Debilidades y fortalezas de la dieta vegana

Debilidades y fortalezas de la dieta vegana

Debilidades y fortalezas de la dieta vegana
25 Febrero 2020

El veganismo es la tendencia de más rápida expansión de este milenio. Entre 2014 y 2017 creció un 600% en el mundo. En nuestro país, una investigación realizada en junio último -a pedido de la Unión Vegana Argentina- concluyó que el 9% de la población es vegetariana o vegana, lo que representa a más de cuatro millones de personas que no basan su alimentación en carnes.

Como bien se sabe la dieta vegana es baja -y en algunos casos completamente nula- en varios nutrientes que son importantes para el cerebro. Una persona vegana no come carnes, aves, pescado ni mariscos, como los vegetarianos, pero tampoco consume productos con lactosa, huevos. La pregunta es, ¿podría esta deficiencia alimentaria afectar la inteligencia si no se toman suplementos?

Según publicó la BBC News en base a estudios médicos, la inteligencia es muy costosa para el cuerpo humano: el cerebro devora alrededor del 20% de nuestras calorías diarias, aunque solo representa el 2% de nuestro peso corporal. Y su mejor manera de encontrar la variedad de grasas, aminoácidos, minerales y vitaminas que necesita es consumiendo productos de origen animal.

Existen nutrientes cerebrales importantes que no se encuentran en las plantas y hongos. Por eso, la reciente preocupación por las brechas nutricionales en las dietas basadas en plantas ha dado lugar a una serie de titulares alarmantes, incluida una advertencia de que pueden retrasar el desarrollo del cerebro y causar daños irreversibles al sistema nervioso.

En 2016, la Sociedad Alemana de Nutrición llegó a afirmar que, para niños, mujeres embarazadas o lactantes y adolescentes, no se recomiendan las dietas veganas, lo que ha sido respaldado por una revisión de la investigación realizada en 2018. En Bélgica, incluso, forzar a los chicos a comer una dieta vegana puede llevar a los padres a pasar tiempo en prisión.

¿Qué dicen los nutricionistas? ¿Es cierto que una dieta vegana podría afectar de alguna manera el intelecto de la persona?

Lo ideal para certificar esto sería evaluar a un grupo de personas seleccionadas al azar, pedirles a la mitad que dejen de comer productos de origen animal y luego ver qué sucede en ambos grupos. Pero no hay un solo estudio científico que sea así.

Sí hay una investigación parecida que se llevó a cabo en 555 escolares en Kenia. Fueron alimentados con uno de tres tipos diferentes de sopa -con carne, con leche o con aceite- o no recibieron sopa, durante siete períodos escolares.

Fueron examinados antes y después, para ver cómo se comparaba su inteligencia. Debido a sus circunstancias económicas, la mayoría de los niños eran vegetarianos de facto al comienzo del estudio. Sorprendentemente, los niños que recibieron la sopa que contenía carne cada día parecían tener una ventaja significativa. Al final del estudio, superaron a todos los demás niños en una prueba de razonamiento no verbal, según publicó la BBC. A continuación, el medio aclaró que se necesita más investigación para verificar si este efecto es real y si también se aplicaría a adultos en países desarrollados.

No obstante, la cuestión plantea muchos interrogantes. De hecho, hay varios nutrientes importantes para nuestro cerebro que no existen en plantas u hongos. La creatina, carnosina, taurina, EPA y DHA omega-3 (el tercer tipo se puede encontrar en las plantas), el hierro hemo y las vitaminas B12 y D3 generalmente solo se encuentran de forma natural en alimentos derivados de productos animales, aunque pueden sintetizarse en el laboratorio o ser extraídos de fuentes no animales como algas, bacterias o líquenes, y agregado a suplementos.

Otros se encuentran en alimentos veganos, pero solo en pequeñas cantidades. Para obtener la cantidad mínima de vitamina B6 requerida cada día (1,3 mg) de una de las fuentes vegetales más ricas, la papa, debe comer aproximadamente cinco tazas (equivalente a aproximadamente 750 gramos), ejemplificaron.

El nutricionista tucumano Guillermo Omar opinó que la capacidad de pensar no depende de la deficiencia de un nutriente. “Si bien es cierto que una desnutrición afecta el desarrollo físico y cognitivo, es importante no estigmatizar una alimentación. Hace mucho tiempo se conocen las fortalezas y debilidades de la alimentación vegana. Se puede fortalecer las debilidades con suplementación y con una alimentación armónica”, opina.

Siempre es fundamental que quienes opten por este tipo de dietas -especialmente si son chicos o adolescentes- lo hagan bajo la mirada de un profesional. “El desarrollo intelectual es un proceso que se sustenta en lo físico, pero no sólo depende de esto, también está relacionado con los procesos de aprendizaje e interacción que tiene el niño con su familia, el entorno, el sistema educativo, la estimulación y las condiciones individuales.

La deficiencia de nutrientes puede deberse a diversos motivos, no es exclusiva de un tipo de alimentación. Una alimentación en la que se consuma carne también puede tener deficiencia, o excesos, añadió.

“La clave está en el balance alimentario, es decir, en la combinación de los alimentos y la adaptación a los requerimientos diarios. El veganismo no es una dieta, trasciende la alimentación, involucra el respeto por la vida de los animales y el planeta. Es una cosmovisión que requiere reprender a nutrir el cuerpo. Como todo aprendizaje, requiere del acompañamiento de profesiones especializados que ayuden a las personas a balancear su alimentación y a conectar con sus necesidades individuales”, remarcó.

Finalmente aclaró que la alimentación vegana requiere cada cierto tiempo la incorporación de suplementación de vitaminas: hierro, vitamina de complejo b, vitamina d, vitamina c. La deficiencia de nutrientes genera síntomas físicos que pueden corregirse.

Hay compromiso neurológico en niños, según los médicos

Los lactantes hijos de madres veganas o vegetarianas tienen mayor riesgo de deficiencia grave y compromiso neurológico debido a la deficiencia de vitamina B12, según un estudio que realizaron médicos del Hospital Garrahan el año pasado. El trabajo se hizo a partir de un bebé que ingresó al nosocomio con retraso madurativo, convulsiones, hipotonía y falta de succión. La investigación, que advierte sobre el aumento de casos de niños con problemas neurológicos por la falta de esta vitamina y su relación con el incremento de dietas veganas, fue publicada en la revista de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).  

En Bélgica, la Real Academia de Medicina hizo pública la recomendación de que los menores, las embarazadas y las madres que dan el pecho no sigan una dieta vegana. Esta alimentación restrictiva puede llegar a tener consecuencias muy graves sin un control adecuado, dijeron.

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