Día de la Inmaculada Concepción: peregrinar, una especial tradición familiar

Día de la Inmaculada Concepción: peregrinar, una especial tradición familiar

MULTITUD. Cientos de familias de dieron cita en La Reducción. la gaceta / foto DE ANALÍA JARAMILLO MULTITUD. Cientos de familias de dieron cita en La Reducción. la gaceta / foto DE ANALÍA JARAMILLO

Lluvia. Frío. Sol. Calor. Varias veces se empapan y se secan las ropas de los peregrinos en su caminar ligero por la ruta hacia el santuario de La Reducción, Lules. Bordeando el camino, decenas de banderas argentinas siguen la pequeña imagen de la Virgen del Valle, adornada con flores de colores, al ritmo alegre y monótono de los violines. A las 4 de la mañana del sábado 7, 147 promesantes salieron del barrio Diagonal Norte, de Los Pocitos, Tafí Viejo. En el camino los agarró la lluvia pero llegaron a Lules con sol, a las 16. A la medianoche durante la primera misa de la Fiesta de la Inmaculada Concepción, morían de frío. Ayer fue al revés: salieron con frío a las 7 desde La Reducción y ardieron con el calor de la siesta hasta llegar por la noche.

DE TAFÍ VIEJO. Un grupo de 147 personas de Los Pocitos camina por la ruta. DE TAFÍ VIEJO. Un grupo de 147 personas de Los Pocitos camina por la ruta. LA GACETA / HÉCTOR PERALTA

Los peregrinos de Diagonal Norte suelen regresar a su casa a las 22. Se demoran más en volver porque al pasar por los barrios los vecinos salen a su encuentro para santiguarse, arrodillarse frente a la imagen ya bendecida en el santuario y tomar gracias de ella.

“El fundador de esta peregrinación era don Miguel Martín, que falleció hace nueve meses. Era un hombre humilde que estaba enfermo del riñón. Hace 30 años se fue a Catamarca para hacerle la promesa a la Virgen y volvió con una imagen, que es esta. Todos los años la sacaba en peregrinación. Él compraba la comida y la bebida para la gente que lo acompañaba. Justo hoy se cumplen 30 años, pero él ya no está. Queda su esposa, Gladys de Martín, y yo, que era un peregrino más”, relata Javier Jiménez, mientas las lágrimas le resbalan por las mejillas.

MULTITUD. Cientos de familias de dieron cita en La Reducción. MULTITUD. Cientos de familias de dieron cita en La Reducción. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO

Javier también tiene una historia para contar. No le quedan lugares en los brazos sin algún tatuaje de la Virgen. “Es mi manera de llevarla a todos lado conmigo, de expresar mi fe por Ella”, sonríe. “Cuando yo tenía 12 años un día me escapé sin permiso de mi casa y junto con mi amigo Diego, que también falleció, nos fuimos a peregrinar. Ahí conocimos a don Miguel Martín y nunca más dejamos de venir”, cuenta el joven, de 29 años, padre de dos niños. “Yo también recibí una gracia: mi hija tenía un problema cardíaco, y gracias a la Virgen, a los cinco años se le desapareció sin dejar rastros”, dice y pide un aplauso por los peregrinos, quizás para no explotar en llanto.

El santuario de La Reducción está remozado. La eterna fila de fieles para saludar a la Patrona se ha desmembrado en tres. Los devotos pueden llegar más rápido a dos imágenes, la titular y la peregrina, y a otras que traen los misachicos y que se dejan sobre el altar. La madre María Alicia Gómez está muy contenta con los arreglos que se han podido hacer en el templo. “Se pusieron chapas nuevas y se pintaron las paredes, gracias a la comisión de laicos, con donaciones de los fieles. Se recaudaron fondos con bingos, venta de locro y empanadas, el quiosco, la santería y la mano de obra de la intendencia de Lules”, explica.

VESTIDOS. Se exponen los trajes que  encargan los promesantes. VESTIDOS. Se exponen los trajes que encargan los promesantes.

La madre Alicia es una de las tres hermanas (estos días son cuatro) de la congregación Marta y María que cuidan el santuario. No duermen en toda la noche atendiendo a los peregrinos que van llegando a cada momento; ellas los reciben con mate cocido y bollo. Pero no es lo único que hacen durante el año: también atienden los hogares de ancianos San Isidro de Lules y “Paz y Bien” de Concepción, la Pastoral del Santísimo en Lules y la de Tafí del Valle.

Las religiosas vinieron hace 23 años de Guatemala, traídas por el padre Miguel Alderete Garrido. De ellas fue la idea de renovar todos los años el vestido de la Virgen. Imposible decidirse por el más hermoso, todos están bordados a mano. Los encarga cada promesante. Este año las hermanas hicieron una exposición con los vestidos más bonitos de la Virgen.

En los jardines del templo, los peregrinos descansan y resfrescan sus pies sobre el césped. Muchos despliegan sus carpas para dormir una siesta. Al mediodía comen a la canasta. Lucía Argota reparte sánguches de milanesa entre su hijo Javier Cajal, su nuera y sus tres nietos y su otra hija. “Hace más de 50 años que vengo todos los años a la peregrinación porque nos traía papá; ahora yo traigo a los míos”, sonríe. Siempre hay alguien por quien pedir. Desde hace tres años, las oraciones son para agradecer por Kevin, hijo de Javier, que tenía convulsiones y se curó. “Ahora mi hijo Javier se viene solo caminando por la noche y al día siguiente nosotros llegamos en colectivo. Esto va a seguir así porque ya es una tradición familiar”, piensa Lucía: “ser agradecidos con el buen Dios que siempre nos tiene presentes”.

De Salta a Catamarca en bicicleta                  

Cuando nació mi hijo Ramón, le dieron 24 horas de vida. Pesaba 900 gramos. Pero yo dije no puede ser. Dios no puede permitir esto. Y le prometí a la Virgen del Valle que mientras mi hijo viviera me tendría ahí a mí agradeciendo por su vida”. Pasaron 20 años, Ramón es un joven sano, cosechador de frutas en las quintas, y su padre, Norberto Chaile, un albañil de 60 años, todos los años saca su bicicleta de la ciudad de General Güemes, Salta, donde vive y se va hasta el pueblo de Yuto, Jujuy, desde donde realiza su travesía hasta Catamarca. Tarda cuatro días en realizar 800 kilómetros. “Tardé siete años en cumplir la promesa, porque no tenía recursos para ir, pero aquí estoy”, dice sonriente. Norberto es sordo de un oído desde los ocho años y sufre diabetes tipo 2. Ha criado solo a sus tres hijos, y en sus bolsillos lleva caramelos y estampitas para los chicos que se acercan a mirar su bicicleta.

Día de la Inmaculada Concepción: peregrinar, una especial tradición familiar
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios