción, una jornada de una profunda sensación de vacío, cargada de tristeza e inundada de pena: es que se apagó el humor sano de Alberto Calliera, una persona que se ganó el cariño y el respeto de sus compañeros de trabajo, y especialmente el corazón de los lectores de LA GACETA. Por las distintas plataformas del diario y en las redes sociales se multiplicaron las muestras de afecto y de pesar por el fallecimiento de este amigo de todos los tucumanos. Se apagó sorpresivamente la chispa de Calliera, la que durante décadas provocó sonrisas y que no sabía de edades; su ingenio y sus ocurrencias eran universales, no tenían barreras. El diario lo despidió con una producción especial en TUcumanos, con semblanzas de sus amigos y colegas, con sus frases más pícaras -muchas menos de las que podían redactarse en el papel- y con algunas de sus viñetas más festejadas y recordadas. La redacción le dijo adiós a un profesional del humor, cuyo trabajo superó las fronteras locales, el que perdurará en la memoria de todos aquellos a los que les arrancó una sonrisa, incluso de los políticos que “sufrieron” con sus salidas.

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