Cartas de lectores
05 Diciembre 2019

Enseñanza de historia

He leído con interés las noticias publicadas sobre la enseñanza de nuestra historia en los diversos niveles educativos tucumanos. Al respecto, no concuerdo con el vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras, quien afirmó que “la mayoría de los docentes de la Facultad ha investigado el pasado provincial”. Hay sin duda muy buenos historiadores entre los docentes en la carrera de Historia que se dicta en esa Facultad. Pero no hay duda que la misma sigue teniendo una orientación muy marcada hacia la docencia. El escaso número de tesinas de licenciatura defendidas en los últimos diez años (sólo 18) es prueba incontrastable. Es decir, la abrumadora mayoría de los graduados en historia de la UNT no egresan especializados en investigación. Algunos ni siquiera han pisado el Archivo Histórico de la Provincia u otros repositorios documentales. En cuanto a la reciente modificación del plan de estudios que contempla la creación de una “Cátedra de Historia de Tucumán y la Región” no tiene todavía impacto. Ni siquiera se ha llamado a concurso para cubrir los cargos docentes. En 2016 dirigí una tesis de licenciatura sobre los inicios de la profesionalización de la historia en nuestra provincia, a partir de la creación del Instituto de Estudios Históricos de Tucumán en 1934, y cuyo director era el Dr. Emilio Catalán. En su reglamento establecía una serie de normas para la validación de la producción historiográfica, un proceso en el cual especialistas someterían a un minucioso control el ejercicio del oficio de historiador. También crearon la Junta conservadora del Archivo Histórico Provincial, que respondía a la necesidad de conservar, organizar y publicar los documentos que formaban parte del patrimonio histórico. Es que para el Instituto la calidad del conocimiento producido debía ser resultado de una sistemática consulta de fuentes y bibliografía, pero también debía atenerse a un riguroso protocolo de investigación. La creación del Departamento de Filosofía y Letras, constituido en Facultad de la UNT en 1939, coincidió con la disolución del Instituto de Estudios Históricos de Tucumán. Así, los estudios históricos en nuestra provincia pasaron a manos de profesores foráneos que no impulsaron investigaciones con orientación regional. La historia de Tucumán no formaba parte de los planes de estudio, situación que se mantuvo hasta nuestros días. Considero que la relevancia del proyecto no admite sostenerlo con un ingenuo voluntarismo, o con empresas irrealizables como el cabildo abierto en el teatro San Martín donde se espera que 5.000 alumnos, padres y docentes se pongan de acuerdo en su implementación. Este proyecto debe asentarse sobre bases sólidas. Debe convocarse, en primer lugar, a los expertos en historia de Tucumán que hayan validado su producción en el marco de las buenas prácticas de la actividad científica. Porque no olvidemos, la historia también es una ciencia.

Marcela Vignoli

Doctora en Historia

Profesora Adjunta de Metodología de la Investigación Histórica para Arqueólogos-Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo (UNT)
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El potrero del Clavillo

Si en su debido momento se hubiera llevado a cabo la obra del dique El Potrero del Clavillo en Las Estancias, no se hubieran producido las inundaciones que afectan al sur tucumano cada vez que llueve intensamente y muy especialmente a la población de Medinas. Para la construcción de El Potrero del Clavillo se llamó a licitación pública en la década de los años 70. Ganó la empresa tucumana Sollazo Hnos., quienes comezaron la obra haciendo un puente que uniría las dos márgenes del río, para se pudiera acceder al cerro de enfrente y hacer la picada que llevaría al corazón mismo de lo que sería el dique. Posteriormente se hizo un barrio de viviendas en piedra bola emboquillada para el personal jerárquico. Ya comenzadas las primeras obras, en un momento determinado se rescindió el contrato a la empresa Sollazo Hnos y el dinero se destinó para otras obras de modo que se atrasó al NOA por más de 40 años. Aún más, juntamente con el dique, se haría el camino que uniría Tucumán con Las Estancias, Andalgalá, Belén, Tinogasta y Fiambalá. Ya estamos en la puerta del Paso de San Francisco, perfectamente pavimentado (viaje que hicimos con unos amigos) y así llegamos a la ciudad chilena de Copiapó. Unos kilómetros más, y arribamos a Caldera del Mar sobre el Pacífico. Ese es el famoso corredor bioceánico que permitiría al NOA comerciar con Chile y tal vez con China y Japón. Nunca se reflotó ese proyecto, si bien es cierto que en muchas oportunidades se habló de llevarlo a cabo, pero todo quedó en la nada. ¡Y miren cuánto perdimos!

