Cartas de lectores

Prioridades tucumanas

Hay 1.450 personas reclamando su sueldo a 18 concejales. Son 80 sueldos que reparte cada “honorable concejal”, 26 millones de pesos mensuales del dinero de los contribuyentes que debía destinarse a reparar calles y mantener la ciudad. En otras comunas se manejan con burocracia, ignorancia y bravuconadas parando inversiones genuinas y provocando pérdida de fuentes de trabajo privado, para mostrar poder al mejor estilo feudal sin amparo legal y causando la ruina de las empresas. Otros municipios muestran encarnizadas peleas familiares entre funcionarios para asegurarse abiertamente su futuro personal con recursos del Estado, sin importar parentesco ni honestidad. La SAT sólo consiguió en todo el año 2019 algo menos de 110 millones de pesos para reparar la destruida y obsoleta red de agua y cloacas, mientras los contribuyentes navegamos en medio de la materia fecal y la pésima calidad de servicio. Nuestros “honorables legisladores” piensan dilapidar 6.500 millones de pesos, o sea casi 2 millones por día (también de nuestros impuestos), pero no hay fondos suficientes para solucionar el problema de las inundaciones o controlar el narcotráfico. En la campaña política 2019 se gastaron más de 700 millones de pesos, pero no hay fondos para reparar las rutas, como la del circuito turístico, entre muchas otras, que están en estado calamitoso. El presupuesto provincial supera los 156.000 millones de pesos, pero la educación pública, según las recientes jornadas del Observatorio Argentinos por la Educación, refleja un paupérrimo nivel académico y como resultado sólo produce ciudadanos generalmente rehenes de un plan social, que no tienen ninguna posibilidad en la vida, y mucho menos, salir de la pobreza extrema. Esa inmensa masa de recursos económicos, producto de una exorbitante presión fiscal, no parece destinarse al bien común, sino a mantener un Estado cada vez más grande e ineficiente, que gasta en sueldos, política, corrupción y nepotismo, mientras los ciudadanos claman por mejores caminos, menos basura, más seguridad, mejor educación, nueva infraestructura, mejor salud y menos despilfarro. Los hechos que vienen sucediendo en Latinoamérica indican que la tolerancia a este creciente y aberrante tipo de conductas políticas tiene un límite muy estrecho, que nuestros funcionarios parecen ignorar.

Pablo Cotella


UCR

Como afiliado con más de 50 años a la Unión Cívica Radical, es mi deseo llegar al conjunto de radicales y sugerirles algunas definiciones, con el objeto de que nuestro partido vuelva a tener la presencia que tuvo en épocas anteriores. Vemos, últimamente, cómo la UCR está resurgiendo de su letargo en algunas provincias como Mendoza, Córdoba, Jujuy, la CABA, y otras, y da pena ver en Tucumán un partido intervenido desde hace tiempo ya y que, poco a poco, nos vayamos acostumbrando a ser “cola de león” de una alianza que nos impone los candidatos y a la cual debemos recurrir, sin mencionar las históricas reservas que contienen nuestros antiguos referentes, con presidentes iniciados en luchas armadas como Yrigoyen, honestos como Illia, demócratas como De la Rúa y Raúl Alfonsín, que no fueron procesados por corrupción. Y en nuestro terruño, gobernadores como Campero, Critto, Bascary, Gelsi, y Barbieri, que no dejaron sus cargos con los bolsillos llenos y que son ejemplos a seguir. Pero, que nuestro partido cambió, sí, lo hizo cuando nos invadieron los Alperovich, Morelli, García, Yapura Astorga, García Biagosh, Graneros, que saltaron de cerco ubicándose como opositores a nuestras filas, reemplazando a aquellos grandes dirigentes que tuvimos como Tarulli, Rotundo, los Mopte, los Cárdenas, los Heredia, Fabio, Lencina, Bulacio y tantos otros. Y aun así, pienso que se puede volver a ser fuertes en Tucumán, no nos olvidemos que Chebaia fue electo gtobernador y lo trampearon. Creo, realmente, que se puede resurgir en la provincia, evitando en lo posible la menor incidencia de aquellas internas que terminan desmembrando al partido. Busquemos los mejores hombres y mujeres que aún tienen convicción y reiniciemos nuestras luchas, y cambiemos los nombres que, desde hace muchos años ya, se sienten figuras y que no tienen el verdadero apoyo de nuestros simpatizantes. Con esta carta, quizás poco comprensible, es mi deseo despertar un poco a los radicales, que los veo muy callados.

