Carlos "Burro" Chacana: un tucumano en el fútbol israelí

Carlos "Burro" Chacana: un tucumano en el fútbol israelí

El ex delantero de San Martín y de River lleva 15 años viviendo en Tel Aviv, junto a su familia. Sus dos hijos siguen sus pasos.

En esta época del año oscurece temprano en Israel. Pero por más cerrada que se presente la noche, todos saben que en cualquier momento el cielo se puede iluminar por los cohetes que a veces llueven sobre la ciudad. “El lunes (11 del mes pasado) el Ejército de Israel mató a uno ‘picante’ de Gaza, y desde allá empezaron a tirar cohetes. La mayoría cae en el sur; en Ascalón, en Asdod. Pero ese día dos llegaron hasta Tel Aviv. De todos modos, con la ‘Cúpula de hierro’ los hicieron explotar en el aire. Al día siguiente fue más complicado; sobre todo en el sur. No dictaron clases y algunos no fueron a trabajar. Y en un sector suspendieron todas las actividades. Después, todo tranquilo, se apaciguó”. Carlos Chacana (43 años) cuenta la escalofriante anécdota como quien narra un hecho cotidiano, sin que se le aceleren las pulsaciones. El ex delantero de San Martín y de River vive en Tel Aviv con su familia desde hace 15 años. Ya están acostumbrados. 

Aun hoy continúa jugando al fútbol, en Macabi Or Yehuda, un equipo de la 3ª categoría del país de Oriente Medio. Además, es el director técnico de las divisiones inferiores. “De a poco me voy metiendo en la vida del entrenador. Creo que es mi último año como jugador y luego, si Dios quiere, empezaré a dirigir. Me gustaría empezar por los juveniles; manejar las inferiores y volcar allí toda mi experiencia. Luego, con el tiempo, veré si estoy para dirigir a los mayores”, explica.

Además de su actual club, en Israel jugó en varios equipos: Hapoel ashkelon, Hapoel ramat gan, Hapoel kfar shalem y Hapoel ber sheva. Pero no vive sólo del fútbol. “Cuando vine me metieron a trabajar en la Municipalidad de Tel Aviv, que es gigante, la más grande del país y acaso una de las siete mejores del mundo. Mi día comienza a las 6; y luego del trabajo voy a las prácticas. Muy movidita la semana, y llegás destruido al viernes”, admite.

Pero los fines de semana no descansa, porque debe llevar a sus hijos, que heredaron su gen futbolista, a entrenamiento. “Tiziano ‘Tini’ tiene 15 años. Juega de delantero en el Hapoel Petach Tikva, y fue convocado a la selección de Israel (en la foto secundaria, junto a su papá). Ronen tiene 13, y juega de ‘10’ en Hapoel Ramat Gan”, cuenta, orgulloso. Ambos nacieron en Tel Aviv, de su matrimonio con Priscila Radusky.

Chacana recuerda con mucho cariño su paso por San Martín. A tal punto que los casi 12.500 kilómetros que separan su casa de La Ciudadela no resultan un problema para que esté atento al presente del “Santo”. “Va por el buen camino. Les está sacando un buena diferencia a los de abajo; y eso es muy importante. Dios quiera que pueda ascender de nuevo y, definitivamente, mantenerse en Primera, como tiene que ser. Trato de seguirlo por internet cada vez que puedo, porque hay cinco horas de diferencia”, explica. Y dentro del afecto que siente por el club, destaca a la hinchada “ciruja”: “lo de la gente es algo impresionante”.

No sólo está pendiente del fútbol. Chacana también está atento a lo que sucede en la Argentina. “Siempre me fijo lo que pasa en el país; por mi familia y por mis amigos. En la iglesia siempre le pido a Dios porque todos ellos tengan trabajo y buena salud. Espero que todo mejore ahora, con la llegada de este nuevo presidente. Dios quiera que pueda componer la situación”, anhela.

Regalos preciados

Chacana tiene una relación especial con Ariel Ortega -a ambos los apodaron “Burro”-, con quien compartió plantel en River, en los albores del milenio. Entre los más preciados tesoros del tucumano se cuentan varias camisetas que le regaló el ídolo del “Millonario” y ex creativo de la Selección argentina. Entre estas, precisamente una “albiceleste”. “Me la regaló Ariel después del partido de despedida de (Diego Armando) Maradona (la que viste en la imagen principal) Es la original; todo el mundo me la quiere comprar, pero no hay chances de que la venda. Cuido como oro todas las camisetas que me dio”, dice.

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