Silvia Neme de Mejail

Otra vez una suba

Como una broma cruel del destino; así cayó en los usuarios del transporte público de pasajeros la suba a $ 30 (25%) del boleto. El aumento acumulado en el año es de 93,5%, de $ 15,50 a $ 30. Fue como ver una vieja, desagradable y repetida película de terror en el mes de las fiestas de fin de año. Genera mucha bronca e impotencia, a la vez que significa un fuerte golpe a la ya precaria economía familiar, generada por un Gobierno en retirada. Justo que empezaba a respirar aires esperanzadores por el recambio presidencial del 10 de diciembre, este golpe al bolsillo de los tucumanos amarga aún más. Se me ocurren algunas sugerencias para contrarestar estos aumentos: 1- Compartir vehículos con los vecinos, autos, motos, Trafic o minibús, pactar los horarios y compartir los gastos. 2- Al servicio de taxis proponerle el pago del pasaje ida y pactar la vuelta entre todos al mismo costo de los colectivos, pero sentados y sin ensuciarse la ropa y sin riesgos de robo. 3- La bicicleta es una muy buena opción; las patinetas también. 4- Las motos de 50cc, que no son apetecibles a los ladrones. 5- Levantarse media hora más temprano y caminar hasta 20 cuadras, sería lo óptimo. 6- Solicitar a los concejales que autoricen un nuevo servicio de autos compartidos, con paradas, horarios, frecuencias y precios igual al colectivo. 7- Todas las unidades de colectivos deben tener aire acondicionado, estar limpias y perfumadas; los pasajeros deben viajar sentados y asegurados; parados las compañias aseguradoras no los cubren. 8- Los choferes deben estar limpios y bien vestidos (sport); cada terminal debe limpiar las unidades y desinfestarlas. 9- Carriles exclusivos para colectivos, restricciones a autos, camionetas particulares; solamente podrán circular por el centro taxis y servicios públicos de transporte. No tengan dudas vecinos de que con competencia bajará el precio del transporte de pasajeros y a la vez mejorará el servicio para bien de todos y todas.

Luis Alberto Marcaida

Raúl Colombres 102, San Miguel de Tucumán

Ingreso a medicina

Un lector opina sobre el ingreso sin cupo a la Facultad de Medicina de la UNT (carta “La carrera de Medicina”, de Darío Albornoiz, 2/12), haciendo mención de los “estudiantes” que ingresan sin vocación a llenar aulas magnas para jugar a las cartas o con el celular; también se refiere a la gratuidad, el ingreso de extranjeros y a la posibilidad de estudiar otras carreras como alternativa profesional. A estas reflexiones podemos contestar que: 1) es cierto que el ingreso sin cupo implica un primer año de alta densidad estudiantil, pero esta situación se da en todas las carreras de la UNT, en la cuales también ingresan alumnos sin vocación definida, sin la capacidad de afrontar las imposiciones de la carrera e inclusive del nivel universitario; sin embargo no se da el “cupo de ingreso”, que además se ha impuesto violando la Ley. 2) Sobre el ingreso de extranjeros, es una política que probablemente deba revisarse pero que no debe justificar que los argentinos que quieran optar por una carrera se encuentren condicionados por esta circunstancia. 3) Respecto de la opción de otras carreras y la “necesidad” que haya más o menos profesionales de una u otra orientación, realmente no resiste análisis; con ese criterio la UNT debiera hacer un ingreso único y asignar alumnos aleatoriamente a cada carrera de acuerdo a la necesidad social. Sin duda la UNT adolece de un mal que es el cursado “vegetativo” de algunos estudiantes y no me refiero a los casos de carreras de largo plazo porque deben trabajar y estudiar, inclusive personas con carga de familia; pero sí creo que -al menos al principio de la carrera- se deben establecer estrictas normas de regularidad, con un mínimo de materias cursadas y aprobadas por año, para desalentar a los que ingresan buscando “chapa” de alumno universitario tomando la carrera como un hecho social e inclusive para justificar la demora en una actividad laboral -debe leerse, vagos-. En tanto, restringir el ingreso a la Facultad de Medicina de la UNT es un acto de injusticia para muchos jóvenes que merecen tener una oportunidad.

Gladys Olmedo


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