Enrique J. Ortega

Ley de educación

En Tucumanos de LA GACETA del 26/11 aparece una nota sobre las Olimpíadas de Historia, y dentro del cuerpo de la misma, un recuadro que se titula “Ya es ley provincial”. Quiero aclarar, como ya lo hice en la carta publicada en esta misma sección el 11 de octubre, que la Ley Educación de la Provincia (Ley Nº 8.391), sancionada con fecha 16/12/2010 y promulgada el 29/12/2010, establece en su art. 9 que “Son fines y objetivos de la política educativa: … 15) Afianzar el conocimiento de la historia, la geografía y la cultura de la Provincia, que fortalezcan la identidad provincial y posibiliten la valoración y el resguardo de su patrimonio natural, cultural y sociohistórico”. Con esto queríamos subsanar el déficit de la conciencia histórica, del cuidado del medio ambiente, así como la valoración de nuestra riqueza cultural. Y en el art. 114 de la citada ley, establece que “la Autoridad de Aplicación (en este caso el Ministerio de Educación de la Provincia) debe incorporar en los Diseños Curriculares los contenidos… establecidos por la presente Ley…” Me pregunto, pasados casi nueve años de la promulgación de la Ley Provincial de Educación, ¿fue necesario sancionar otra ley para que se cumpla/implemente esta norma? ¿Qué nos está pasando a los tucumanos? Hay que sacar dos o tres veces una ley para lograr que se cumpla? Por otra parte, la Ley N° 8.391 tiene otros artículos que aún no se implementaron. Nuestros niños y jóvenes aprenden en gran medida por el ejemplo de los adultos. Seamos respetuosos en el cumplimento de la Ley si queremos que la República y la democracia gocen de buena salud.

Susana Montaldo

Jubilados docentes

Los docentes jubilados queremos apoyar las aseveraciones de la profesora María Eugenia Ezquer en su carta del 25/11. No es fácil, como ella expresó, cruzar el “muro” de la Anses. Pero gracias a un legislador que nos ayudó y nos ayuda en nuestros reclamos, nosotros tenemos fe en que podremos cobrar los juicios por movilidad. No claudicaremos. Es nuestro dinero que ganamos honradamente. Empapelaremos los tribunales, no sólo con la ley 24.016 de la movilidad, sino que agregaremos la ley 26.485 de protección integral de las mujeres, artículo 5 inciso B. Así como por vocación ejercimos la función docente, aspiramos a ser beneficiados en nuestros reclamos.

Olinda Noemí López


Cambio de gobierno

Varios lectores de este espacio vituperan al presidente no peronista saliente haciéndolo responsable de todos los males de la Argentina como si hubiese sido él el artífice de todos sus desaguisados históricos. Sin duda cometió errores y son palpables a la vista pero sus aciertos se pueden valorar en la vida de las instituciones en que deja al país. Si comparamos que casi el 41% lo votó en relación al 48% que votó al amontonamiento de los usufructuarios del mito peronista, evidentemente para una buena parte de la sociedad el presidente saliente significa por primera vez en más de siete décadas la posibilidad que Argentina inicie un camino institucional. La miopía al analizar sólo algunos aspectos económicos en estos últimos 4 años no se compadece ante la quita de 13 ceros a nuestra moneda de curso legal que acaeciera en las décadas anteriores. Esos vituperantes no soportan la idea que en nuestro país se respete la institucionalidad, único basamento de desarrollo de la Argentina. Hay quienes sostienen que nuestro país no es rico. Esta falta de valoración los hace caer en error ya que nuestra riqueza es innegable. El problema es que tanto un 48% de la población elige a representantes que no se comprometen a respetar las instituciones; como que los mismos privilegian sólo lo económico para mantener a la mayoría de sus huestes con un “chori” o un bolsón. Hoy somos casi el 41%. En cuatro años espero que superemos con creces ese porcentaje; lo que significaría que Argentina se consolidará en la vía del desarrollo. Sin respeto institucional no hay posibilidad de equilibrio económico.

Luis Vides Almonacid


Las cosas como son

El mandato de Macri está por finalizar de una manera más que desastrosa. Ha generado 5 millones de nuevos pobres que “cayeron” de la clase media a la pobreza; ha generado cientos de miles de desocupados (con todo el drama que esto significa); ha generado el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas; ha generado un endeudamiento salvaje (equivalente al 95% del Producto Bruto Interno). Para dimensionar el desastre causado por Macri no hace falta que ningún organismo brinde datos estadísticos, solo basta caminar las ciudades y pueblos de todo el país para ver la impresionante cantidad de negocios y empresas que “bajaron sus persianas” o ver la gran cantidad de gente durmiendo en las calles o escuchar las desgracias de la gente mayor que fue despojada de sus medicamentos y tratamientos para proteger su salud o ver los comedores comunitarios abarrotados de familias que concurren a estos porque ya no pueden afrontar una mínima alimentación; y ni que hablar de los millones de niños mal alimentados y que hasta las vacunas indispensables se les quitaron. Unas cuantas obras de infraestructura que destacan los seguidores del actual presidente no alcanzan para disimular todas aquellas que no hizo, prometió un millón de viviendas, 3.000 jardines de infantes, miles de escuelas y nada de esto cumplió. Prometió eliminar el impuesto a las ganancias y no lo hizo; prometió generar puestos de trabajo de calidad y lo único que hizo fue incrementar la entrega de planes sociales o crear monotributistas para “maquillar” las estadísticas. Ha “saneado” las tarifas de los servicios públicos haciendo que paguemos cifras escandalosas solo con el fin de beneficiar a sus amigos (o testaferros) dueños de tales empresas y ni siquiera así nos dio el acceso a un mejor servicio. Podría seguir enumerando muchas otras situaciones que “pintan de cuerpo entero” el desastre causado por el peor presidente de la historia democrática de Argentina pero no quiero abusar de los límites que tenemos establecidos en esta sección. Considerando lo expresado (y bastante más que queda en el tintero) me parece que afirmar que el de Macri ha sido un gobierno exitoso es una afrenta y un agravio para con todos aquellos, millones de compatriotas que han sido perjudicados y de muy mala manera por esta gestión.

Oscar Alberto Beltrán

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