El adiós franciscano desde los ojos de un antiguo fraile

El adiós franciscano desde los ojos de un antiguo fraile

A fray Juan Carlos Larcher, de 83 años, le cuesta convencerse de la decisión de cerrar el convento tucumano y abandonar la provincia.

EN EL TEMPLO. Fray Juan Carlos Larcher es de una familia de religiosos. LA GACETA / MAGENA VALENTIÉ EN EL TEMPLO. Fray Juan Carlos Larcher es de una familia de religiosos. LA GACETA / MAGENA VALENTIÉ

Cuando se enteró de que la orden había sido retirar la presencia franciscana en Tucumán después de 453 años, no se le ocurrió otra cosa que pensar dónde había dejado su vieja valija. Era la reacción natural de un fraile con 59 años de cumplimiento del voto de obediencia. Fray Juan Carlos Larcher, de 83 años, es el más antiguo en la fraternidad de la esquina de 25 de Mayo y San Martín.

Camina lento, pero su cabeza vuela. No usa el hábito marrón. “Una historia que no viene al caso”, resume. Un típico caso de aquello que de que “el hábito no hace al monje”. Lo atestigua con su propia vida. A 13 años entró al Seminario Menor.

En el convento de Tucumán estuvo dos veces, una de ellas con su propio hermano que también era sacerdote franciscano. Se fue justo antes del peor momento que vivió la orden en Tucumán: el asesinato de la docente Beatriz Argañaraz por otras dos miembros de la comunidad, antes de asumir como directora del colegio Padre Roque Correa. Pero escuchemos la propia voz del fraile, con su relato lleno de ocurrencias y buen humor.

- ¿Dónde ha nacido? Cuéntenos un poco de su vida.

- Somos de Chaquiago, pero nosotros le cambiamos el nombre, le pusimos Chicago City. Porque está a 80 kilómetros de Londres y a 100 de Alemania. Los catamarqueños decimos Alemanía, con acento en la “i”. Éramos 12 hermanos. De los siete varones, cinco entramos a la vida sacerdotal; y de las cuatro mujeres, tres fueron religiosas. Ahora solamente quedamos dos sacerdotes (mi hermano Pedro Ezequiel, que está en Jujuy, y yo) y las tres religiosas.

- ¿Por qué eligió ser sacerdote franciscano?

- Es un misterio. Yo tenía un tío que era el fundador del partido comunista en mi pueblo, junto con otro sacerdote que nos trajo al seminario a nosotros. Ese pueblo tiene muchísimos sacerdotes y religiosas. Por eso nos gusta decir que es pueblo “levítico”. Ahí nacimos y vivimos.

- ¿Y usted a qué edad decidió ser sacerdote?

- A los cinco años ya quería entrar al seminario, porque ese tío mío que era comunista decía que los curas eran todos vagos, que comían de lo mejor, y sin trabajar. Y eso era lo que yo quería, por eso entré. (Levanta el mentón y asiente con la cabeza). Lo más lindo es que cuando mi hermano se recibe de sacerdote ¿sabe dónde fuimos a hacer la acampada de todos los frailes, que eran como 50, para el aniversario de la profesión de él? En la única casa cerca que era la de mi tío, el comunista.

- ¿Por qué decidió entrar en la orden franciscana?

- En el pueblo teníamos dos sacerdotes franciscanos. Uno de ellos era el padre Leonardo Chaile. Nosotros lo queríamos mucho, él nos enseñaba catecismo y nos preparaba para la primera comunión. El pueblo no tenía parroquia, así que caminábamos cuatro kilómetros a la mañana temprano para ir a misa. Íbamos todos en fila por el costado del camino; mi hermano solía decir: “ya comenzó a andar el tren”. Íbamos a misa a la parroquia de San Francisco, que es también el santo patrono de Andalgalá.

- ¿Cuántos franciscanos salieron de ese pueblo?

- Muchos patinaron en medio del camino, pero habremos salido unos 10 entre franciscanos y del clero secular, y unas 15 religiosas. El pueblo tendría unos 600 habitantes, no más.

-¿Cómo fue su formación?

- Primero me llevaron a la escuela Padre Ramón de la Quintana, de Catamarca, donde había hasta 4° grado, después me pasaron a Córdoba y de ahí a Buenos Aires, donde hice el secundario. A los 13 años entré al Seminario Menor. El padre Chaile me llevó a mí y fue llevando a todos mis hermanos con el mismo itinerario.

- ¿Cómo fue el momento en que se tuvo que ir de Tucumán por primera vez?

- Yo vivía en este convento con mi hermano Guillermo Tiburcio. El 25 de noviembre se cumplió un nuevo aniversario de su muerte, hace 12 años. Él se estaba preparando para los 50 años de su ordenación sacerdotal. El Señor se lo llevó para festejar con él allá. Yo estuve de apoderado legal del colegio Padre Roque Correa hasta cinco días antes de que se produjera lo de Bety que tenía que hacerse cargo como nueva directora. Fui trasladado a otro lado y cuando llegué allá me enteré de lo que sucedió. Me salvé de ese desastre que no sólo afectó al colegio sino a toda la provincia franciscana.

- ¿Qué siente ahora que se va?

- Todavía estamos en veremos, porque no es una camisa que se la pone y se la saca. Por eso se le hizo la propuesta al arzobispo, porque es un templo que tiene mucha historia. Aquí estuvo fray Mamerto Esquiú para defender la Constitución que se aprobó en Tucumán, después de aquel famoso discurso. La Iglesia tuvo un papel muy especial en el congreso de Tucumán. Yo tengo voto de obediencia, así que si me dicen que me vaya me voy, a nosotros nos viven cambiando. Yo ya me estaba por ir pero me dicen que espere hasta marzo. Todo esto se tiene que estudiar.

- El problema es la falta de vocaciones...

- Vocaciones hay, para mí el problema está en la formación desde la familia. Ya no pensamos en la opción de la vida religiosa. Tenemos que volver a la familia. Se necesitan tres para ser una fraternidad, pero pienso que con dos, y con autorización, se podría... No es la cantidad el problema, sino la formación que se trae desde la casa.

PALABRA OFICIAL
La decisión está tomada
La Provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata resolvió suprimir cuatro presencias franciscanas. Una de ellas es el convento de Tucumán. Las otras son el convento de San Lorenzo, en Santa Fe, la parroquia de La Merced, en Corrientes, el convento y parroquias de Padua en Buenos Aires, y el convento y parroquia de la Inmaculada en Caaguazú, Paraguay. Pero se abrirá una casa de retiro en Tafí del Valle. La orden franciscana ya comenzó tratativas con el arzobispado de Tucumán para ceder el templo para que siga abierto al culto. Los franciscanos se irán en marzo. Antes deberán firmar el contrato que por ahora está en estudio.

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